21 fotosDespoblaciónLa Raya: una frontera que se vacíaLos municipios que lindan con Portugal pierden población y denuncian abandonoUly MartínMaría Sosa TroyaZamora - 21 nov 2018 - 19:42CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceSan Juan del Rebollar es un pueblo de la comarca de Aliste (Zamora), que limita con Portugal. La frontera entre ambos países se conoce como La Raya. Ha perdido población en los últimos años hasta los 160 habitantes que tiene actualmente. Ya no hay tienda. La mayor parte de municipios tienen más ancianos que menores de 15 años. En siete de cada diez hay más hombres que mujeres.ULY MARTÍNEn San Juan del Rebollar (Zamora), uno de los bares solo abre los fines de semana. El otro lo hace entre semana porque María Mezquita, la madre del dueño, lo ayuda cuando él no puede atender la barra porque está en la explotación de cerdos que montó hace unos años. "Cuando un bar se cierra, es que el pueblo está muerto", sentencia la mujer, ya jubilada. "No sé si nosotros tenemos mucha solución. Pero yo nací aquí, vivo aquí y aquí quiero morirme", dice.ULY MARTÍNEs época de castañas en Aliste. En la imagen, un almacén, durante el proceso de selección. La recolección dura apenas un mes.ULY MARTÍNUn hombre pasea por San Juan del Rebollar (Zamora). Aquí vive Teófilo Nieto, sacerdote de 15 pueblos de Aliste. Tiene unos 1.200 fieles. Mientras camina por la calle, puede ir contando las casas que ha ido cerrando. El año pasado, 50 entierros frente a 13 bautizos. "De esos, solo un niño vivirá aquí", dice. Tiene esperanzas en el futuro del mundo rural. "Necesitamos un cambio social, político y cultural. Quizás yo no lo vea, pero sí las próximas generaciones", zanja.ULY MARTÍNUna cabina en el municipio de Alcañices, la cabecera de comarca de Aliste. Unas mil personas viven aquí. Pese a que el éxodo ha sido menos acusado que en otros pueblos de la zona, tampoco aquí se libran de la despoblación. Este año es la primera vez en la historia del colegio que sus estudiantes bajan del centenar: 91 alumnos estudian en sus aulas.ULY MARTÍNEn San Juan del Rebollar (Zamora) se constituyó la Asociación de Mujeres Río Mena hace 25 años. Reconocen que el bar sigue siendo “territorio de hombres”. Ellas se reúnen para hacer gimnasia, manualidades o teatro. “Somos unas 50 y estamos todas ligadas al pueblo, porque vivimos aquí o porque vienen cuando pueden. Tenemos entre la treintena y los 81 años”, dice Ana Mezquita, su presidenta, de 43. Su sede es una antigua escuela. Aún hay dibujos y poemas colgados en las paredes, pese a que cerró hace 12 años. Antes había dos escuelas en el pueblo, una para niñas y otra para niños, con unos 15 estudiantes en cada una. Ahora solo queda uno, con siete alumnos. “Aquí estudió mi hijo”, dice Marcelina Caballero, de 57 años, que es ahora quien usa el local.ULY MARTÍNUna carretera divide Alcañices (Zamora) en dos. "Parte el centro del pueblo por la mitad", se queja su alcalde, Jesús María Lorenzo Mas. "Hemos tenido que cambiar la ruta de la procesión, por ejemplo. Necesitamos que hagan ya una autovía", prosigue.ULY MARTÍNEn Alcañices, un pueblo de Zamora que limita con Portugal, solo hay un paso de peatones. Unas mil personas viven aquí. El alcalde se queja de que la N-122 parta la localidad en dos.ULY MARTÍN"En el mundo rural no hay que defender la sostenibilidad, sino la justicia social", defiende Teófilo Nieto, cura en 15 pueblos de Aliste. Llegó en 1995 y lo ha visto evolucionar. Mientras avanza por la calle, es capaz de contar las casas que ha ido cerrando. El año pasado, 50 entierros frente a 13 bautizos. "De ellos, solo un niño vivirá aquí", dice. Confía en que la solución llegará. Cree en las posibilidades de David contra Goliat. Y cita a José Antonio Labordeta: "Ni tú, ni yo, ni el otro lo lleguemos a ver, pero habrá que empujarlo para que pueda ser".Uly MartínAlumnos en el colegio rural agrupado Nuez de Aliste en el municipio de San Vitero (Zamora). Aquí la educación es casi personalizada. Están a la última: pizarra digital, casi ordenador por niño. Mientras los mayores dan matemáticas, otra profesora trabaja con los pequeños.ULY MARTÍNJesús María Lorenzo Mas, alcalde de Alcañices, junto a un camión que pasa por la N-122, una carretera que divide el pueblo en dos. Cada día "800 camiones" pasan por esta vía, se queja él.Esta torre preside la localidad de Alcañices. "El reloj es antiquísimo, y la torre también", dice su alcalde, Jesús María Lorenzo Mas. A pocos metros de allí, una residencia de ancianos. La zona, con gran dispersión territorial, tiene una población envejecida. "Los jóvenes se marchan", añade.ULY MARTÍNRafael Poyo, con las marcas de miel que comercializa, junto a algunas de sus colmenas en el municipio de San Juan del Rebollar (Zamora). Comenzó ya hace varios años. Tiene 150 colmenas repartidas en tres colmenares. Es un sector al alza en la zona.Uly MArtínManuel Faúndez, propietario de una empresa de recolección y comercialización de setas y productos silvestres, en el municipio de Rabanales (Zamora). Esta compañía sufre los problemas de infraestructura que hay en la zona. “Tenemos un generador para poder garantizar la potencia suficiente para mantener las cámaras de congelado”, dice. Cuenta con una decena de trabajadores, pero en época de recogida, en buenas temporadas, “todos los que puedan sumarse son pocos”. El problema es que en su pueblo “no hay gente para trabajar, no hay jóvenes” y tienen que “buscar en localidades de al lado y en Portugal”.Uly MartínDe izquierda a derecha, Sandra, Catalina, Nayte, Angelines y Míriam Moral, trabajodoras del Mesón Matellán de Rabanales (Zamora). Ellas llevan este restaurante familiar, que "funciona bien", sobre todo "gracias a la gente que viene de fuera", dice Míriam, de 32 años. Ella quiere educar a su hijo en el "amor por la tierra", pero que él decida qué quiere hacer y dónde vivir. Ahora tiene 11 meses, es el único bebé del pueblo menor de un año.ULY MARTíNDos hombres pasean por São Martinho de Angueira, un pueblo portugués de unos 220 habitantes y que depende de Miranda do Douro, uno de los municipios que más población ha perdido en el país luso en los últimos años. Aquí muchos son pensionistas.ULY MARTÍNUn cartel en la carretera que conecta España con Portugal, en la provincia de Zamora.ULY MARTÍNLuis Augusto Lucas es el presidente de la 'junta de freguesia' (concejo vecinal) de São Martinho de Angueira. Teresa María Martinez Fernandes, su tesorera. Hay pocos jóvenes en el pueblo; menos niños aún. "Vamos mucho a comprar a Alcañices", cuentan. "Está más cerca que otras ciudades portuguesas".ULY MARTÍNEsta es la sede de la 'junta de freguesia' (concejo vecinal) de São Martinho de Angueira, en Portugal. Aquí, además de atender a los ciudadanos (administrativamente dependen de Miranda do Douro, por lo que los trámites que pueden resolver son pocos), también se pueden pagar recibos de la luz o recoger el correo.ULY MARTÍN"Se alquila local", se lee en grandes letras negras en un local de San Vitero, un pueblo de unos 250 habitantes. "Lleva así por lo menos 18 o 20 años", cuenta José Martín, que tiene un restaurante cerca. "Mi hija, de 13 años, es la única en el pueblo de su edad. Los fines de semana tenemos que llevarla a Alcañices [la cabecera de comarca], donde está el instituto de la zona, para que vea a sus amigas", continúa. "¿Que si se irá del pueblo? Eso espero", zanja.ULY MARTÍNCrucero en el municipio de Villarino de Cebal (Zamora), al atardecer. En este núcleo de población, que forma parte de San Vitero, solo viven tres personas en invierno. Hay ocho personas censadas. Una tarde de otoño, es un territorio fantasma. Un campo de fútbol que nadie usa recibe al visitante. Villarino del Cebal es un espejo en el que nadie en la zona quiere mirarse.ULY MARTÍN