El clan que blinda a Rafa Nadal
Sus padres, su novia, sus tíos y su equipo, una piña que cierra filas en torno al tenista español para procurarle apoyo para sus triunfos y discreción respecto a su vida privada
De Rafa Nadal, que cumplirá 33 años el próximo mes de junio, se ha dicho ya casi todo deportivamente hablando: el tenista de las siete vidas, luchador, épico, honesto, sacrificado, brillante, centrado, concentrado, buen compañero…. El rico vocabulario español siempre encuentra otro adjetivo para acompañar el nombre de una de las máximas figuras del deporte patrio, al chico de Manacor que despierta la admiración cuando pelea con deportividad en las pistas y cuando apuesta por la discreción fuera de ellas.
Es precisamente en el plano privado donde Rafa Nadal es más hermético e inflexible. Igual que se esfuerza por controlar el golpe durante los partidos, también lo hace para blindar al máximo su vida personal. En esta obsesión tiene mucho que decir el reducido círculo del que se rodea. Un grupo de no más de 30 personas, familiares y amigos, en el que ha habido pocos cambios durante los 18 años que Rafa Nadal lleva como tenista profesional.
Sus padres, Sebastián Nadal y Ana María Parera, su hermana, Maribel Nadal, su novia desde hace 14 años, María Francisca Perelló, a quién él llama siempre Mery, sus tíos Juan Parera, Toni —quien ha sido su entrenador hasta 2017—, Rafael, Miguel Ángel y Marilén Nadal, son su ancla sentimental, ese primer entorno de seguridad que a veces le acompaña en los grandes acontecimientos deportivos y al que él siempre regresa en cuanto acaba de competir en cualquier parte del mundo. Tan importantes para él que cuando sus padres se separaron temporalmente a mediados de 2009, llegó una de las más prolongadas crisis de juego del tenista. Él lo atribuyó a que encadenó varias lesiones y a que llevaba más de un lustro al límite de concentración sin perder su posición entre los dos primeros del mundo. Pero tampoco le costó reconocer en 2010, en el programa El larguero, que por supuesto que le había afectado: “Ves a tu familia que sufre y muchas veces lo sufro desde la distancia porque no estoy en casa, y uno no sabe cómo están las cosas", dijo entonces.
Después está su equipo, su otra familia, la que le acompaña en los entrenamientos, los torneos y los viajes. Entre ellos está Carlos Moyá, su nuevo instructor y mallorquín como él. “A veces soy entrenador, pero nunca dejo de ser amigo”, afirmó Moyá en una entrevista en el diario As, al poco de asumir este cargo. Sabe lo necesario que es este sentimiento de cercanía porque él mismo lleva en las pistas desde los seis años y sabe la exigencia que supone jugar entre los grandes porque llegó a ganar Roland Garros en 1998 y tres Masters Series, además de formar parte del equipo de Copa Davis, del que fue su capitán en 2014.
Otro incondicional es Carlos Costa, su agente desde que Rafa tenía 14 años. Él fue quien le inculcó a fuego que hay que ser un señor dentro y fuera de la pista, aunque siempre ha afirmado que fue muy fácil porque le viene de familia. También quien trazó el camino para convertir al incipiente deportista en producto, pero sobre todo para consolidarle como el prototipo de los valores con los que quiere asociarse una marca. Su mano no es ajena a los negocios que ha ido escogiendo el tenista para multiplicar y consolidar las ganancias conseguidas en los torneos, más de 90 millones de euros. “Rafa toma todas las decisiones finales porque no le da igual lo que se haga con su patrimonio”, ha dicho Costa en diferentes entrevistas.
Pero está claro que de momento está volcado en seguir ganando torneos porque lleva la competitividad en su ADN, incluso cuando juega al parchís después de comer mientras espera saltar a la cancha. “Su ilusión es dejar un legado en el tenis y ha invertido mucho tiempo y dinero para conseguirlo. Siempre estará vinculado al deporte”, dijo Costa a Cinco Días en octubre de 2017 en referencia a los dos proyectos en los que ha puesto sus grandes ilusiones de futuro: la Fundación Rafa Nadal (dedicada a integración de niños y jóvenes a través del deporte en España y la India) y la Academia Rafa Nadal, que ya tiene sedes en Mallorca y México.
En este grupo falta Rafael Maymó, su fisioterapeuta y quien mejor le conoce porque pasa muchas horas con él. Joan Forcadés, su preparador físico, “un auténtico muro que no habla de nada”, según le describe un periodista que también asegura que es muy importante para Nadal porque le ha ayudado mucho. Y Benito Pérez Barbadillo, su responsable de comunicación, por quién pasan sí o sí todos aquellos que quieran hablar con el deportista, cada vez más volcado en su proyección anglosajona y un poco más distante con la prensa.
Para todos ellos funciona una norma no escrita que debe respetarse a rajatabla: no traicionar la confianza del campeón. El anuncio en la prensa de su próxima boda con Mery ha provocado ríos de tinta sobre el enfado de Nadal por la filtración. Personas que conocen su entorno se muestran escépticas. “No hacen nada al azar”, afirma un habitual de los circuitos, “si se ha sabido es porque querían que así fuera”.
Rafa Nadal tiene asumido que va llegando el fin de su carrera deportiva y siempre ha dicho que ese sería el momento de pensar en formar una familia y tener hijos. Ha elegido una compañera a tono con su estilo de vida: Mery es sencilla, comprensiva, discreta. Como él y su familia, enemiga de la ostentación, aunque Rafa sabe disfrutar de lo que tanto esfuerzo le ha costado ganar y no renuncia a viajar en avión privado puntualmente, pasearse en coches deportivos de alta gama y disfrutar de las privilegiadas vistas al mar de la mansión que ha comprado y reformado en la localidad mallorquina de Porto Cristo. La boda, sin fecha concreta, está confirmada. El resto está por llegar porque el tenista tiene intención de participar en la Copa Davis y en los Juegos Olímpicos de Tokio en 2020, según manifestó el 7 de febrero en Vigo durante su intervención en un coloquio organizado por el Banco Sabadell en Vigo. Queda juego para rato.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.