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El negro misterio de los galgos abandonados

¿52 o 50.000 animales desechados al año? España avergüenza por su maltrato a los canes usados para la caza o las carreras

Varios galgos en la enfermería de la FBM.
Varios galgos en la enfermería de la FBM.JENIFER SANTARÉN

España es un país de caza. Alrededor del 90% de su superficie es terreno habilitado para la actividad cinegética, considerada un deporte. El galgo español, por su condición física y su velocidad, es una raza comúnmente empleada en la modalidad de caza menor. No todos corren la misma suerte. Algunos son abandonados cuando ya no sirven para perseguir las piezas o al finalizar la temporada de caza. ¿Las cifras? Dispares. Desde la Plataforma No a la Caza (NAC) estiman que en España ‘sobran’ anualmente unos 50.000 galgos. El Seprona únicamente registró el abandono de 52 animales de esta raza en 2018. El abandono y maltrato del galgo en España ha hecho alzar las voces de otros países europeos y ha sido señalado desde  medios como The Guardian y National Geographic. Existen algunas asociaciones de ámbito internacional como la organización francesa C.R.E.L (Federación por la defensa y la protección de los Galgos) o la alemana Galgo Voice Frankfurt, dedicadas a denunciar la situación de estos canes en España. Además, algunos países europeos como Holanda o Francia se han convertido en hogar para los galgos españoles, destino cada vez más habitual para sus adopciones. España es el único país de la UE donde sigue siendo legal la caza con galgos

En el refugio más grande de Europa

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Desechos de la caza

Situada en el término municipal de Alcalá de Guadaira (Sevilla), la Fundación Benjamín Menhert es el mayor refugio de galgos de Europa. Su situación geográfica no es casual, sino estratégica. Por comunidades, Andalucía es la autonomía con un mayor número de terrenos de caza (7.509), seguida de Castilla la Mancha (5.856) y Castilla y León (5.580).

En Andalucía, según comenta Alberto, etólogo de la FBM, el abandono es superior que en otras zonas del norte, debido al mayor tamaño de las rehalas. “Solo en Sevilla, por lo que gestionamos en la FBM, podemos estimar que se producen 1.000 abandonos anualmente. Si tenemos en cuenta los perros que recogen otras asociaciones más humildes, calculamos que se produce el desecho de unos 5.000 perros”, explica.

En febrero de 2019, la FBM daba refugio en sus instalaciones a unos 800 perros. De estos, un 90% son perros de caza, predominantemente galgos. Durante ese mismo mes la fundación sevillana registró la entrada de 89 galgos, además de tener una extensa lista de espera de canes que aguardan un hueco en sus instalaciones.

El rescate de Alice

Animal Rescue España y SOS Rescue se dedican a rescatar y recuperar animales abandonados para ser adoptados en la zona de Castilla la Mancha, la segunda comunidad autónoma en el ranking de actividad cinegética por número de terrenos.

Durante febrero de 2019, desde que finalizara la temporada de caza a principios de mes, ARE rescató alrededor de 45 galgos. En su refugio, cuya ubicación prefieren no revelar, convivían unos 60 perros, en su mayoría galgos y podencos.

Por su parte, SOS Rescue recogió 30 perros de caza. Una de ellas fue Alice, una cachorra de un año, que fue hallada en las inmediaciones del municipio de Fuenlabrada, en un terreno encerrado entre las vías del tren y la carretera que da acceso a la autovía. La cachorra ahora se recupera en el refugio de Lara, Amores Peludos, mientras espera encontrar una nueva familia. Al igual que ella, otros 54 galgos y cuatro podencos permanecían en los cheniles del refugio de Lara en busca de una segunda oportunidad.

Respecto al impacto del final de la temporada de caza, Pilar, voluntaria de ARE, apunta a que “se nota bastante” el abandono masivo en febrero. “Aunque por desgracia es algo que se produce durante todo el año, van apareciendo galgos cada mes”, puntualiza. Otras asociaciones como SOS Rescue coinciden en que es un “goteo constante”.

De uniforme

Según los registros del Seprona, en España se abandonaron en 2018 172 perros de caza, de los cuáles 52 fueron galgos y 120 de otras razas; frente a 61 galgos y otros 46 canes de caza abandonados en 2017.

Respecto a la forma de contabilizar estos abandonos, desde la Jefatura apuntan a que estos datos únicamente proceden de los casos de los que tiene constancia el Seprona, no estando incluidos los registros del resto de unidades de la Guardia Civil ni de otros cuerpos policiales, así como tampoco los que son recogidos por comunidades autónomas, ayuntamientos, protectoras y asociaciones voluntarias.

Las protectoras municipales no son parte de la solución. Muchas asociaciones animalistas tienen acuerdos con las perreras para recoger galgos y otros perros de caza que les son entregados y así evitar su sacrificio. Además, desde la FBM sostienen que en muchos casos son los propios galgueros o cazadores quienes entregan a los animales en asociaciones animalistas sin ánimo de lucro. “La caza se da en zonas rurales y por lo general no van a trasladarse a la perrera municipal a entregar el animal, que además en muchos casos cobran las recogidas. Se aprovechan de que las asociaciones los recogemos porque si no al final o lo sacrifican o lo abandonan”, explica Alberto.

Por poner algún ejemplo, el Centro Municipal de Recogida de animales domésticos abandonados del Ayuntamiento de Talavera de la Reina apunta que a lo largo del mes de febrero de 2019, se han recogido 69 perros, de los cuáles únicamente se han contabilizado como perros de caza tres galgos y dos podencos.

Sin chip

Los últimos datos recopilados por la Fundación Affinity sostienen que en España durante 2017 se abandonaron 104.834 perros, de estos, solo un 12% estaría relacionado con el final de la temporada de caza. Es decir, cerca de 12.500 canes usados en prácticas cinegéticas.

Aunque las cifras de las distintas asociaciones ayudan a arrojar un poco de luz sobre este tema, no existen registros oficiales que contabilicen el total de perros de caza que son abandonados o sacrificados en España.

Desde las asociaciones de ámbito animalista denuncian que una de las prácticas que más imposibilita que exista un registro que se acerque a la realidad del abandono de los perros de caza en España es la ausencia del microchip identificativo, pues únicamente un 20% de los animales que encuentran estarían identificados. “Todos los animales tienen la obligación de llevar microchip, a veces la cuestión es que cuando van a abandonar un animal se lo quitan”, apuntan desde Seprona.

Valentina, una galga rescatada sin chip y con una oreja amputada, en la FBM.
Valentina, una galga rescatada sin chip y con una oreja amputada, en la FBM.JENIFER SANTARÉN

Conforme a las estimaciones de la Plataforma NAC (No a la Caza), en España cada año se produce el desecho de 50.000 galgos, teniendo en cuenta su vida útil y el número de galgos federados. Esta cifra no solo tiene en cuenta el número de abandonos, sino también los que son sacrificados y desechados en fosas comunes, como la aparecida en la localidad pacense de Lobón (Badajoz), donde el pasado 14 de febrero se hallaron los restos de seis perros muertos en diferentes estados de descomposición, según pudieron constatar dos agentes de la Guardia Civil.

“Según la Federación Española de Galgos en España hay unos 200.000. Teniendo en cuenta que su vida media es de cuatro años, nos da que cada año ‘sobran’ 50.000 galgos” explica David Zurdo, portavoz de la plataforma. Aunque creen que realmente la cifra pueda ser mayor si se tienen en cuenta los galgos no federados y los que se hallan en poder de cazadores furtivos, pudiendo alcanzar los 500.000 ejemplares, con el consiguiente aumento en el número de descartes

Robos y cazadores furtivos

Por su parte, la Federación Española de Galgos niega que las cifras aportadas por los colectivos animalistas sean reales. “Tenemos aproximadamente unos 15.000 galgos federados", aclara. Respecto a las cifras de abandono, se amparan en los datos facilitados anualmente por el Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) y la Fundación Affinity.

Luis Angel Vega, su presidente, marca distancia entre las competiciones oficiales y la actividad cinegética. "El mundo del galgo no tiene nada que ver con lo que es la caza propia. Desde los tres meses todos nuestros ejemplares están perfectamente identificados con pasaporte, microchip, el tatuaje de la federación y una muestra de su ADN en la Universidad Complutense. En las competiciones tenemos veterinarios que velan por la seguridad del animal. No podemos consentir que nos comparen con gente que no comparte nuestra misma reglamentación", defiende. Si bien reconoce que muchos galgos que no sirven para las carreras encuentran una segunda oportunidad en las cacerías.

Al ser preguntados por el volumen de animales que acogen asociaciones como la FBM, la federación relaciona el abandono masivo de galgos con los robos por parte de cazadores furtivos. “Muchos de los galgos que la gente señala como abandono son fruto de robos y de caza furtiva. En lo que va de año se han registrado 384 denuncias”. Si bien reconoce que se han dado casos de malas prácticas dentro de la federación. “Es cierto que hay cosas que se hacen mal y hay que castigar a quien las hace, pero no criminalizar al colectivo. Nosotros tenemos casos de retirada de licencia de por vida”, explica.

Por último, Vega apunta a que existe “mucho interés” por parte de las protectoras por estos animales. “Es evidente que los galgos son muy beneficiosos. No voy a valorar si hay o no negocio, pero sí que creo que hay mucho interés”, afirma.

Desde las protectoras defienden que el coste de las adopciones se destina a sufragar una parte de los gastos veterinarios y de mantenimiento. "Un perro que te viene con una fractura supone un gasto veterinario de unos 700€", apuntan en la FBM.  El importe de las adopciones suele oscilar entre los 200 y 300 euros y las mascotas son entregadas con chip, vacunas y desparasitadas.

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