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¿Muere joven y deja un bonito cadáver? Ocho mitos del punk que han madurado con clase

Uno es abogado, otro especialista en pesca con mosca, los hay que pintan o todavía hacen música innovadora. Y siempre con estilo

Dijeron que no había futuro, pero se ha demostrado que sí. También para el que nos mira desde el centro de la imagen, Evaristo, de La Polla Records.
Dijeron que no había futuro, pero se ha demostrado que sí. También para el que nos mira desde el centro de la imagen, Evaristo, de La Polla Records.Montaje: Blanca López-Solórzano

En diciembre de 1976 los Sex Pistols acudieron al Today´s show de Bill Grundy y convirtieron el punk en masivo a base de decir fuck (joder) en horario de máxima audiencia. Han pasado exactamente 42 años y la mayoría de los implicados en la primera ola de ese movimiento ya rondan los sesenta. No debe de ser fácil hacerte mayor cuando eres parte de una escena cuyos lemas eran “no future” (sin futuro) o "vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver". Un eslogan que algunos se tomaron tan en serio que el punk dejó una estela de cadáveres prematuros y muertos andantes. Pero no en todos los casos. Aquí van algunos ejemplos de punks que han madurado con dignidad.

Glen Matlock, 62 años, de Sex Pistols 

El bajista de los Sex Pistols fue uno de los que estaba en aquel momento televisivo que dio lugar a la famosa portada del Daily Mirror. La mugre y la furia, decía el titular en grandes letras. “Un grupo de pop deja en shock a millones de televidentes usando el lenguaje más asqueroso jamás escuchado en la televisión británico”, explicaba la entradilla. Matlock aparece como coautor de 10 de las 12 canciones del mítico Never mind the bollocks, único disco del grupo, y la leyenda asegura que le echaron en 1977 “porque le gustaban los Beatles”. Desde entonces y durante 45 años no ha dejado de grabar discos y pertenecer a proyectos. En agosto editaba su nuevo álbum en solitario, Good to go, con una banda que incluye a Earl Slick (que fue guitarrista de Bowie) y Slim Jim, de Stray Cats.

Fermin Muguruza, 55 años, de Kortatu

Aquel joven punk de Irún que fundó Kortatu en 1984 ha tenido una trayectoria tan viva e inquieta que haría falta un libro para resumirla. Pero básicamente pasó del ska punk en castellano al hip-hop en euskera con Negu Gorriak. Y desde entonces ha asumido esa doctrina que dice que punk significa nunca repetirse y nunca mirar atrás. En los últimos años esto se ha concretado en un proyecto de animación, Black is Beltza, o en una obra de teatro, Guerra, que comparte con Albert Pla y Refree.

Paul Simonon, 62 años, de The Clash 

El bajista de The Clash fue el más elegante del grupo de joven, demostrando que era posible ser punk y dandie. Y sigue siendo un dandie hoy, que está a punto de cumplir los 63. Simonon combina la pintura (actualmente una de sus exposiciones se puede ver en Turín) con la música. Hace pocas semanas se publicaba Merrie Land, disco de The Good, The Bad & The Queen, el supergrupo que comparte con Damon Albarn (Blur/ Gorillaz), Tony Allen (septuagenario batería africano que fue director musical de África 70, mítico grupo de Fela Kuti) y Simon Tong, (The Verve / Blur / Gorillaz).

Viv Albertine, 64 años, de The Slits 

Esta australiana vivió el punk desde sus orígenes. Era del grupo de coleguitas de los Sex Pistols; amiga de los Clash Joe Strummer y Mick Jones, con el que salió una temporada y fundó Flowers Of Romance, la banda en la que tocaba Sid Vicious. Después entró a formar parte de The Slits, la banda femenina que lidió con un movimiento, el punk, mucho más machista de lo que parecía. Cuando su grupo se disolvió en 1982 se recicló a cineasta, trabajando para la BBC y el British Film Instititute, hasta volver a grabar en solitario en 2008. En 2014 su libro de memorias, Ropas, música, chicos, fue finalista del National Book Award; la continuación, To throw away unopened, se publicó en mayo de este año.

Feargal Sharkey, 60 años, de The Undertones 

Tenía solo 16 años cuando en 1975 formó The Undertones en Irlanda del Norte. Y todavía siendo un crío conoció el éxito gracias a Teenage kicks o My perfect cousin. Tras disolverse el grupo, volvió a triunfar como parte de los fugaces The Assembly, que montó con Vince Clarke (ex Depeche Mode y Yazoo). Más tarde se convirtió en una estrella del pop en solitario. Su disco A good heart fue número uno en medio mundo en 1985 y su sencillo You little thief, soulero y desmedido es el epítome de todo lo bueno y lo malo de los ochenta. Pero en 1991 dejó la música. O más bien los escenarios, porque se pasó al otro lado, primero como cazatalentos de la discográfica Polydor y en 2008 como fundador de UK Music, una asociación que representa a la industria de la música del Reino Unido. Desde que dejó la música como ejecutor solo se ha subido una vez a los escenarios: fue en 2011, en el 30 aniversario del sello Mute, cuando Vince Clarke le convenció para interpretar Never never, el tema que grabaron juntos en 1985. Tras su actuación, en vez de refugiarse en el backstage con el resto de artistas apareció en el bar del recinto tomándose una pinta mientras se liaba un cigarrillo, con esa cara que se te queda después de un subidón. Cuando unos asistentes se acercaron a felicitarle, él les dio un apretón de manos mientras les decía: “Espero que lo hayáis disfrutado, porque es la última vez que lo veréis”. Ahora está jubilado y pasa buena parte de su tiempo libre en Amwell Magna Fishery, el club de pesca más antiguo de Reino Unido. Porque, atención, es especialista en la pesca con mosca. Hace pocos días aparecía en la prensa británica encabezando una iniciativa para salvar las pozas de agua dulce del sur de Inglaterra, un ecosistema endémico de la zona amenazado por la contaminación.

Lesley Woods, 58 años, de The Au Pairs

Au Pairs fue un cuarteto de Birmingham formado en 1978, cuando el punk ya mutaba en after punk, una transición que este cuarteto paritario entendió mejor que nadie. Su primer disco Playing with a different sex mostraba a un grupo muy cabreado con el sexismo y el patriarcado, envuelto en una portada con una magnífica fotografía de Eve Arnold de mujeres combatientes del Ejército de Liberación Popular de China. Se disolvieron solo dos años después de aquello, en 1983, y justo antes de entrar a grabar su tercer álbum con Steve Lillywhite, el productor al que se recurría en aquellos años para convertir a una banda popular en estrellas, como ya había hecho con U2. Su cantante y guitarrista, Lesley Woods, dejó la música profesional y se matriculó en derecho. Desde los noventa, Woods es una abogada independiente con despacho en Londres especializada en temáticas de inmigración, aunque de vez en cuando sigue actuando en directo.

Evaristo, 58 años, de La Polla Records 

Cuando en los ochenta los chavales vascos intercambiaban cintas de casete con Salve, el primer disco de La Polla Records, tenía mucho de gamberrada. Las diatribas contra la iglesia, el poder y el ejército de aquel grupo punk de Salvatierra (Álava) parecían graciosas burradas. Los conciertos, en los que llovían escupitajos hasta el punto de que Evaristo, el cantante, sacaba un paraguas en el que se leía “por qué no le escupes a tu puta madre”, eran rituales de pogo salvaje. Pasados los años dejar de escuchar a La Polla era casi como dejar atrás la infancia. Pero 40 años después, con el grupo disuelto y Evaristo liderando Gatillazo, sus letras resultan clarividentes y hasta Pablo Iglesias reivindica su herencia. “Crecí y aprendí mucho de lo que significa la política escuchando a Evaristo. Que le detengan por sus letras habla de la putrefacción de nuestra democracia. Cloacas, sicarios de la pluma, corruptos y cobardes pagados por los poderosos”, decía el líder de Podemos tras ser Evaristo identificado en mayo por la Guardia Civil tras dar un concierto en un festival por decir: "Policías, sois unos hijos de puta". Evaristo se ha convertido en una especie de sabio que disecciona el presente con inteligencia porque no ha olvidado el pasado. Y hasta escribe: ya ha publicado tres libros. En su momento no nos dimos cuenta de que era la voz del sentido común, y ahora sí.

Patti Smith, 71 años

La jovencita idólatra que en los setenta perseguía a sus dioses, ya fueran Warhol, Dylan o Lou Reed, por las calles de Nueva York se ha convertido ella misma en un ídolo mundial. Cuando en 2010 ganó el National Book Award por Éramos unos niños (Just kids) cerraba el círculo, que empezó cuando se fue de casa de adolescente para ser escritora. Su conversión, ella asegura que casual, en cantante, en plena efervescencia del club CBGB neoyorquino, su retirada tras casarse y su vuelta a finales de los noventa, han consolidado su mito. Y sigue en la brecha con sus 71 años y siendo reivindicada por los jóvenes.

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