Un movimiento digital contra la basura real

“Papá, eso no va ahí”. Cuando Jeff Kirschner escuchó estas palabras de boca de su hija de cuatro años a propósito de un trozo de plástico en medio del campo, tuvo una especie de flashback mental. Recordó su infancia, cuando los monitores del campamento de verano al que acudía pedían a cada niño que recogiera cinco piezas de basura al día. Y pensó que, efectivamente, aquello no iba ahí. Y que un campamento de verano ya no bastaba para solucionar el problema de la basura.

De aquella inquietud nació, en 2012, Litterati, una organización dedicada a la búsqueda, identificación y recogida de basura a nivel mundial. Kirschner, como fundador y consejero delegado de esta plataforma, se reúne continuamente con gobiernos e industriales para convencerlos de la necesidad de mejorar la gestión de residuos. Es una propuesta innovadora y muy necesaria en una época en que la contaminación se ha convertido en una cuestión prioritaria para todos. Y Kirschner, el orgulloso padre de la criatura, se ha revelado como uno de esos emprendedores capaces de cambiar las reglas del juego para siempre.

Por eso ahora Jeff Kirschner es uno de los protagonistas de la nueva campaña de Dockers y de su proyecto #DockersChallengers, que pone el foco sobre hombres capaces de cambiar las cosas sin miedo a la falta de recursos o a los obstáculos. Kirschner no tenía grandes medios a su alcance, pero decidió emplear a fondo el potencial de las redes sociales creando un hashtag, #Litterati, e invitando al público a que etiquetara residuos en el lugar donde los habían encontrado. Hoy aquella etiqueta se ha convertido en una aplicación que ofrece una auténtica herramienta de geolocalización en beneficio del medioambiente.

Para hombres como Kirschner, trabajar consiste en no quedarse quieto. Por eso la campaña que ha creado junto a Dockers, #DockersAlwaysOn, invita a tener los ojos bien abiertos y a buscar soluciones reales y flexibles. Y, como la cosa va de flexibilidad, en la campaña Kirschner luce el modelo Supreme Flex, unos chinos tan elásticos que recuperan su forma al momento. Para cambiar las cosas, no hay nada como saber adaptarse a cada cambio y a cada instante.