Petardos sin ton ni son
Otro Fin de Año cargado de pólvora y pirotecnia sin límites. Un día es un día, pero, ¡si solo fuera en Nochevieja! Infinidad de fiestas han hecho del petardo su rey. Sin embargo, ancianos, personas con especial sensibilidad, bebés y mascotas padecen esta moda pueril de los explosivos de uso lúdico. Me pregunto qué aportan a una celebración cualquiera tan molestos estruendos. ¿Por qué no prueban a usar fuegos de artificio sin ruido? Existen. ¿A qué esperan las autoridades competentes para hacer cumplir la regulación de producto tan peligroso? Los petardos no proporcionan bien alguno a quienes lo usan pero causan un mal irreparable a quienes no pueden soportarlos. Ojalá se imponga un poco de orden y concierto en esta pequeña gran incoherencia.
Gonzalo de Miguel Renedo. Logroño
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