_
_
_
_

Agnès B. cumple 40 años en la moda por amor al arte

Su elegancia atemporal triunfa en 300 tiendas por el mundo, la mitad en Japón

Agnès B.
Agnès B.© PATRICK SWIRC
Álex Vicente

Pronunciar el nombre de Agnès B. (Versalles, 1941) es referirse a un mito en la historia reciente de la moda francesa. La diseñadora triunfó en el París de los ochenta y noventa con una moda urbana, unisex y ética, cuando no estaba de moda ser ninguna de las tres cosas. Sus camisetas marineras y monos de trabajo dignificados, como el que la modista lleva puesto en esta tarde veraniega, marcaron el paso hacia un prêt-à-porter realista y sin artificios, que abrazaba la modernidad y dejaba definitivamente atrás la era dorada de la alta costura. “Una pieza de ropa puede ser portadora de mensajes políticos. Por una parte, he diseñado camisetas con eslóganes del Mayo del 68. Por la otra, las líneas y los cortes siempre dan una imagen determinada de la mujer. Yo, por ejemplo, siempre he diseñado ropa que una podía llevar al trabajo”, asegura la diseñadora.

Más información
La pasarela francesa en seis extravagancias
La época dorada de la moda francesa de los 50 llega a Bilbao
El chic francés ya no es chic

Cuarenta años después de fundar su enseña, su elegancia atemporal sigue triunfando en medio mundo: cuenta con 300 tiendas y puntos de venta, la mitad de ellos en Japón, el país que mejor ha entendido sus cortes rectos y sus texturas confortables. “Siempre me tomé a esa sociedad muy en serio. Hace treinta años que voy y ha cambiado mucho. Ahora las mujeres ya no se pasan el día de rodillas”, afirma. Sin ella, puede que no hubieran triunfado Isabel Marant o Vanessa Bruno, ni tampoco marcas tan parisinas como APC, a la que lleva más de diez años de ventaja. "Mi primera tienda, que abrí en 1975, era un lugar muy hippy. Había pájaros en libertad y gente durmiendo en los rincones. Vivía un poco como una gitana", bromea la modista, cuyo nombre real es Agnès Troublé. "Yo soy hija del 68. Me manifesté mucho en la calle. Mis hijos jugaban a ser estudiantes y antidisturbios, igual que otros niños juegan a ser vaqueros o piratas".

Una modelo desfila en la Semana de la Moda de París el pasado mes de marzo en París.
Una modelo desfila en la Semana de la Moda de París el pasado mes de marzo en París.WireImage

En realidad, la moda es solo una de las múltiples ocupaciones de esta hiperactiva confesa. Se prepara para cumplir 76 años, pero exhibe una energía que supera a la de muchos adolescentes. Propietaria de una galería de arte desde 1983, la modista lleva años configurando una impresionante colección privada, formada por 5.000 pinturas, esculturas, fotografías y piezas de street art, disciplina que se tomó en serio cuando nadie lo hacía. Hasta el 5 de noviembre, Agnès B. expone una selección de 500 de esas obras en la Colección Lambert de Aviñón. En la exposición, en la que figuran obras de Andy Warhol, Jean-Michel Basquiat, Robert Mapplethorpe, Dennis Hopper, Patti Smith o David Lynch, se adivina la personalidad de una mujer de una curiosidad inagotable. “Cuando uno expone su colección, se expone a sí mismo", asiente. También su pasión por artistas especializados en retratar a una adolescencia maldita, como Larry Clark, Gus Van Sant o Ryan McGinley. “La adolescencia me obsesiona porque me privaron de ella, ya que me casé a los 17 años y tuve hijos muy joven. Me sigo sintiendo como entonces, tengo la misma curiosidad. Salgo más con mis nietos, que son de la misma generación que mis amigos pintores, músicos o cineastas, que con gente de mi edad”, dice.

Cosas bellas

El motivo de su gusto por las cosas bellas se encuentra en su infancia. "Crecí en Versalles. Cada día pasaba dos veces por el antiguo palacio real y jugaba en su jardín. Entonces no era Disneylandia, como lo es ahora, sino un lugar poético y mágico. Esa belleza te condiciona, porque luego te pasas toda la vida buscándola", sostiene. Por eso asegura que no colecciona arte por motivos prosaicos. "Ahora hay mucho cinismo, porque el dinero ha ocupado demasiado lugar. Hay coleccionistas capaces de pagar sumas inimaginables por una obra de Jeff Koons o Damien Hirst. Yo, en cambio, he tenido una relación casi mística con el arte".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Álex Vicente
Es periodista cultural. Forma parte del equipo de Babelia desde 2020.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_