Dos ruedas a todas horas
El tirón de las motos compartidas impulsadas con pilas anima las perspectivas del alquiler en este segmento
Si pasea por una gran ciudad española, probablemente se tropiece (incluso literalmente) con una motocicleta eléctrica compartida. Solo en Madrid hay al menos seis operadores, cada uno de ellos con su aplicación. Y con razón: por sus características (uso urbano y poca potencia), el ciclomotor se ha revelado como una de las formas más populares para entrar en contacto con la movilidad eléctrica.
Esto son buenas noticias para el mercado de renting de motocicletas, que en España es muchísimo más minoritario que el de los turismos. Los operadores de alquiler a largo plazo solo matricularon 875 de estos vehículos durante el año pasado, según los datos de la Asociación Española de Renting (AER). Una gota minúscula dentro de las más de 173.000 motos que salieron de los concesionarios en el pasado ejercicio.
Son cifras muy pequeñas, pero el crecimiento es espectacular: siete veces y media más que el año anterior. El crecimiento fue especialmente impulsado por el mercado de los ciclomotores: si en 2017 fueron 55 (menos que las motocicletas de carretera), en 2018 fueron 655. "Las cifras aún no son muy elevadas, pero la tendencia ya es clara", afirmó Agustín García, presidente de la AER, durante la presentación de resultados. "Como se ha dicho en otras ocasiones, el renting es una opción de movilidad, y cuando se piensa en él, no nos podemos limitar solo a los automóviles, sino que se debe tener una visión más amplia".
Y es que para los que desean algo más que motos compartidas (que además suelen tener vedado el acceso a ciertas zonas de la ciudad), el renting se está convirtiendo en una posibilidad a considerar, sobre todo para las flotas de empresa. "Es la mejor opción si la compañía quiere iniciarse en la movilidad sostenible pero no quiere hacer un fuerte desembolso inicial", explican desde Cooltra. Sobre todo si tenemos en cuenta el estado actual de la tecnología; al acogerse a la solución del alquiler de largo plazo, el usuario se evita el riesgo de —dentro de unos años— acabar poseyendo una máquina obsoleta.
Cooltra, que es una de las pioneras del sector, ofrece un servicio de alquiler a largo plazo para particulares, con tarifas mensuales que van desde 117 euros sin IVA (incluyendo 300 kilómetros al mes y 17 céntimos por cada kilómetro adicional) hasta 361 euros. Estos servicios requieren una fianza de entre 300 y 1.500 euros y obligan al usuario a hacerse cargo de las reparaciones hasta un coste determinado. Además, para las empresas existe un servicio de renting (fijo o variable) con una gama especial de productos destinados a los cuerpos de policía, cuyas flotas hacen mucho uso de la moto.
Pero todavía la mayor parte de la oferta es de motocicletas de motor térmico. Alphabet, en colaboración con BMW, ofrece un servicio de renting de motocicletas de la firma alemana por precios que van, sin IVA, desde 139 euros al mes (por una moto de 25 kilovatios de potencia, el equivalente a 39 caballos) hasta 289 euros por una cuatro veces más potente.
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