19 fotosLa muerte lenta de IgnalinaLituania entró en la UE en 2004, pero con la condición de desmantelar la central nuclear que garantizaba su independencia energética de Moscú Vilnius - 07 may 2019 - 08:50CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceLos dos reactores de la central nuclear de Ignalina aún tienen que ser desmantelados. El calendario estipula que esta zona estará libre de contaminación en 2038.Carlos RosilloIna Daukšienė lleva 25 años haciendo visitas para revisar la central de Ignalina.Carlos RosilloOperarios caminan por los largos pasillos de la planta nuclear soviética de Ignalina (en Lituania).Carlos RosilloAudrius Kamienas, director general de la central nuclear de Ignalina.Carlos RosilloUno de los dos reactores nucleares de Ignalina. La UE considera que ambos reactores son más peligrosos que el que estalló en Chernóbil (Ucrania) en 1986.Carlos RosilloDetalle de una de las señales escritas en ruso de la central nuclear, de la época de la URSS, en Ignalina, Lituania.Carlos RosilloAlexander Jegorov, en la sala de control de la central nuclear de Ignalina (Lituania).Carlos RosilloVista desde el interior de uno de los pasillos de la central nuclear de Ignalina que Lituania está desmantelando con fondos europeos.Carlos RosilloUna mujer pasa uno de los muchos controles que aseguran que no sale radiactividad de la planta nuclear de Ignalina, en Lituania.Carlos RosilloUno de los paneles de la sala de control de la planta nuclear de Ignalina, en Ucrania.Carlos RosilloZenobija Mikelevič, de 50 años, y su esposo, Antanas Mikelevičius, ingeniero hidráulico de 57 viven en la frontera con Bielorrusia, donde se está levantando una central nuclear que no cumple con los estándares europeos y que representa una amenaza para Lituania y la región del Báltico.Carlos RosilloVista del desmantelamiento y descontaminación de la central nuclear de Ignalina, en Lituania.Carlos RosilloParte del panel de control de la central nuclear de Ignalina, en Lituania, donde los mandos están escritos en ruso. La planta fue construida en los ochenta, cuando Lituania formaba parte aún de la URSS.Carlos RosilloAlexander Jegorov, de 60 años, dice que está triste por el desmantelamiento de lo que ha sido su vida durante los últimos 30 años.Carlos RosilloAlmacén de residuos nucleares en la central de Ignalina, en Lituania.Carlos RosilloUna trabajadora deja su ficha al salir de la central. Los huecos vacíos son el espacio de los empleados que aún están en sus puestos de trabajo o de los más de 3.500 que dimitieron por el rumbo que tuvo que llevar la central: su cierre.Carlos RosilloVista de una de las avenidas principales de Visaginas, la ciudad más cercana a la central nuclear, que está perdiendo población desde que se decidió el desmantelamiento de la planta al entrar Lituania en la UE.Carlos RosilloŽygimantas Vaičiūnas, ministro de Energía de Lituania, en su despacho en Vilnius, la capital del país de poco más de tres millones de habitantes.Carlos RosilloEntrada principal de Ignalina, la central nuclear soviética en Lituania.Carlos Rosillo