"Debí habérmelo cargado: mi madre estaría viva", dijo en 2011 Patxi, el hijo de Rosario Román, de 55 años, asesinada a cuchilladas por su expareja, Freddy Apolo, de 42 años y origen ecuatoriano. Ocurrió en Hernani (Gipuzkoa) el 3 de julio de aquel año. Los malos tratos fueron continuos durante los siete años que duró la relación, Rosario denunció en más de una ocasión, pero siempre acabó retractándose. Una de sus hermanas, Paqui, contó que estaba aterrorizada: "Había amenazado a toda su familia y pensó que lo único que podía hacer era quitar las denuncias". Aquel año fueron asesinadas 67 mujeres, 15 habían interpuesto denuncia.
En la imagen, una manifestación contra la violencia de género en Alicante, el 25 de noviembre.