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Renovables para vertebrar un territorio

La vasta geografía, el fuerte viento y la alta radiación solar convierten la zona en propicia para generar recursos más limpios

Aerogeneradores en Las Pedrosas (Zaragoza)
Aerogeneradores en Las Pedrosas (Zaragoza) Julio Álvarez/GETTY IMAGES

Desde hace más de dos meses hay un ajetreo inusual en las calles del municipio zaragozano de Chiprana. Con un censo de apenas 500 habitantes, en el pueblo andan encantados con esta afluencia de caras nuevas. Lo notan en los bares, en los hoteles, en los comercios, en los restaurantes y casas rurales de este lugar tranquilo situado a orillas del Ebro, a pocos kilómetros del embalse de Mequinenza. Este trasiego de nuevos vecinos no es casual. En Chiprana se están instalando cuatro plantas fotovoltaicas, cada una de ellas con una potencia de 50 megavatios (MW), que empezarán a funcionar antes de un año. El proyecto ha traído empleo, actividad económica y dinero a otras dos localidades de la zona, Escatrón y Samper de Calanda; esta última, en la provincia de Teruel. Con una inversión que alcanza los 490 millones de euros, el Grupo Cobra se halla inmerso en la construcción del mayor proyecto fotovoltaico de España y uno de los mayores de Europa: 17 plantas solares que se extenderán a lo largo de 2.245 hectáreas y producirán cerca de 490 gigavatios hora al año. Una vez entren en servicio, las instalaciones permitirán evitar la emisión a la atmósfera de más de un millón de toneladas de dióxido de carbono, en comparación a si la misma energía se generara en una central térmica de carbón.

El sol se ha convertido es uno de los recursos más preciados de una comarca castigada desde hace muchos años por la crisis y la despoblación. Con un elevado índice de radiación para su latitud —2.000 horas equivalentes de potencia solar pico— los promotores justifican una inversión multimillonaria que ha sido declarada de interés autonómico por el Gobierno de Aragón. Esta región se ha convertido en poco tiempo en una referencia en energías renovables. La apuesta decidida por este sector persigue un doble objetivo: liderar la producción de energía limpia en España y convertir a Aragón en la primera autonomía cuya producción de energía renovable satisfaga el 100% del consumo de electricidad.

"Esta región combina los tres aspectos claves necesarios para una buena implantación en renovables, principalmente eólica y fotovoltaica, que son viento, sol y territorio disponible para llevarlas a cabo", apunta el gerente del Clúster de la Energía de Aragón, Francisco Javier Valenzuela. Este experto destaca que un 45,7% de la producción total de energía eléctrica en esta comunidad autónoma a lo largo de 2017 tuvo su origen en fuentes renovables. O lo que es lo mismo: si Aragón consumiese toda la energía de origen renovable que produce, en torno al 77,3% de su consumo eléctrico sería abastecido mediante estas fuentes. Una cantidad que se verá incrementada en los próximos años debido a la gran implantación de parques eólicos y fotovoltaicos en las tres provincias aragonesas.

Un tesoro que sopla sin parar

Hace ya décadas que el viento es un tesoro en esta tierra azotada por el cierzo, que sopla con especial fuerza en el valle del Ebro. En 2018, Aragón fue la tercera comunidad, por detrás de Galicia y Navarra, con más horas de viento (casi 2.200 horas al año). Frente a un objetivo nacional de alcanzar un 74% de aportación renovable a la generación eléctrica de España en 2030, Aragón ya logró el año pasado el 40,4% de esa demanda solamente gracias al viento, según los últimos datos de Red Eléctrica Española. "Hay que reconocer que la energía eólica ha sido la punta de lanza del desarrollo de las renovables a escala global debido a sus ventajas técnicas y económicas en el periodo en el que se ha desarrollado", admite Julio J. Melero, profesor de la Universidad de Zaragoza y subdirector del Instituto Universitario de Investigación Mixto CIRCE.

Basta con recorrer la región de norte a sur para ver la cantidad de molinos que emergen hasta las alturas, con sus hélices girando a toda velocidad. El año pasado, Aragón fue la quinta comunidad autónoma en generación eólica en servicio, con 1.829 megavatios. Una potencia que triplicará con creces en los próximos meses, hasta alcanzar los 5.917 MW de potencia, si se desarrollan los 143 proyectos eólicos en tramitación, entre los que ya hay 76 autorizados.

Para entender este salto cuantitativo hay que retroceder hasta los años 2016 y 2017, cuando se celebraron las tres últimas subastas estatales de renovables. "Fue un punto de inflexión", admite Melero. La voluntad política del Gobierno presidido por Javier Lambán (PSOE) fue clave para que la comunidad autónoma copara las subastas. "Al igual que en el resto del país, el desarrollo de las renovables en Aragón sufrió un parón importante a partir de finales del año 2010 debido al recorte de las primas. En el periodo 2010 a 2016 apenas hubo nuevos desarrollos, y los que se realizaron fue porque habían sido aprobados previamente", recuerda este profesor.

Todo ha cambiado en dos años. Además de las grandes plantas de generación eólica, la energía solar fotovoltaica está ganando protagonismo. Entre otros motivos, por la drástica reducción del precio de los paneles y los bajos costes de mantenimiento, mucho menores que los que supone la eólica. "Si además se desarrollasen las técnicas de almacenamiento mediante bombeo, serían un complemento perfecto para estas grandes plantas solares", opina el investigador de la Universidad de Zaragoza.

A finales de 2018, la potencia puesta en servicio producida por energía fotovoltaica en Aragón era de 185 megavatios. Entre 2019 y 2020, esta cantidad ascenderá hasta los 2.285 megavatios gracias a las 56 megainstalaciones solares en tramitación. Fuentes del Departamento de Economía, Industria y Empleo del Gobierno de Aragón avanzan que en 2020, solo con los proyectos eólicos y fotovoltaicos que se están tramitando en la comunidad procedentes de las subastas (4.116,7 megavatios eólicos y 2.236 fotovoltaicos), la producción de renovables será del 153,70% respecto al consumo eléctrico aragonés, un porcentaje que aumentará hasta superar el 200% (el doble de lo utilizado) en el año 2023. Datos suficientes para asegurar que Aragón se está convirtiendo en un territorio puntero en energía renovable a escala nacional, coinciden los expertos. Está previsto que todos estos nuevos proyectos generen una inversión que ronde los 3.400 millones de euros. Esta cifra equivale al 9,4 % del PIB de la comunidad aragonesa, que en 2017 alcanzó los 36.054 millones.

La Administración regional es consciente de que debe tramitar los permisos con agilidad para aprovechar las oportunidades que se presentan. Y la apuesta por estos proyectos se ha convertido en una prioridad para el Ejecutivo aragonés, entre otros motivos por su contribución al desarrollo del medio rural y, por lo tanto, a la vertebración territorial de una región despoblada y dispersa. Por ello, ha establecido una serie de cambios normativos que han permitido dar seguridad jurídica a los inversores interesados en instalar proyectos de energía renovable en la comunidad, y reducir a la mitad los plazos administrativos. Entre otras medidas, el Gobierno de Aragón ha declarado inversiones de interés autonómico los proyectos adjudicatarios en las subastas estatales de energía, y aquellos que se instalen en las comarcas mineras turolenses.

Precisamente son los habitantes de las áreas rurales los que más esperanzas albergan en el desarrollo de estas grandes infraestructuras de energía limpia. Para estos pueblos pequeños, estos proyectos a largo plazo suponen su salvación. Se estima que cada megavatio instalado supone una inversión media de un millón de euros y la creación de siete empleos (cuatro directos y tres indirectos) en la fase de construcción, y tres puestos de trabajo (uno directo y dos indirectos) en la fase de explotación.

"Las renovables darán un gran impulso a la actividad económica de estas zonas", constata el director general del Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos (CIRCE), Andrés Llombart. Además de empleo, los municipios reciben ingresos por las diferentes licencias de explotación y a través de impuestos. También crecen sus servicios y aumenta la aparición de empresas subsidiarias, lo que contribuye a frenar la despoblación. Además, muchos Ayuntamientos ya participan en sociedades de explotación de parques eólicos. De esa manera, parte de los beneficios que generan las plantas revierte directamente en las arcas municipales.

Más alternativas

Otra energía renovable muy vinculada al entorno rural, cuya producción se ha multiplicado en Aragón en los últimos tiempos, es la biomasa. La comunidad autónoma cuenta con una importante cultura agrícola y con una inmensa masa forestal, un recurso idóneo para poder explotar este recurso de manera sostenible. Este negocio creció en Aragón un 20% solo en 2017 respecto al año anterior, según el último informe anual de la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom). En ese mismo año movió 46 millones de euros y creó 427 puestos de trabajo en la comunidad.

La apuesta por la biomasa se ha redoblado en los últimos tiempos. A mediados de febrero, el Grupo Forestalia inauguró en el municipio de Erla (Zaragoza) la mayor planta nacional de producción de pellets (combustible granulado de madera). Esta factoría alcanzará una capacidad de 140.000 toneladas anuales, destinadas en su mayor parte a la exportación. Cuando esté a pleno rendimiento, la instalación dará trabajo directo a unas 30 personas, más otro centenar de empleos para el suministro y logística de la biomasa. Precisamente Forestalia ha sido la mayor adjudicataria de las tres subastas de energías renovables convocadas por el Ministerio de Energía, con un total de casi 2.000 MW adjudicados. Durante 2019, esta empresa aragonesa está desarrollando todo este potencial casi por completo en Aragón (más de 1.800 megavatios), entre eólica (1.500) y fotovoltaica (más de 300).

Todos los expertos coinciden en que los avances han sido considerables en muy poco tiempo, aunque quedan flecos pendientes. Para Andrés Llombart, en el caso de la energía eólica y solar fotovoltaica, los retos pasan por mejorar el coste por kilovatio, y por optimizar la operación y el mantenimiento de las instalaciones. "Sobre todo un mantenimiento predictivo que nos permita poder sustituir las piezas que van a fallar en un futuro próximo antes de que se estropeen, y en un momento con bajo recurso para disminuir las pérdidas de producción", razona.

En el caso de la biomasa, se debe avanzar en la logística de recogida del combustible. Desde el Departamento de Economía, Industria y Empleo admiten que se tienen que desarrollar y optimizar las infraestructuras eléctricas de la comunidad. En este punto, el profesor Julio J. Melero desliza otra reflexión interesante: "Tenemos que hacer fluir el Ebro hacia arriba, es decir, aprovechar infraestructuras ya existentes como es el caso del conjunto de embalses Mequinenza-Ribarroja, con una instalación de bombeo. La combinación de este tipo de almacenamiento con plantas eólicas y fotovoltaicas de gran escala permitiría optimizar enormemente la producción energética de la comunidad y, por tanto, reducir el coste de la energía".

¿Qué pasa con el carbón?

La china en el zapato de Aragón se llama carbón y está en Teruel. El anunciado cierre de la central térmica de Andorra, propiedad de Endesa, el 30 de junio de 2020, ha puesto en pie de guerra a toda la provincia. Sin un plan de reconversión industrial trazado, los efectos de la clausura de la planta son una gran amenaza para Teruel. Hasta 4.000 personas dependen de manera directa o indirecta del carbón, que genera el 40% del PIB de una provincia en la que viven 134.500 habitantes.

Lo cierto es que la mayor producción energética en Aragón procede de la quema de carbón, con 4,7 millones de megavatios en 2017. El Gobierno regional defiende la continuidad de la central térmica y una transición energética justa con Teruel. "Para lograrla, es necesario más tiempo", explican fuentes del Ejecutivo. "Quemar carbón para obtener energía no es una solución a largo plazo. El futuro pasa por aprovechar el carbón mediante otras tecnologías", afirma el profesor Julio J. Melero. Se refiere, entre otras, a la gasificación para la obtención de hidrógeno o de amoniaco, produciendo urea para su uso como fertilizante. "Otra posibilidad es aprovechar las características del carbón de Teruel, que tiene un alto contenido en leonarditas, en forma de fertilizantes. También es importante utilizar el cierre de la térmica como una oportunidad: la infraestructura eléctrica necesaria para evacuar los más de 1000 megavatios de potencia de la central debe reutilizarse para dar soporte a nuevas plantas de energías renovables", prosigue Melero.

Los responsables de Forestalia ya han anunciado su interés por instalar una planta de producción de biomasa eléctrica en Andorra, siempre que el Ministerio de Transición Ecológica establezca una subasta específica para esta tecnología con una retribución por producción para garantizar su rentabilidad. Asimismo, el presidente del Clúster de la Energía de Aragón, Pedro Machín, ha expuesto en las Cortes de Aragón que los recursos de la zona son idóneos para plantear numerosos proyectos como el desarrollo de sistemas de almacenamiento de energía (como pilas de combustible y baterías), sistemas de almacenamiento masivo (combinando renovables con hidráulica), desarrollo de redes inteligentes e integración de sistemas energéticos en redes de transporte, eficiencia energética, valorización energética de residuos agrícolas y forestales, y desarrollo de las tecnologías TIC en el sector.

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