El Rey ya vive
Me da que al paisano Felipe de Borbón y Grecia le sale una cana verde en la coronada testa por cada viva no solicitado que tiene que oír
Voy a salir de otro armario: ni soy monárquica ni dejo de serlo. Tampoco soy republicana ni todo lo contrario a efectos prácticos. La idea de una jefatura del Estado ni vitalicia ni hereditaria sometida a las urnas cada equis años me parece ideal así, en abstracto. Pero, visto lo visto, no creo que este país esté preparado para convertirse en una república de una legislatura para otra. Así que, por ahora, y aunque no me oirán gritando ¡viva el Rey! ni harta de vino porque me moriría del bochorno, digamos que soy felipista. De Felipe VI, concretamente. El otro Felipe, como el otro monarca, Juan Carlos I, son dos jubilados que tuvieron milenios mejores.
Sigo con el outing: tampoco soy politóloga ni analista ni experta en otra área que mi ombligo. Pero sí tan vieja como para reconocer lo que me agrada y lo que me repele, lo que me asquea y lo que me espolea, y lo que me ofende a muerte o me mata de la vergüenza propia o ajena. Así, me agrada la lealtad y me repele la lisonja. Me asquea la pleitesía y me espolea la crítica, por muy radical que sea. La ruindad y la soberbia me avergüenzan y me ofenden a partes iguales. Por eso me siento personalmente aludida, como si el Rey fuera algo mío, cuando los partidos de la derecha le braman al adversario político según qué vivas, como si el Rey, y España, y el vino, ya puestos, fueran de su exclusiva propiedad e incumbencia. No, señores. El Rey es el jefe del Estado de todos los españoles. Ni sagrado ni infalible ni intocable dentro de los límites legales. Así que gritarlo, no —estoy a dieta posnavideña y ando supersobria—, pero no se me caen las teclas por escribir viva el Rey porque el Rey ya vive. Y es tan mío como suyo. Además, me da que al paisano Felipe de Borbón y Grecia le sale una cana verde en la coronada testa por cada viva no solicitado que tiene que oír sin poder replicar siquiera un gracias, pero dejadme vivir tranquilo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.