Machado y Azaña
Ambos esperan a un presidente español para darle sus últimos versos


"Estos días azules. Este sol de la infancia”.
Hoy, 22 de febrero, se cumplen 80 años desde que la mano de Antonio Machado, que había escrito en un modesto trozo de papel los últimos versos del poeta, cesó de moverse y de iluminar el tenebroso mundo que este abandonó para cobijar sus últimos días en Colliure. Machado había dejado atrás una España en la que la mitad de sus habitantes había helado el corazón de la otra mitad.
Quiso su sino que, al menos, pudiera ver antes de morir un poco de mar. Ya estaba en Francia, esperando a la muerte, pero antes de llegarse hasta el poeta, la indeseada dama le permitió ver otro azul además del que había evocado para celebrar, en la distancia, el color que tenía el cielo cuando jugaba de niño en Sevilla. Aunque quizá viera, porque febrero es un mal mes para los colores infantiles, un mar de color gris plomo. Pero era el mar.
Pocos meses después, murió en Montauban, también en Francia, también en un exilio forzado, otro hombre bueno, y grande, que venía de la España derrotada. Era un político que sabía escribir, y que amaba a su pueblo. Manuel Azaña había lanzado a los cuatro vientos la esencia de su receta para superar la guerra, que se resumía en tres palabras que sonaban casi como un verso: paz, piedad, perdón.
Machado se dejó morir cerca de España, dentro de la Cataluña que el soberanismo reivindica como parte exclusiva de ella. Y hoy, a los 80 años de su muerte, los más cerriles defensores de la patria catalana quieren recordarle a un poeta ya fallecido que, para ellos, no está reposando en tierra francesa, alejado de España por los que le helaron el corazón, sino en una tierra irredenta que es Cataluña, ni Francia ni España. Y que se debe ir de allí. Porque Machado, o sus huesos, no pueden ser bien recibidos habiendo cantado su dueño a los españoles. Como lo hizo Azaña. Ambos hablaron a todos los españoles, intentando que se reconciliaran aunque mantuvieran su diversidad de pensamiento. La derecha ignora ese mensaje.
Azaña y Machado esperan por fin a un presidente español para darle sus últimos versos, tan alejados en su sonoridad y en su contenido de las prédicas de odio que hacen Pablo Casado y Santiago Abascal junto a Quim Torra.
Nos queda a los demás un discurso limpio de fronteras y de odios, el que pulieron Azaña y Machado.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Kylian Mbappé no puede librar ni contra el Talavera: “Ha sido decisivo, por eso lo dejamos en el campo”
El Baskonia sigue fuerte en el Buesa y suma una victoria de prestigio ante AS Monaco
Muere Hans van Manen, coreógrafo y maestro de la danza contemporánea, a los 93 años
Petro reconoce por primera vez que Maduro es un “dictador”
Lo más visto
- La población de pumas de la Patagonia se dispara gracias a una presa inesperada: los pingüinos
- El Supremo ordena al ex fiscal general el pago de la multa y la indemnización a la pareja de Ayuso que le impuso al condenarle
- El Gobierno de Mazón pagó 107 millones de euros más a Ribera Salud al aumentar su aportación por ciudadano
- Elon Musk, más cerca de ser el primer hombre en alcanzar una fortuna de un billón de dólares
- Víctor Manuel, músico: “El capital tiene que rectificar, nunca pensé que fueran a ser tan voraces”






























































