Roberto Cavalli ataca a Chiara Ferragni por vender su imagen a cualquier precio
El diseñador italiano se suma a las críticas contra la bloguera por aparecer en una foto publicitaria en lencería y carga contra la 'influencer' a la que califica de "máquina de dinero"
La influencer y empresaria Chiara Ferragni vive en las redes sociales. Corona todas las clasificaciones en términos de popularidad. Su éxito y su facturación son proporcionales al número de fotos de su perfil de Instagram y sin embargo, a veces su hiperactividad 2.0 se convierte en un arma de doble filo. Es lo que le ha ocurrido esta semana. La italiana subió a Instagram una foto suya en ropa interior, frente al espejo del baño, para promocionar un evento de una conocida marca de lencería de la que es embajadora y desató la polémica a golpe de clic y comentario, con lluvia de likes y críticas incluidas. Entre todos los comentarios, que se cuentan por miles, aparece uno particularmente envenenado. El del diseñador Roberto Cavalli, íntimo de la bloguera en otros tiempos, desde su cuenta personal. “¡Estás haciendo publicidad a tu ombligo! ¡Quién te crees que eres! Eres solo una máquina de dinero. No hay ni espontaneidad ni amor en lo que haces”, escribió.
A continuación escribe el rapero Fedez, marido de la bloguera: “Roberto Cavalli, dime que es falso, por favor”. Y ahí comenzó la refriega. El modisto, uno de los italianos más internacionales, no se cortó a la hora de cargar contra Ferragni: “¡Soy realmente yo! Famoso y limpio para decir lo que pienso. Sois buenos, os aprovecháis demasiado de este juego que no es para vender sino un pasatiempo para divertir también a quien no lo hace. Después, comprar prendas con nombres rimbombantes (como el mío) con las que Chiara se hace publicidad, vistiéndolas... BRAVA... las lleva bien, pero esta vez ha puesto el pie fuera de la pasarela”.
A pesar de que los seguidores del modisto y de la influencer estaban más acostumbrados a los selfies que a los cuchillos, desde hace un tiempo la tensión flota en el ambiente. A inicios de este año Cavalli ya criticó a Ferragni ante otro posado en lencería. En ese momento, ella estaba embarazada y él escribió: “Eras bellísima, ¿qué te ha pasado?”. Recibió una avalancha de reproches y se vio obligado a rectificar. Entonces subió una foto de los dos en la que decía que adoraba a la influencer, que “es hermosa, inteligente y sabe cómo juzgar la moda mejor de lo que nadie hace” y la llamaba “amore mio”. También explicaba que él tiene cinco hijos y que nunca ha visto tan guapa a su esposa como durante sus embarazos, acompañado de una apología de la fertilidad. En esa circunstancia, Ferragni guardó silencio.
En esta ocasión, el popular diseñador pone rostro a las cada vez más numerosas críticas a la pareja por retransmitir su vida al minuto en busca del rédito publicitario. Y también por la sobreexposición de su hijo de ocho meses, Leone, al que para muchos han convertido en un modelo prematuro de ropa infantil. Ellos se defienden alegando que no son malos prototipos de conducta o que son tan solo “dos personas que han construido todo desde la nada” y que “no pertenecen a un sistema clientelista ni tienen apellidos grandilocuentes”.
El fenómeno Ferragni, que convirtió un blog de moda en un imperio internacional multimillonario, podría estar llegando a un punto de inflexión. La it girl ha grabado recientemente un documental sobre su vida e historia y con imágenes del imponente equipo que siempre la rodea. Se ofrecía como un producto estrella en el que importantes canales internacionales habían puesto el ojo, pero lo cierto es que en Italia ninguna de las cadenas a las que se les ha mostrado ha querido comprarlo.
A finales de octubre la bloguera y su marido protagonizaron otra polémica sonada que también tuvo las redes como campo de batalla. El matrimonio decidió celebrar el cumpleaños de él en un supermercado y retransmitirlo después en sus perfiles, entre carreras de carros de la compra, malabares con hortalizas, bailes en la sección de fruta y verdura y lanzamientos de panettone. Los usuarios clamaron enseguida contra el desperdicio de comida y el mensaje irresponsable que lanzaban las imágenes. Después de las disculpas públicas de Ferragni y Fedez y el anuncio de que donarían la comida, la cadena de supermercados explicó que habían establecido un acuerdo con la pareja para el evento, que contemplaba el alquiler del local y establecía que los Ferragnez pagarían toda la mercancía consumida y también la que tocaran, por lo que después sería restituida. El lance pone de manifiesto que detrás de cada imagen, por casual que parezca, hay un proyecto calculado al detalle que sitúa la rentabilidad en primer lugar.
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