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Mujeres con mando en la moda

El Gemeentemuseum, de La Haya, repasa la influencia femenina en la industria

Chiara Ferragni atiende al desfile de Christian Dior, en la semana de la moda en París 2018.
Chiara Ferragni atiende al desfile de Christian Dior, en la semana de la moda en París 2018. Getty Images
Isabel Ferrer
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La estilista más famosa de la historia suele pasar desapercibida para el gran público. Se llamaba Rose Bertin, era sombrerera y marchante de moda, y creó una imagen propia para María Antonieta, esposa de Luis XVI. Bertin triunfó en el Antiguo Régimen, poco antes de la Revolución Francesa (1789), ¿qué hace entonces uno de sus arreglos, en forma de delantal joya sobre un modelo de gala, junto a un vídeo de Oprah Winfrey, la presentadora estadounidense, en Hollywood? Ambas representan a las Mujeres Fuertes de la Moda, reunidas en una muestra por el Gemeentemuseum, de La Haya, dedicada a las diseñadoras que ha logrado transformar sus creaciones en una marca de prestigio.

Algunas eran compatriotas de Coco Chanel, la legendaria creadora gala. Como Jeanne Lanvin (1867-1946), que se hizo famosa con la ropa infantil y consiguió el azul Lanvin, su color de cabecera, aplicado luego a sus vestidos de noche. O Madeleine Vionnet (1876-1975), inventora del corte de tela al bies, en diagonal en lugar de recto, para lograr una caída que siente bien a todos los cuerpos. Menos conocidas tal vez que Chanel, llaman la atención desde un escaparate luminoso instalado en el museo holandés junto a una escena chocante: una guillotina rodeada de maniquíes (algunos sin cabeza) con vestidos el siglo XVIII.

Un diseño de Iris van Herpen.
Un diseño de Iris van Herpen.

“La historia de la moda está ligada a la diferencia de género. Hasta la Revolución Francesa, las costureras no podían cortar vestidos, un trabajo para los sastres varones. Ellas solo los adaptaban al cuerpo y los cosían, según las normas de los gremios de la época. En 1675, las mujeres organizan uno propio con modelos nuevos, libres de ataduras administrativas. Para 1781, ya habían conseguido los derechos de los vestidos femeninos en París. Pasada la Revolución, los gremios fueron abolidos y el mercado se liberó”, dice Madelief Hohé, comisaria de la exposición, que incluye 133 piezas y estará abierta hasta el 24 de marzo.

Hohé indica que los diseños del XVIII lograban una silueta incómoda vista hoy, con caderas exageradas y grandes faldas, pero le daban visibilidad a la mujer en un entorno masculino. “Creo que los vestidos deben tener una clave arquitectónica y estar al servicio del cuerpo, como si fuera un edificio”, dijo Elsa Schiaparelli (1890-1973), maestra de las hombreras anchas, que trabajaba con artistas y patentó un bañador con sujetador interno incorporado. “Hacer un vestido que parezca sencillo es lo más difícil del mundo. Por eso el de boda de Meghan Markle, actual duquesa de Sussex, creado por Clare Waight Keller, directora creativa de Givenchy, tuvo tanto éxito”, dice César Rodríguez Salinas, especialista en la restauración de vestidos históricos del Gemeentemuseum. “Y por eso Balenciaga es considerado el maestro por todo el sector. Sabía coser y cortar y conocía las posibilidades de las telas. Conseguía volúmenes imposibles”, añade, frente a un modelo de plástico de la holandesa Iris van Herpen, uno de los emblemas de la exposición.

La diseñadora Coco Chanel, en 1935.
La diseñadora Coco Chanel, en 1935.Man Ray

La parte histórica prepara apenas para lo que podría llamarse la segunda revolución de la moda con firma femenina. No es solo que Maria Grazia Chiuri esté al frente desde 2016 de Dior, la primera mujer en sus 70 años de historia. En otra de las salas, sobre unas gradas vestidas de colores, asoman Zandra Rhodes, “la reina de los vestidos de fiesta”; Katharine Hamnett, pionera de las camisetas con lemas como “Actúa a escala local, piensa de forma global”; Agnès B. con sus múltiples variaciones de los pantalones con peto; Sonia Rykiel, con sus vestidos cómodos y pegados al cuerpo, entre otras. Las camisetas de Chiuri con lemas nunca vistos en la pasarela como “Todos tenemos que ser feministas”, tuvieron un precedente en la llevada por Hamnett en 1985, en un encuentro con la entonces primera ministra británica, Margaret Thatcher. Se oponía a la instalación de misiles estadounidenses en el Reino Unido, una forma de compromiso social, más allá del punk, plasmado por su colega, Vivienne Westwood, en sus proyectos de Moda Ética que crean empleo en África. Femmes Fatales, es el título genérico de la muestra, pero al final de recorrido queda la fuerza.

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