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“Mi hijo es único, pero también es uno más en la Tierra y debe vivir en consonancia con eso”

Oliver Jeffers presenta 'Estamos aquí: notas para vivir en el planeta Tierra', una pequeña guía para recién nacidos cargada de ternura, mensajes y sentido del humor

Un padre disfruta leyendo con su hijo.
Un padre disfruta leyendo con su hijo.getty
Oliver Jeffers.
Oliver Jeffers.

En pleno boom del álbum ilustrado, el nombre de Oliver Jeffers brilla con luz propia en el firmamento de la literatura infantil. Más de 20 álbumes ilustrados traducidos a 30 idiomas, un sinfín de premios internacionales y más de 10 millones de cuentos vendidos en todo el mundo avalan su trayectoria. Pero lo más llamativo, sin duda, es la fidelidad a su obra que ha conseguido de los lectores. De los grandes, que son quienes pagan los libros, y de los pequeños, que disfrutan de su sentido del humor y de un estilo sumamente reconocible. Jeffers presenta ahora Estamos aquí: notas para vivir en el planeta tierra (publicado en España por la editorial valenciana Andana), un libro dedicado a su hijo que es también una pequeña guía sobre la Tierra para recién nacidos cargada de ternura, mensajes y sentido del humor.

Dedicas Estamos aquí: notas para vivir en el planeta tierra a tu hijo. ¿Has encontrado el sentido a “todo esto” (a la paternidad, por ejemplo) mientras escribías e ilustrabas el libro?

Uy, Dios, no. ¿Si le he encontrado el sentido a algo? No, en absoluto. Tan solo he encontrado preguntas más específicas que hacer. Creo que la cosa más natural del mundo es procrear y tener hijos, pero también es algo increíblemente difícil de hacer, y voy aprendiendo sobre la marcha. Solo ahora me doy cuenta de hasta qué punto mis padres iban también improvisando a medida que avanzaban en mi crianza.

En el libro ofreces a tu hijo algunas pistas e información básica sobre la vida en la Tierra. ¿Cuál es el mensaje fundamental que te gustaría que extrajera del libro?

Creo que el hecho de que, aunque él sea único, especial y un ser absolutamente amado por su familia, no deja de ser uno más entre siete mil millones y medio de personas viviendo en el planeta, y que deberá vivir en consonancia con eso.

Anoche le leí el libro a mi hija y se quedó fascinada con la ilustración de la ciudad, porque la ciudad es el lugar que mejor conoce. Esa ciudad, en tu ilustración, representa con precisión una vida que avanza a gran velocidad. ¿Son nuestro ritmo de vida y la infancia incompatibles?

No lo creo. Creo que la Humanidad siempre ha cambiado. Si no fuera así, aún viviríamos en cuevas y seríamos cazadores. La civilización siempre se ha movido, desarrollado e ido hacia delante. No creo que las ciudades sean incompatibles con la infancia. Son un lugar increíble para experimentar otras culturas, otros tipos de personas, otras formas de existir… y para descubrir el arte, el teatro, la música, la gastronomía, toda esa riqueza y diversidad y ese ajetreo incesante que es este planeta. También te diré que creo que es importante no pasar todo el tiempo en la ciudad, pero más de la mitad de la Humanidad vive en ciudades, así que así es como son las cosas.

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Te hacía esta pregunta porque este verano hemos estado de vacaciones en un entorno natural, rodeados de verde, de animales, de naturaleza… y he tenido la sensación de que los niños necesitan más de esto, un mundo que vaya más despacio y donde puedan ser niños en el sentido más amplio de la palabra.

Estoy completamente de acuerdo en que los niños necesitan ambas cosas. Y unos márgenes sanos. Eso es lo que opino yo porque me gustan las ciudades y porque sé que mis hijos crecerán en ciudades, pero está claro que no son para todo el mundo. Pero sí que pienso que quienes viven toda su vida en ciudades y nunca experimentan la naturaleza se están perdiendo una parte inmensa de lo que significa ser humano.

En Estamos aquí no falta tu habitual sentido del humor, que está muy presente en el álbum, a través de guiños que parecen dedicados a los padres. Un buen libro infantil, ¿debe gustar por igual a padres e hijos?

Mis libros tienden a ser así porque son los padres los que tienen que pagarlos y leerlos una y otra vez cada noche (risas). No es algo que haga premeditadamente, el apelar a ambos al mismo tiempo, pero es algo que, así lo he notado a largo de los años, funciona como un bonus. Yo trato de entretenerme a mí mismo mientras escribo e ilustro estos libros y parece que la mayoría de los niños de 4 y 5 años comparten mi sentido del humor.

Por eso te iba a preguntar precisamente. Tu sentido del humor y tu estilo visual son muy reconocidos en España. La gente compra un libro para sus hijos porque está firmado por Oliver Jeffers. ¿Eres consciente del éxito de tu trabajo?

Ehm (duda por un momento) Sí, lo soy, sí. Intento no darle muchas vueltas a esto, porque pienso que si te centras demasiado en lo bueno que es todo y en cuánta gente disfruta con tu trabajo, eso podría en última instancia cambiar aquello que haces. Pero sí, soy consciente, aunque como digo intento tomarlo con humildad y no crecerme.

¿Crees que tu trabajo y el de otros autores de álbumes ilustrados están dando a la literatura infantil un reconocimiento que no ha tenido antes?

Creo que estamos, sin duda, en la edad de oro de los álbumes ilustrados. Me atrevería a decir que se han puesto “de moda”, así que eso provoca que cada vez haya más gente orientándose hacia esta forma de literatura. Hay muchas tendencias, hay un montón de libros publicitarios, pero se están haciendo también un montón de libros tremendos gracias a gente que está buscando la manera de contar una historia o de transmitir un concepto con el simple proceso de dibujar una página. Creo que vivimos un gran momento, pero bueno, también es cierto que la gente se olvida muy fácilmente de lo buenos que fueron también los libros ilustrados en los años 30, 40 o 50.

Y ante este boom de la literatura infantil, si Oliver Jeffers tuviera que comprar para sí o para su hijo un álbum ilustrado no escrito por él, ¿cuál sería?

El más reciente que le he comprado ha sido Esto es París, de Miroslav Sasek, simplemente porque íbamos a ir a París. Me encanta su trabajo, aunque no es realmente un cuento. Personalmente el primer álbum ilustrado que retengo en el recuerdo lo suficiente como para pensar que es un libro clave de mi infancia es La mariquita gruñona, de Eric Carle. Se lo he leído a mi hijo, pero no sé si mostró algún signo de haberlo disfrutado tanto como lo hice yo.

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