Rosalía cree que la polémica por la apropiación cultural es positiva

Rosalía (San Esteban de Sasroviras, Barcelona, 1993), que actuará este sábado en el festival Ceremonia en México, explicó que tras muchos meses reflexionando sobre la apropiación cultural se ha dado cuenta de que en el fondo de la cuestión hay una crítica a la desigualdad: "No es que se me esté atacando a mí en concreto, sino a la situación de que haya personas que, como yo, hayan tenido la suerte de poder estudiar música, la que han querido. Y de tener opciones que otras personas no tienen", respondió en Ciudad de México.

A la cantante se le ha acusado de utilizar la simbología y la música gitana sin pertenecer a esa etnia. Ella cree que esta polémica es positiva si el debate permite visibilizar un problema y dar voz a personas con las que, dice, empatiza más que nunca.

La joven artista, que agotó las entradas para sus conciertos en Estados Unidos en apenas unas horas y que está en el cartel del conocido festival de Coachella, presentó el pasado 28 de marzo el ya exitoso tema Con altura. Esta canción que interpreta junto a J Balvin y El Guincho ya lleva 20 millones de visitas en YouTube en una semana. Para ella es "una canción aparte", que puede parecer una ruptura con su anterior obra, eminentemente flamenca. Sin embargo, consideró que la inspiración flamenca siempre va a estar en sus trabajos "en mayor o menor medida", pero siempre sin miedo a innovar.

Antes de entrar a un estudio de Miami con El Guincho la cantante ya sabía que le apetecía crear "una reminiscencia del reguetón clásico" porque ese estilo, que ni siquiera sabía reconocer, le inspiró ya de niña, al escucharlo en la feria de su pueblo. Rosalía, una de las artistas españolas más relevantes del panorama actual, que llegó directa a la cima con El mal querer, aseguró que nunca tiene prejuicios ni piensa "que una música sea peor que otra".

Este sábado actuará junto a artistas como Massive Attack o Aphex Twin en uno de los festivales alternativos mejor valorados de Latinoamérica, donde también compartirá escenario con Bad Gyal, también catalana. La recepción internacional de la cantante de tan solo 25 años está siendo espectacular, como demuestran sus primeros conciertos en Chile y Argentina, que vivió como "momentos de comunión". "Todo lo que estoy viviendo es una bendición y porque Dios lo quiere, pero también por el trabajo que vengo haciendo desde hace tantos años. Por eso siento que tengo que seguir trabajando duro para merecerlo", concluyó.