Torpes digitales
Llevo una treintena de años trotando detrás del carro de las nuevas tecnologías, pero tengo que confesar que, a veces, ese carro ya me arrastra por no poder seguir el ritmo de las novedades digitales. No tiene poco mérito haber pasado del arado romano al manejo de Internet o el móvil, pero debo admitir que, aunque no me considero un analfabeto digital, sí me veo como un torpe digital. Bancos, empresas o la Administración nos obligan, a empujones, a entrar en ese mundo digital que a uno le da tanto miedo como dificultad tiene para caminar por sus vericuetos. ¡Cómo ha cambiado el mundo en 50 años! Antes, los padres y los abuelos enseñaban a los hijos y nietos a manejarse, ahora son estos los que enseñan a sus mayores. ¿Quién no ha deseado alguna vez la visita de su hijo o nieto para meter en vereda a esos aparatos modernos que se nos rebelan?
Pedro Serrano. Antoñán del Valle (León).