Las consecuencias del personalismo
La estructura de los partidos ha perdido la potencia que tenía en el pasado. La nueva dinámica es la confianza absoluta en líderes jóvenes, enérgicos, ambiciosos y relativamente carismáticos capaces de atraer a las masas. Dentro del “todo al líder” no hay lugar para las disensiones: la disidencia debe ser expulsada para ofrecer la máxima unidad posible. La crítica no tiene por qué significar traición o división; el debate es propio del proceso democrático de los partidos.
Jaime Cortizo García, Madrid.
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