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La sociedad ‘online’ enseña de todo

Internet rompe las barreras de cualquier comunidad y hace ilimitada la posibilidad de compartir conocimientos

Sergio C. Fanjul
Getty Images

Albert Bandura, psicólogo canadiense y profesor de la Universidad de Stanford, desarrolló la teoría del aprendizaje social en los años sesenta: contra la idea conductista de que los individuos aprendemos por medio de la prueba y el refuerzo (probamos a hacer cosas y las interiorizamos cuando obtenemos una recompensa, compartimos información entre maestro y aprendiz de forma unidireccional), para Bandura las personas no solo aprendemos de nuestra interacción con el entorno, sino también de las otras personas que nos rodean, al tiempo que influimos en ellas. El entorno social también importa a la hora de aprender. Además, para Bandura las personas no solo aprendemos de forma pasiva, sino que somos actores activos de nuestro propio aprendizaje. Así, aprendemos observando e imitando a los otros e integrando las experiencias que otros han tenido previamente.

Un ejemplo sencillo de lo que puede significar el aprendizaje social (o social learning) es el que se da delante de la máquina de café de una empresa. Un empleado, algo desesperado, le pregunta a otro cómo hacer una cosa que no sabe hacer. El otro, si es buena persona, mientras remueve el azúcar de su café, le explica cómo solucionar su problema: así de simple. Pero el mundo contemporáneo eleva las posibilidades del social learning a la enésima potencia. Nunca hemos tenido tanta posibilidad de aprender de los demás como ahora.

Las nuevas tecnologías de la comunicación hacen que seamos parte de una inmensa red mundial de información y conocimiento: "Hoy gracias a Internet disponemos de una enorme cantidad de información a nuestro alcance y podemos ponernos en contacto directo fácilmente con cualquier persona del mundo que haya generado conocimiento", explica Jordi Jubany, autor del libro Aprendizaje social y personalizado (editorial Universitat Oberta de Catalunya), "casi todo está a un par de clics si tienes las habilidades para encontrarlo". Así, la práctica del e-learning, que es el aprendizaje electrónico a través de vídeos, webs, presentaciones online y otras aplicaciones, pierde su unidireccionalidad y pasa a enriquecerse con las aportaciones de todas las personas de nuestro entorno.

El aprendizaje social, ya sea presencial o digital, es hoy más relevante tanto en el mundo educativo como en el de la formación dentro de la empresa. Además, como se repite frecuentemente, en nuestros tiempos y en el futuro la formación debe ser constante. "Si pensamos en personalizar los aprendizajes, pierde el sentido creer que todos tenemos que aprender lo mismo, a la misma edad (la infancia y la juventud) y en el mismo sitio (el aula). Un certificado o título que diga que aprendiste algo en algún momento ha perdido cierta validez: si no tienes una competencia en el momento actual, es preciso formarse, y hoy es más fácil hacerlo con otras personas", relata Jubany. El social learning fue, según la revista Forbes, una de las 10 grandes tendencias en el mundo empresarial en 2018.

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La empresa es, probablemente, donde más se precisa esa formación ininterrumpida. "El contexto empresarial constituye un entorno especialmente adecuado y fértil para la implantación del aprendizaje social", explica Gabi Navarro, consejero delegado de la empresa ICR Evolution, dedicada a la creación de aplicaciones para la mejora de la experiencia entre las organizaciones y sus clientes, "en este ámbito, por su propia naturaleza, existe una mayor flexibilidad y capacidad de reacción que en el sector educativo para sacar partido a nuevos enfoques o herramientas que puedan ser de utilidad para adquirir y transmitir conocimientos".

Un conocido modelo de aprendizaje es el llamado 70:20:10. Indica que solo el 10% de lo que aprendemos lo obtenemos a través de las maneras tradicionales de enseñanza. El 90% restante llega de otra manera: el 70% de lo que aprendemos lo logramos haciendo las cosas (el llamado learning by doing) y el 20% restante lo aprendemos de los demás. Es donde entra en juego el social learning.

Máximo provecho

Para Navarro, este tipo de aprendizaje dentro de la empresa refuerza el compromiso y la satisfacción de los trabajadores, y es ideal para la adquisición de conocimiento dentro de las llamadas soft skills, esas habilidades transversales que son la comunicación, el liderazgo, el pensamiento creativo o la motivación. Además, el aprendizaje social es una potencial fuente de innovación y transformación en las compañías. Las herramientas se nos presentan por doquier: páginas web, foros, blogs, vídeos de YouTube o aplicaciones de almacenamiento en la nube.

Jubany destaca recursos que podemos utilizar como porfolio electrónico o la rúbrica digital. El primero es una especie de book donde se muestra todo lo que uno ha aprendido y en el que existen partes públicas, donde se muestra tu trabajo a los demás, y partes privadas, para la reflexión y el autoconocimiento. "Ayuda a analizar los procesos de aprendizaje, ver todo lo que has aprendido y los puntos en los que has tenido más fluidez", dice Jubany. Respecto a la rúbrica, se trata de un sistema de autoevaluación o coevaluación donde se ven las habilidades y conocimientos que queremos desarrollar de forma gradual, de fácil a difícil. Así uno puede visualizar en qué punto se encuentra y cuáles son sus metas.

A colación viene el concepto del PLE (entorno personal de aprendizaje) que Jubany describe como el modo en el que adquirimos información (lo podemos obtener de Internet), el modo en el que construimos conocimiento (mediante vídeos, audios, mapas en tiempo real, votaciones online) y el modo en el que lo comunicamos (en las redes sociales o en distintos repositorios digitales). "La empresa tiene que ayudar a desarrollar ese PLE en sus empleados, más allá de los formadores y sus contenidos, porque les servirá para toda su vida", explica.

Herramientas útiles

Una herramienta especialmente útil para el social learning en organizaciones es la que ofrece la empresa Docebo: el módulo Coach & Share es un espacio virtual de reunión y comunicación para los trabajadores, donde pueden intercambiar información, hacerse preguntas, resolver problemas de manera conjunta y, posteriormente, calificar el valor de la experiencia. Además, gracias a técnicas de inteligencia artificial, esta tecnología sugiere a cada participante los contenidos que más se ajustan a sus intereses y necesidades. Así se saca provecho de las personas con diferentes habilidades que trabajan en una misma compañía y que, de otra manera, quizás no entrarían en contacto.

Recientemente la red social profesional LinkedIn ha lanzado la plataforma LinkedIn Learning, que tiene en cuenta las necesidades de formación de los individuos y de las empresas, y así les ofrece cursos y tutoriales: actualmente ofrece unos 13.000 cursos online impartidos por expertos. La plataforma realiza sugerencias de cursos personalizados a cada usuario. El conocimiento fluye y la empresa se fortalece. Según un estudio de la consultora Accenture, el 82% de las empresas que usan herramientas de aprendizaje social desean aumentar su uso en el futuro.

¿Cómo implementar el aprendizaje social en la empresa? Según explica Navarro, deben realizarse con cierta frecuencia evaluaciones sobre las necesidades formativas de los empleados y así conocer sus demandas y darles respuesta. Aunque el aprendizaje social en la empresa se produce de forma espontánea (como en el citado caso de la conversación frente a la máquina de café), la empresa debe impulsarlo mediante herramientas para compartir información y autoevaluarse. También es interesante la creación de un grupo de mentores en los diferentes departamentos que supervisen los procesos de formación y que aporten algo de dirección a los procesos de aprendizaje no formalizados. Por último, es preciso fomentar el feedback y la evaluación de las acciones acometidas: así se afianza el conocimiento adquirido y se promueve la mejora de las acciones formativas. "Los beneficios potenciales de una buena planificación del aprendizaje social son indiscutibles. Ahora bien, la visión de la empresa a la hora de fomentarlo, apoyarlo y evaluarlo será un factor esencial para sacarle todo el partido posible", explica Navarro.

En el social learning también importa la actitud proactiva del trabajador, cuya curiosidad, inquietudes y necesidades son las que dirigen el aprendizaje. "Es adecuado para aquellas empresas que empoderan a sus empleados, aquellas en las que la participación de los individuos se considera imprescindible para impulsar cambios beneficiosos para la compañía", opina Maite Moreno, profesora de la EAE Business School. "El empoderamiento implica en los empleados el desarrollo de una confianza en sus propias capacidades y posibilita que gestionen por ellos mismos aquello que aprenden, facilitando que tenga lugar una auténtica transferencia de conocimientos", concluye la profesora.

Las fases del 'social learning'

Según explica la empresa de recursos humanos Talensoft, hay varias fases para la implementación del social learning en una organización. En la primera fase es preciso promover el uso esporádico del digital learning (el aprendizaje digital), por ejemplo, en un proyecto o materia en concreto. El siguiente paso es lograr el uso continuado del digital learning, se busca aumentar su utilización hasta hacerla regular. Son etapas en las que es importante motivar a la plantilla. La tercera fase consiste en conseguir un uso espontáneo: es necesario que el volumen de información disponible en la aplicación informática utilizada sea suficiente para resultar de utilidad. Por fin, la cuarta fase es donde se logran las interacciones entre los usuarios, cuando llegan a compartir información y conocimiento. En realidad, no es hasta esta última fase cuando podemos empezar a hablar de social learning. "Sabemos por experiencia que, si no se respetan estas fases, la eficacia del proyecto de digital learning será mínima, e incluso inexistente", informan desde Talensoft.

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Sobre la firma

Sergio C. Fanjul
Sergio C. Fanjul (Oviedo, 1980) es licenciado en Astrofísica y Máster en Periodismo. Tiene varios libros publicados y premios como el Paco Rabal de Periodismo Cultural o el Pablo García Baena de Poesía. Es profesor de escritura, guionista de TV, radiofonista en Poesía o Barbarie y performer poético. Desde 2009 firma columnas y artículos en El País.

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