Por qué deberías dar alas a tus hijos
Educar desde la libertad ayuda al niño a aprender a tomar sus decisiones y desarrollar sus talentos y dones
Salir del nido no resulta fácil. Los padres cumplen un papel fundamental para dar alas a sus hijos para que encuentren el camino donde pueden desarrollar sus dones y talentos con el fin de sentirse personas completas y felices. Enseñar a volar a los niños, requiere también saber poner límites, pero desde el respeto de “la libertad y la dignidad de la persona. Esto no implica que el niño haga lo que le dé la gana. Al contrario, se trata de ayudarles a desarrollar la capacidad de decidir por sí mismos sobre lo que quieren vivir y hacerles entender que somos libres cuando somos dueños de nuestras propias decisiones, afianzamos nuestra independencia e individualidad y cuando nuestra voluntad se forja en la medida en que podemos aportar nuestros verdaderos dones y talentos al entorno”, explica María José Lladó, psicopedagoga.
Saber volar nos permite vivir sin miedo de que la rama que nos sujeta se rompa. Cuando se dan alas a los niños para que desarrollen sus dones y talentos, se les acompaña en su proceso de maduración personal desde el respeto de sus peculiaridades e inquietudes. De esta forma, el niño enriquece a la sociedad y viceversa. La forma de educarles para que se sientan libres, pero con determinados límites que les reconduzcan y orienten es “a través del ejemplo de los adultos, porque en nuestra sociedad se dice que se valora mucho la libertad, pero no es cierto. Se confunde la educación con repetir cosas, adoctrinar, instruir y hacer lo mismo que el resto. Enseñar a despegar y aterrizar a los niños es el reto de los educadores. Cuando el niño se relaciona desde su arte y su don, se enriquece tanto él, como el mundo que lo recibe. La persona debe descubrir su propia verdad, conociéndose más a sí misma poco a poco y con el apoyo de sus maestros o tutores.”, explica María José LLadó.
Educar al niño para que aprenda a elegir sin miedo
Cada día, sin ser conscientes de ello, realizamos muchas elecciones. “El trabajo de los padres es enseñar a los hijos a elegir bien. Por ello, conviene comenzar a temprana edad con cuestiones sencillas como escoger varias prendas de ropa. Es aconsejable que el niño aporte la razón de su elección. El hecho de dar a escoger a nuestros hijos les proporciona mayor sensación de libertad y de control de su vida y sus acciones”, comenta Gema José Moreno, psicóloga infanto-juvenil.
Elegir, requiere un entrenamiento y madurez que el niño adquirirá en su proceso de crecimiento hasta comprender que “no siempre podemos elegir sobre todo lo que ocurre en nuestra vida, por lo que conviene que entiendan entre lo que sí pueden escoger y lo que no depende de ellos. Una forma de aplicarlo en el día a día es a la hora de comer. Si el niño pide helado como postre, se le puede explicar por qué razón no se trata de la mejor opción, aunque en otras ocasiones se acceda a la propuesta del niño. A cambio, se le ofrecen dos opciones de postres saludables, como dos tipos de frutas. De esta manera, le transmitimos que no siempre podemos elegir lo que no es beneficioso, pero que existen otras opciones buenas y las razones por las que lo son. Si se cede antes los deseos del niño, estaremos criando a un niño consentido que piensa que tiene todo lo que pide, porque no se le ponen límites razonables”, comenta la psicçologa, Gema José Moreno, que enumera las ventajas de dar alas a los niños:
- Si se enseña a los hijos a tomar decisiones, se les educa desde la libertad y responsabilidad de sus actos, que son aspectos imprescindibles para su desarrollo óptimo como adultos.
- Cuando los padres permiten elecciones a los hijos desde una edad temprana, los niños aprenden de sus aciertos, pero también de sus errores.
- Hay ocasiones, en que elegir nos da miedo y aunque en muchas ocasiones ese sentimiento es adaptativo, en otras, provoca que nos paralicemos o que huyamos de la situación. Si educamos desde la libertad a los niños, les transmitimos que el miedo no es un mecanismo eficaz a la hora de elegir un camino, ya que que al evitar la toma de decisiones, lo que hacemos es no enfrentarnos a la realidad.
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