Macarena García : “Aún me cuesta sentirme del todo libre”
La musa de 'La llamada' estrena 'A pesar de todo', una historia de reconciliación entre hermanas y confiesa sus inseguridades recién cumplidos los 31 años
La mañana que nos vimos, estaba exultante. Al día siguiente era su 31º cumpleaños y después desaparecía de vacaciones tras una larga temporada levantándose de madrugada para grabar una serie para la tele. La entrevistada llega al lugar de la cita en animadísimo tropel con Blanca Suárez, Amaia Salamanca y Belén Cuesta, sus colegas de reparto en A pesar de todo, donde interpretan a cuatro hermanas en busca de su verdadero padre, y el caso es que lo parecen. Hermanas, digo, de tan cómplices y fraternales como lucen. Es después, a solas, cuando la típica entrevista a la típica actriz en promoción se convierte en otra cosa. Macarena García —la hermana de Javier Ambrossi y cuñada de Javier Calvo, la novia de Leiva, la amiga de Anna Castillo, la musa de tantos— se desnuda ella solita y sin preguntárselo. Decir que es hipersensible es quedarse muy corto. Fingir fuera de foco no parece lo suyo.
Mis hijas adolescentes me encargan que le diga: “ojalá ser amiga de Maca”. ¿Qué les da para que tengan esas familiaridades sin conocerla personalmente?
Muchas gracias, pero es que yo no soy tan consciente de que eso suceda. Aún se me hace raro salir en la tele como entrevistada. Me siento una trabajadora más. Es verdad que desde hace tiempo siento mucho cariño por parte de gente muy joven, incluso niños. Creo que el mensaje de tolerancia y respeto que ha querido contar mi hermano Javi y el grupo de amigos con el que he tenido la suerte de trabajar en La llamada ha calado entre ellos. Nos ven como una familia, y lo somos.
Tiene más de 700.000 seguidores en Instagram, muchos muy jóvenes. ¿Se siente responsable?
De eso sí que soy consciente, de que lo que dices puede tener una repercusión, y trato de tener siempre cuidado y respeto. Tiene su parte positiva, se pueden lanzar mensajes como el feminismo de una forma muy cercana. Pero también tiene una parte peligrosa y falsa. El otro día estuve en París haciendo un anuncio de Cartier, subí un par de fotos, y pensé: 'parece que mi vida es esto', y no es así. Mi vida es trabajar, y tengo momentos de alegría y otros de no tanta, como todo el mundo.
¿Con 31 años, en 2019, se es una chica o una mujer hecha y derecha?
Sigo teniendo mucho de niña y de joven, pero a la vez siento que me he convertido en una mujer. Algo de mí se ha asentado, está más sereno. Soy una persona muy emocional y sensible, no soy especialmente tranquila y paso por muchos estados de ánimo.
¿En el mismo día?
Una cara con ángel
Macarena García de la Camacha Gutiérrez-Ambrossi (Madrid, 31 años) lleva robando planos desde que apareció en la telenovela 'Amar en tiempos revueltos', a los 19. En 'A pesar de todo' (Neftlix), las atracadas son Blanca Suárez, Amaia Salamanca y Belén Cuesta. La cosa queda en algo más que tablas.
Puede. Pero de un tiempo a ahora, supongo que por la experiencia y porque me lo he currado y llevo tiempo yendo a un psicólogo y trabajándome mis cositas, estoy más cerca de la mujer que quiero ser, o de la mujer que quiero ser en realidad y no veía.
¿Ha habido un 'clic'?
Lo está habiendo. Estoy aprendiendo a quererme más y a no ser tan bestia conmigo misma. Lo he sido, aunque parezca que no.
¿Hiperperfeccionista?
Autoexigencia. Y tendencia a la inseguridad. Me lo estoy currando para que eso solo sirva para impulsarme. Sé que esa hiperexigencia siempre va a estar ahí y me va a acompañar, pero que sea en una medida sana y me sirva para conseguir cosas positivas y crecer. He pasado momentos en que me he podido hacer daño a mí misma y la verdad es que he dado pasos muy grandes.
He leído que admira a su madre por dejar un trabajo bien pagado para dedicarse a su pasión por el pilates. ¿Haría lo mismo?
Ya lo he hecho. Vengo de un colegio muy religioso y de una familia muy clásica donde ser actriz no era una opción en principio. Empecé Psicología y lo dejé a la mitad para seguir a mi corazón. Creo que tengo mucho que aprender y mucho que ofrecer como actriz, pero lo volvería a hacer. Quiero ser libre y valiente.
'A pesar de todo' es una historia de cuatro hermanas. ¿La familia puede ser el cielo y el infierno?
Es complicado, y yo tengo una relación maravillosa con la mía, pero mi vida no ha sido la más fácil. Mi infancia y la de mi hermano, en cierto modo, ha sido complicada, y hemos tenido nuestro sufrimiento. Lo que pasa es que hay algo de fondo, y es la bondad y el amor profundo que nos tenemos, y eso es lo que prevalece.
¿Cuánto trabajo le cuesta parecer que no actúa en pantalla?
Ensayar, imaginar que me pasa lo que le pasa al personaje y salir relajada a equivocarme, equivocarme y equivocarse.
Tiene fama de musa. ¿Quién inspira a la inspiradora?
Qué bonito eso. Me inspira la gente que tengo cerca, mi familia y la familia que he ido eligiendo. La gente buena y trabajadora. Pero en concreto siento una admiración muy profunda por mi hermano, y me inspira de verdad, mucho y muy a menudo. Siempre tiene la palabra clave para mí. Me impulsa y me eleva.
¿Y qué le paraliza?
Mis miedos.
¿Qué le saca de sus casillas?
La homofobia, el racismo, la violencia, que no se respeten los derechos de todos: parece que solo tenemos derechos algunos.
¿Qué envidia alguien tan envidiada?
Bueno, la palabra envidia me lleva a pensar en algo negativo. Más que envidia, tengo deseos. Quizá, a veces, tengo deseos de lograr ser libre del todo.
¿No lo es? ¿Qué le ata?
No te sé responder. Me da cosa, porque estoy pareciendo de repente como muy tontita.
No, está pareciendo muy honesta. ¿Se ata usted misma?
Cuando has sido educada en un colegio muy religioso... [largo silencio]. Me quedo con muchas cosas positivas, pero también hay otras que te hacen sentir culpable fácilmente. Cuando has sido educado en la idea de que cualquier cosa es pecado, es difícil sentirse de verdad libre. Aún me cuesta.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.