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Humor

De cómo ganar las elecciones con un programa que promete un oso polar en el zoo y toallas gratis en las piscinas

La quiebra de Islandia aupó al ayuntamiento de Reikiavik a un humorista. Gnarr se tomó su cargo tan en serio que puso a sus empleados a ver ‘The wire’

Jon Gnarr, en 1986, cuando era anarquista y se codeaba con el movimiento punk. Luego se volvió antisistema y se hizo alcalde.
Jon Gnarr, en 1986, cuando era anarquista y se codeaba con el movimiento punk. Luego se volvió antisistema y se hizo alcalde.

Los tres bancos de Islandia quebraron en 2008. Dos años después, Reikiavik escogió como alcalde a un cómico local. Hay quien vio en la victoria de Jon Gnarr (Islandia, 1967), que ejerció durante toda la legislatura y después se retiró, un prólogo de la antipolítica que ha llevado hasta el trumpismo, pero eso no haría justicia a este actor y dramaturgo, fan de Ionesco, Beckett y Dos tontos muy tontos.

Hay quien vio en la victoria de Jon Gnarr un prólogo de la antipolítica que ha llevado hasta el 'trumpismo', pero eso no haría justicia a este actor y dramaturgo

Él mismo ha explicado por qué venció en su libro, titulado De cómo me convertí en alcalde y cambié el mundo (Capitán Swing). Sin embargo, en Barcelona, donde pasó como invitado del festival Serielizados, ofrece una explicación más sucinta: “La canción, todo cambió cuando hicimos la canción”. Se refiere a la versión que los miembros de su improvisado partido, el Best Party, hicieron de The best, de Tina Turner. “Era inspiradora. Tras eso, el apoyo a nuestro partido subió y subió”, recuerda.

Antes de convertirse en cómico, Gnarr se movía en círculos punks y militó en el anarquismo. “Me hice anarquista porque así podía llevarle la contraria a mi padre, que era miembro del partido comunista. De adolescente, estuve metido en las juventudes comunistas. Me hacían leer a Lenin y no me gustaba”. El Best Party, sin embargo, no se definía como partido de izquierdas ni de derechas.

Ganó las elecciones con un programa basado en el absurdo que prometía un oso polar en el zoo y toallas gratis en las piscinas, haciendo corta-pega (literal) de las webs de los rivales. Una vez en el poder, además de tener que aguantar páginas y páginas de Excel, lo peor fue subir las tarifas de la luz y el agua y despedir a decenas de trabajadores. Lo mejor, dice, “rescatar la compañía eléctrica”. Gnarr, que mientras fue alcalde obligaba a todos sus socios y empleados a ver The wire, recicló su experiencia en otra serie, The Mayor, sobre un artista de hip hop que llega a ser alcalde por accidente. Mmm… ¿Kanye 2020?

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