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La vida corriente del hombre más rico de Italia

Giovanni Ferrero es propietario de Nutella y acaba de adquirir las galletas y aperitivos de Kellog's. Religioso devoto, dedica su tiempo libre a escribir, practicar 'jogging' y a su familia

Giovanni Ferrero, en Alba, Italia, el pasado junio.
Giovanni Ferrero, en Alba, Italia, el pasado junio.cordonpress
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El imperio familiar que dirige desde 2011 le ha convertido en el hombre más rico de Italia, pero sus aficiones siguen siendo corrientes: pasar tiempo con su esposa y sus hijos, escuchar música mientras practica jogging y escribir. Giovanni Ferrero, de 54 años y director del grupo Ferrero, cuyo producto estrella es Nutella, ocupa el puesto 39º de la lista de los más ricos del mundo según Forbes 2019, con un patrimonio neto de 22,4 mil millones de dólares (unos 20.000 millones de euros, al cambio).

El padre de Giovanni, Michele Ferrero, convirtió la pequeña panadería que sus padres abrieron en la localidad piamontesa de Alba en 1942 en un verdadero imperio dedicado a los dulces. Giovanni, que había estudiado Marketing en Estados Unidos, se hizo cargo de la dirección de la empresa en 1997, cuando él y su hermano mayor se convirtieron en directores ejecutivos de Ferrero. En 2011 se quedó como único director de la compañía cuando su hermano murió en un accidente de bicicleta en Sudáfrica. Cuatro años después, en 2015, su padre falleció en su casa de Montecarlo, en Mónaco. En el momento de su muerte, Michelle Ferrero era la persona más rica de Italia con una fortuna estimada de 26.000 millones de dólares, superando a Silvio Bersluconi desde 2008. Su madre, Maria Franca Fissolo, pasó a ocupar su lugar en la presidencia, aunque es Giovanni Ferrero quien está al mando del negocio familiar.

Siguiendo la estela familiar, Giovanni tiene una vida muy discreta. Tanto que no es fácil encontrar una entrevista reciente en la que hable de su lado más personal. Giovanni está casado con Paola Rossi y tiene dos hijos, Michele y Bernardo, de 12 y 9 años. Viven en Bruselas y viaja a menudo a Luxemburgo, donde tiene su sede el grupo Ferrero. Dirigir una exitosa multinacional lleva mucho tiempo, por eso Giovanni intenta disfrutar los fines de semana de la familia. “A veces nos escapamos de la rutina de la ciudad y otras veces nos quedamos en casa todos juntos y hacemos cosas normales, como jugar al fútbol con mis hijos”, contó el propio empresario, que se declara seguidor del Juventus, en una entrevista en la revisa italiana y católica Famiglia Cristiana.

A Giovanni también le gusta escribir. Ha publicado dos libros de marketing y cinco novelas, afición que combina con el deporte. Según ha contado en algunas entrevistas intenta practicar jogging casi todos los días y siempre le acompaña una de sus más fieles compañeras: la música. Detrás de su apariencia de ejecutivo, que siempre luce traje y corbata, se esconde un apasionado del rock clásico, aunque en sus auriculares, cuenta, se puede escuchar desde grupos como Dire Straits o Police hasta música más relajante.

Maria Franca Ferrero y su hijo Giovanni Ferrero, junto a su esposa Paola Rossi, en el funeral de Michele Ferrero, en Alba (Italia), en 2015.
Maria Franca Ferrero y su hijo Giovanni Ferrero, junto a su esposa Paola Rossi, en el funeral de Michele Ferrero, en Alba (Italia), en 2015.getty images

Además del negocio, de sus padres también ha heredado la fe y las creencias religiosas. “Crecí en una familia muy creyente, mi padre es muy devoto de Nuestra Señora de Lourdes hasta el punto de que, antes, algunas reuniones con los gerentes del grupo se realizaban en Lourdes”, explicó en la misma entrevista. Era tal la devoción de Michele Ferrero que la leyenda cuenta que mandaba colocar una estatua de la Virgen María en cada centro de producción de la compañía y se cree que los bombones Ferrero Rocher, también de su propiedad, se llamaron así por la gruta donde la Virgen María se apareció a santa Bernardita en Lourdes (Francia), llamada Rocher de Massabielle.

La empresa que produce Nutella es un caso ejemplar de multinacional que conserva su base local y familiar y que, incluso en época de crisis, luce cuentas estelares. Está considerada la tercera empresa de chocolate a nivel mundial y emplea a más de 40.000 personas. Por la rara mezcla de éxito profesional y estructura familiar compacta y unida, la de los Ferrero es una dinastía muy querida en el país.

Además de Nutella, también fabrica otros productos como Ferrero Rocher, Pocket Coffee, Mon Cheri, Giotto, Confetteria Raffaello, Hanuta wafers, los productos Kinder y las pastillas Tic Tac. Su última y más reciente adquisición ha sido comprar una parte de las galletas y aperitivos de Kellog’s por 1.300 millones de dólares (unos 1.160 millones de euros al cambio), que incluye las marcas Keebler, Famous Amos y Murray’s, las famosas galletas que venden las girls scouts de Estados Unidos. En enero del año pasado, Ferrero adquirió en Estados Unidos una veintena de productos de la multinacional alimentaria Nestlé por 2.800 millones de dólares. Antes ya había comprado parte de la empresa del chocolatero británico Thorntons y en 2017 pagó 115 millones de dólares a Fannie May, fabricante de golosinas estadounidense, a la que siguió la compra de Ferrara, que también se dedica a las gominolas.

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