Vergüenza, tristeza e indignación
Esas tres palabras podrían resumir bastante bien lo que sentí ante el bochornoso espectáculo que se vivió en el Congreso. En general, con independencia de signos políticos, nuestros representantes hicieron gala de una malísima educación y una profunda falta de respeto a la ciudadanía y a la posición que ocupan. En un escenario como el actual (desencanto político, pérdida de derechos, sacrificios, precariedad laboral, corrupción, especulación en materia de vivienda…), muchas personas acudimos a votar el pasado 28 de abril únicamente por responsabilidad, pero con una profunda desilusión. Resulta doloroso que aquellos que deberían darnos ejemplo, aprovechen el privilegio que les ha sido otorgado para vivir su momento de gloria saltándose a la torera valores como la educación, el respeto, la gratitud, la lealtad, la responsabilidad o la tolerancia. Cualquier patio del colegio en tiempo de recreo es un lugar más cívico.
Fátima Gálvez Ruiz
Málaga
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