El nieto punk de Tàpies se presenta a ‘First Dates’ y dice que el arte de su abuelo no lo entiende nadie
El célebre programa de buscar pareja tuvo ayer a uno de sus participantes más curiosos: el nieto del artista catalán habló de su abuelo con una chica madrileña que lo definió como "un punkarra de los buenos"
“Antoni Tápies era mi abuelo, sí”. El episodio emitido ayer por First Dates comenzaba así de fuerte: Marc, un joven barcelonés de 24 años con una camiseta de estilo punk en el que se leía “Generación Antitodo”, tatuajes, pendientes y un peinado decolorado entre mullet y rapado, se presentaba ante su posible pareja, Sandra, como el nieto del artista español.
Antoni Tápies (1923-2012) fue uno de los artistas más celebrados del siglo XX en España. Pintor y escultor, recibió el premio Princesa de Asturias de las Artes en 1990 del rey emérito Juan Carlos, que Io nombró marqués en 2010.
El arte ha llegado a First Dates. El nieto de Tàpies habla de su abuelo: “El arte de mi abuelo no lo entiende nadie, no me imagino ni cómo lo entendía él”. pic.twitter.com/TUDU2yYChN
— Peio H. Riaño (@PeioHR) January 9, 2019
Algo que nadie adivinaría viendo a su nieto, más apasionado por el rock, de aspecto más cercano a Lavapiés que a Paseo de Gracia y que afirmaba sin complejos (y con una honestidad digna de agradecer) no entender mucho de arte, empezando por el de su abuelo. “El arte de mi abuelo no lo entiende nadie, al menos como lo entendía él. Una vez me dijo que cada uno lo tenía que interpretar como… iba a decir una grosería, pero como pudiera”.
Sandra, una chica de Madrid que toca el trombón en un grupo de homenaje a Kortatu (“no me pega el trombón ahí”, observó él) y aficionada a las carreras de camiones, lo definió como “un punkarra de los buenos”. Sin embargo, el apellido Tàpies si parece haber ayudado a que este joven viva de manera acomodada: contó a Sandra que gracias a una herencia se pudo comprar un piso donde vive tranquilo con su perro. “También tengo un bar en Barcelona”, afirmó. “¿Te gusta la cerveza artesana?”. “Bueno, me gusta la cerveza en general”, respondió su pareja.
“Era un pintor muy conocido en Cataluña”, remató él sobre la biografía de su abuelo, sobre el que no se extendió demasiado. “Lo que hacía él yo no tengo ni puñetera idea de cómo lo haría. Yo he tirado más por la música. Pero, vamos, que vengo de familia de artistas”.
Por cierto, el amor no cuajó: pese a que ambos compartían amor por la música, la distancia entre Madrid y Barcelona se impuso como un obstáculo difícil de superar. A veces el AVE no es suficiente.
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