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John C. Reilly: el arte de tener el récord de nominaciones, pero no ser una estrella

Se cumplen tres décadas desde su debut en el cine y quizá su mayor mérito es haber encadenado un proyecto tras otro sin hacerse apenas famoso. Ahora estrena 'Los hermanos Sisters'

John C. Reilly posa para ICON vestido con sus mejores galas. Y eso que, al principio, no quería dejarse fotografiar. Menos mal que cambió de opinión.
John C. Reilly posa para ICON vestido con sus mejores galas. Y eso que, al principio, no quería dejarse fotografiar. Menos mal que cambió de opinión.Fotografía: Antonio Macarro

Para amenizar la espera en los aeropuertos el actor John C. Reilly (Chicago, 1965) y su mujer tienen un juego: cuando se les acerca alguien en plan "yo a usted lo conozco de algo", el matrimonio estudia al admirador de arriba a abajo para adivinar por qué película. Suelen acertar con La tormenta perfecta, Chicago o, si el admirador lleva americana de pana, Magnolia. Martin Scorsese aseguró que Reilly es el actor más educado con el que jamás ha trabajado, así que las expectativas están muy altas. Spoiler: Martin tenía razón.

Nos avisan de que Reilly, que inicialmente se mostró reacio a dejarse fotografiar pero acabó dejándose convencer, se ha vestido de punta en blanco. Su ceño es un puente de madera, sus rizos son geométricos y, como él mismo explica, lleva aparentando 53 años desde los 18 y solo ahora su cuerpo ha alcanzado a su cara. The New York Times la definió como "la cara familiar que nadie conoce", pero él rebate esa etiqueta: "Cada vez es menos cierto, porque la gente por fin está empezando a quedarse con mi cara y con mi nombre, aunque espero seguir siendo lo suficientemente desconocido como para que la gente se crea mis personajes".

Por cada Cary Grant, cada Jimmy Stewart y cada John Wayne, tiene que haber un Karl Malden, un Ernest Borgnine o un Ned Beatty. Reilly es de la segunda escuela, la que nunca será fuego para la taquilla, pero hace la mejor leña: no es una estrella y, sin embargo, ostenta el record de aparecer en tres películas nominadas al Oscar (cuando todavía había cinco) el mismo año, Las horas, Gangsters de Nueva York y Chicago, logrando él una nominación por esta última. En ella tenía su propio número, Mr Cellophane, en el que lamentaba que el mundo le considerase transparente. La metáfora se escribe sola.

"Claro que me he sentido como Mr Cellophane, esa es una de las cosas que me atrajeron de mi personaje en Los hermanos Sister. Ves a ese hombre sucio, siniestro, fuerte y peligroso pero lo que no ves es lo que siente por dentro", explica. Como Joaquin Phoenix y él interpretan a dos hermanos que "han pasado cada amanecer y cada atardecer juntos desde que nacieron" tenían mucha química que construir, así que alquilaron una cabaña en Almería y pasaron tardes enteras paseando a lomos de su caballo Pollito. Después el rodaje se trasladó a Navarra, Tabernas y Aragón. "Nos alojamos en pueblos que tenían más gatos que personas", recuerda. "Corrígeme si me equivoco, pero cuando me puse a conducir por España sentí que quizá el fascismo que retrasó el desarrollo del país respecto al resto de Europa durante tantos años es algo bueno ahora, porque no tenéis tantos centros comerciales, ni vallas publicitarias ni toda esa mierda que proliferó en los países que vivían bajo una democracia. Por supuesto fue una época terrible de vivir pero, si buscas el lado bueno, ahora el país está precioso".

"Nos alojamos en pueblos que tenían más gatos que personas", dice de su aventura con Joaquin Phoenix por pueblos de Navarra y Aragón

Desde que en su adolescencia, cansado de pasar desapercibido entre sus cinco hermanos, se autobautizó Rooster en honor al mafioso de la serie Baretta y sus amigos le explicaron que los apodos te los tienen que poner los demás, John C. Reilly ha dependido de otros para destacar. Pero ahora está decidido a hacer su propia suerte. Por eso compró los derechos de la novela de Patrick DeWitt Los hermanos Sisters (estreno en España el 10 de mayo) antes de su publicación: "Mi mujer leyó el manuscrito y, lo que tiene más mérito, me convenció de que lo leyese yo y tomase una decisión", recuerda. Su intuición quedó confirmada cuando el libro, una comedia negra sobre dos hermanos sicarios en plena fiebre del oro del salvaje oeste, ganó ocho premios literarios en un año. Reilly y su mujer, Allison Dickey, ejercen como productores de la película.

El matrimonio se conoció durante el rodaje de Corazones de hierro, una película de 1989 que le cambió la vida a Reilly en todos los sentidos posibles: fue la primera vez que se puso delante de una cámara, que montó en avión y que se registró en el sindicato de actores (John Reilly estaba cogido, así que adoptó la C de su segundo nombre porque a su compañero de reparto Michael J. Fox le había funcionado y no quería darle demasiadas vueltas). Llegó para un día y Brian de Palma acabó ampliando su papel a tres escenas.

Todo actor está acostumbrado a depender de la aprobación de los demás para prosperar y eso incluye los premios, aunque Reilly ha asegurado en el pasado que espera no ganar nunca un Oscar. "Bueno, he cambiado de opinión ahora", matiza entre risas, "estar nominado al Oscar fue un honor y además me beneficié de todas las ventajas promocionales que conlleva estar en el circuito de los Oscar. Nunca he ganado ningún premio así que estoy acostumbrado. Ganar, por otra parte, conlleva toda una serie de expectativas, ¿tienes una estatuilla dorada en la mano y de repente se supone que tienes que convertirte en otro tipo de actor? A mí me gusta cómo me han ido las cosas hasta ahora, sin ganar".

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