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Desechos de la caza España es un país de caza. Más del 90% de su superficie es terreno habilitado para la actividad cinegética. El galgo, por su condición física y su velocidad, es la raza más empleada en la modalidad de caza menor. No todos corren la misma suerte. Muchos son abandonados al finalizar la temporada o al término de su vida ‘útil’. Desde la Plataforma No a la Caza (NAC) estiman que en España ‘sobran’ anualmente unos 50.000 galgos. El Seprona únicamente registró el abandono de 52 de estos perros en 2018 'Alice', una galga cachorra de un año, fue avistada en las inmediaciones del municipio madrileño de Fuenlabrada, en un terreno encerrado entre las vías de la Renfe y la carretera que da acceso a la autovía. Las voluntarias de SOS Rescue, una de las muchas asociaciones que se dedican a rescatar y dar una segunda oportunidad a los animales abandonados, pusieron en marcha el protocolo de rescates en cuanto recibieron el aviso. Este consiste en instalar una jaula trampa en el lugar habitual donde el animal acude a por comida, tras varios días perfilando una rutina de alimentación. "Los galgos son animales de rutinas fijas", explica Lara, una de las voluntarias de SOS Rescue, que además alberga un refugio, Amores Peludos, donde se recuperan a la espera de una familia de acogida y después, la adopción. JENIFER SANTARÉN Al igual que 'Alice', SOS Rescue recogió de la calle otros 30 perros de caza, en su mayoría galgos y podencos, en febrero de 2019, cuando finaliza la temporada. El mayor número de actuaciones las llevan a cabo en Castilla-La Mancha, Murcia y Andalucía. “Zonas rurales donde la caza está muy arraigada”, puntualiza Vicente Cervero, su fundador. JENIFER SANTARÉN Tras más de 3 horas de espera, las voluntarias de SOS Rescue consiguieron 'capturar' a 'Alice'. Los instantes posteriores resultaron complicados, pues el método, a pesar de ser efectivo y seguro para el animal, puede resultar traumático por el momento de estrés, más si cabe en perros que en muchos casos pueden traer consigo un historial de maltrato. En la foto, la reacción de 'Alice' tras accionarse el cierre de la jaula. JENIFER SANTARÉN Pasado el momento de pánico, las voluntarias de SOS Rescue evaluaron el estado de 'Alice'. Una cachorra de aproximadamente un año, sin microchip, aparentemente sana, con heridas en las patas y en la boca provocadas por sí misma al tratar de escapar de la jaula. JENIFER SANTARÉN La cachorra ahora se recupera en Amores Peludos, a la espera de una familia que le brinde una segunda oportunidad. Además de 'Alice', otros 54 galgos y 4 podencos permanecían en sus instalaciones en febrero de 2019. JENIFER SANTARÉN Animal Rescue España (ARE) es otra de las organizaciones que se dedica a rescatar y dar un hogar a los animales abandonados, mayoritariamente en Castilla-La Mancha, la segunda comunidad con un mayor número de terrenos de caza. “Nosotros por cercanía recogemos muchos animales de la zona de Toledo”, comenta Pilar Delgado, voluntaria de ARE. Durante el mes de febrero, en su refugio, cuya ubicación prefieren no revelar, convivían unos 60 perros, en su mayoría galgos y podencos. JENIFER SANTARÉN Respecto al impacto del final de la temporada de caza, a principios de febrero, apuntan a que “se nota bastante” el abandono masivo. “Aunque por desgracia es algo que se produce durante todo el año; van apareciendo galgos cada mes”, puntualizan en Animal Rescue España. Otras asociaciones como SOS Rescue coinciden en que es un “goteo constante”. JENIFER SANTARÉN ARE y SOS Rescue destacan que una de las secuelas más comunes y más difíciles de tratar en los perros son los signos del maltrato psicológico: sobre todo la desconfianza y el miedo intenso al ser humano. Una gran mayoría de galgos presentan problemas de socialización respecto a otros perros o individuos debido a que han sido privados del periodo de impronta, por el cual aprenden de forma innata a identificar a sus semejantes. "Esta es una práctica habitual de cría en los galgueros para favorecer su rendimiento", explica Vicente Cervero (SOS Rescue). En la imagen, Pilar con 'Esclat', una galga con pánico a las personas, en las instalaciones de Animal Rescue España. JENIFER SANTARÉN 'Esclat' llegó al refugio de ARE en enero de 2019 procedente de Huelva en un estado crítico. Presentaba desnutrición, heridas y enfermedades infecciosas. Temían por su vida. “Llegó de una finca donde muchos animales se encontraban en condiciones miserables”, añade Pilar. Los signos de maltrato psicológico se hacen también evidentes. “Tiene un miedo terrible al ser humano. Su estado aún es muy débil”, explica. En el momento de la foto, 'Esclat' se encoge y se hace pis. JENIFER SANTARÉN 'Mabel' llegó procedente de la misma finca en la que se encontró a Esclat con similares secuelas psicológicas. JENIFER SANTARÉN 'Mandy' llegó a la ‘guarida’ canina de ARE en el verano de 2018, con la mandíbula inferior arrancada por la mitad. “No se sabe por qué, pero podría ser de un disparo” comentan los voluntarios. Apareció abandonada en un campo de Toledo. JENIFER SANTARÉN En 2018, ARE rescató a 212 perros, de los cuales alrededor de un 70% habían sido perros de caza. Durante febrero de 2019, sus voluntarios han rescatado alrededor de 45 canes, principalmente galgos, aunque también otros de distintas razas empleadas en los campeonatos de cinegética, como podencos, setter, pointer, bretón, bodegueros y mestizos. JENIFER SANTARÉN Situada en el término municipal de Alcalá de Guadaíra (Sevilla), la Fundación Benjamín Mehnert es el mayor refugio de galgos de Europa. Su situación geográfica es estratégica. Por comunidades, Andalucía es la autonomía con un mayor número de terrenos de caza (7.509), seguida de Castilla-La Mancha (5.856) y Castilla y León (5.580). En febrero de 2019, la fundación sevillana registró la entrada de 89 galgos, además de una larga lista de espera de unos 300 canes que esperaban un hueco en sus instalaciones. JENIFER SANTARÉN En Andalucía, según comenta Alberto, etólogo (estudia el comportamiento de los animales) de la Fundación Benjamín Menhert (FBM), el abandono es superior que en otras zonas del norte, debido al mayor tamaño de las rehalas. “Solo en Sevilla, por lo que gestionamos en la fundación, podemos estimar que se producen 1.000 abandonos anualmente. Si tenemos en cuenta los perros que recogen otras asociaciones más humildes, calculamos que se produce el desecho de unos 5.000 perros”, explica. En febrero de 2019, la FBM daba refugio en sus instalaciones a unos 800 perros. De estos, un 90% eran perros de caza, sobre todo galgos. En la imagen, el interior de la nave de la fundación. JENIFER SANTARÉN A nivel físico, las fracturas de extremidades y las enfermedades sin tratar como la leishmaniosis o heridas por la extirpación del microchip son algunos de los problemas más comunes en los perros abandonados. Desde las asociaciones de ámbito animalista denuncian que la ausencia del chip identificativo es una de las prácticas que más imposibilita que exista un registro que se acerque a la realidad del abandono de los perros de caza en España, solo un 20% de los animales que encuentran están identificados. JENIFER SANTARÉN En la imagen, 'Valentina', una galga rescatada el 14 de febrero. Apareció abandonada en las inmediaciones del parque Amate, en Sevilla. Llegó con una cojera leve y una oreja completamente amputada. “Es bastante probable que en esa oreja tuviera el tatuaje identificativo y se la hayan cortado para que no se la pueda reconocer”, explican. “A esta perra la habían probado y la han abandonado porque no servía para perseguir piezas, bien el mismo galguero, o tal vez se trate de un robo de un galguero a otro”, comenta Alberto de la Fundación Benjamín Menhert. JENIFER SANTARÉN Las protectoras municipales no son parte de la solución. Muchas asociaciones animalistas tienen acuerdos con las perreras para recoger galgos y otros perros de caza que les entregan y así evitar su sacrificio. En la foto, 'Maltés', que forma parte de la gran familia de la FBM desde el pasado 24 de octubre de 2018. Llegó con una fractura abierta cedido de Sportdog, una perrera del Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra (Sevilla), con la que la FBM tiene un acuerdo. Se le operó dos veces para intentar salvar su pata, pero finalmente hubo que amputar. JENIFER SANTARÉN Además, desde la FBM sostienen que en muchos casos son los propios galgueros o cazadores quienes entregan a los animales en asociaciones animalistas sin ánimo de lucro. 'Liana', que entró cedida por un galguero de la zona de Lebrija el 5 de diciembre de 2018, llegó con una pata totalmente rasurada y un bulto óseo por una fractura antigua mal curada que le produjo una infección. JENIFER SANTARÉN Con respecto a la cesión, Alberto explica que los galgueros suelen tener contactos animalistas. “Hay que tener en cuenta que la caza se da en zonas rurales y por lo general no van a trasladarse a la perrera municipal a entregar el animal, que, además, en muchos casos cobran las recogidas. Se aprovechan de que las asociaciones los recogemos porque sino al final o lo sacrifican o lo abandonan", apunta. En la imagen, 'Alfi', un galgo proveniente de la zona de Brenes (Sevilla) que puso sus patas en la fundación el pasado 15 de febrero, y 'Liana', en la sala de veterinaria. JENIFER SANTARÉN Aunque las cifras de las distintas asociaciones ayudan a arrojar un poco de luz sobre este tema, no existen registros oficiales que contabilicen el total de galgos y otros canes de caza que son desechados en España cada año. Los amantes de la caza y la Federación Española de Galgos se amparan en los datos facilitados anualmente por el Seprona (52 galgos abandonados durante 2018) y el estudio anual sobre el abandono de mascotas de la Fundación Affinity (12.500 canes usados en prácticas cinegéticas durante 2017). Además, relacionan el abandono con los robos por parte de cazadores y galgueros furtivos. JENIFER SANTARÉN Por su parte, la plataforma NAC estima el abandono o sacrificio de 50.000 galgos al año. Aunque las cifras de las distintas asociaciones ayudan a arrojar un poco de luz sobre este tema, no existen registros oficiales que contabilicen el total de galgos y otros perros de caza que son abandonados o sacrificados en España. En la imagen, manifestantes durante la protesta contra la caza organizada por la plataforma NAC el pasado 3 de febrero. JENIFER SANTARÉN