_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Pa qué?

La campaña andaluza ha sido una jungla de ideologías y un desierto de ideas

Félix de Azúa
Pantalla con los resultados de las elecciones andaluzas en el cuartel general de Vox.
Pantalla con los resultados de las elecciones andaluzas en el cuartel general de Vox.Rafa Alcaide (EFE)

Goza Ortega y Gasset de la inquina de muchos espíritus conservadores, quizás porque supo ver con sagacidad algunos de nuestros vicios más irritantes. Recuerdo ahora aquella Meditación de El Escorial en la que interpreta el colosal monasterio como un monumento a un particular rasgo español: el de trabajar de un modo desaforado, heroico, mortífero, hasta el agotamiento, en la construcción de enormidades que luego no tenemos ni idea de para qué sirven. Levantamos imperios o escoriales, luego los miramos con fijeza y rascándonos la barbilla nos preguntamos, ¿y ahora qué hago yo con esto?

Así ha sucedido en las elecciones andaluzas. Nadie (ni ellos mismos) sabe qué clase de propuestas hacían unos y otros, qué región querían construir, qué pensaban hacer para mejorar la vida y el trabajo de la población, su educación, su dignidad. Escondidos detrás del nacionalismo (¡Andalucía es mi madre!), de la ceporrería fachosa (¡mueran las derechas, las superderechas y las archiderechas!) o del cinismo puro (¡ellos son corruptos, nosotros no!), el resultado es, con perdón, un pan como unas hostias. ¿Para qué tanta agitación, tanta energía, tanto trabajo, tanta bandera, tanta gente y tanto sueldo? Ahí está la nueva Andalucía, un caos que simula el regreso del orden.

Los políticos que han ganado se rascan el mentón mientras musitan, ¿y qué hago ahora yo con todo esto? Los que han perdido se rascan el bolsillo. La campaña ha sido una jungla de ideologías y un desierto de ideas. De modo que ¿cómo vas a pactar, si no hay ideas?, ¿cómo se negocia una etiqueta sin mercancía? Sólo se impone esta conclusión: hazte cargo, Sánchez, de lo que pasa cuando uno comparte el rancho y la litrona con los separatistas. Aunque dudo de que se entere.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Félix de Azúa
Nació en Barcelona en 1944. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética, es colaborador habitual del diario El País. Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis. En junio de 2015, fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón "H".

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_