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La guerra sucia de Arnold a Sylvester que sale a la luz 25 años después

Mensajes ocultos en películas, maniobras en los despachos de Hollywood y declaraciones arrogantes: la pelea por el cetro de la masculinidad musculada tiene dos nombres

Arnold Schwarzenegger y Sylvester Stallone en Cannes en 1990. Es su primera foto juntos.
Guillermo Alonso

En una industria (la del entretenimiento) que suele enfrentar a las mujeres tachándolas de divas y resaltar la amistad entre hombres considerándolos colegas es necesario y refrescante recordar la lucha de titanes que durante lustros mantuvieron los dos epítomes absolutos de la masculinidad de finales del siglo XX: Arnold Schwarzenegger y Sylvester Stallone. Una lucha hoy terminada, pero que ha vuelto a la actualidad gracias a un artículo de Vulture que se publicó hace un año, pero las redes han popularizado de nuevo esta semana.

“Estábamos atacándonos el uno al otro en los medios sin parar. Nos insultábamos y señalábamos los puntos débiles del otro. Era tan competitivo. Se convirtió en algo tan absurdo que de repente discutíamos por ver quién tenía el cuerpo más musculoso, quién usaba el arma más grande o quién tenía el cuchillo más afilado” Arnold Schwarzenegger

Pero antes, un poco de historia. Stallone (Nueva York, 1946) y Schwarzenegger (Austria, 1947) se conocieron en 1977, cuando ambos compartieron mesa en la gala de ese año de los Globos de Oro. Stallone era ya una gran estrella –Rocky se había convertido en la película más taquillera de 1976 en Estados Unidos y Canadá–, Schwarzenegger todavía no.

En 1985, Arnold –convertido también en carne de taquillazo gracias a las dos entregas de Conan el Bárbaro (1982 y 1984)– dijo de Sylvester en una entrevista: “Me enfadaría si oigo mi nombre mencionado en la misma frase que Stallone. Él usa dobles de acción para sus escenas. Yo no”. En 1988, sin embargo, proclamaba que había intentado ser su amigo, pero no le daba “buenas vibraciones”. 

Ese mismo año, cuando Sylvester se casó con Brigitte Nielsen, los rumores apuntaron a que ella había tenido anteriormente una aventura con Arnold. Algunos periodistas en Hollywood aseguraron incluso que Arnold se había encargado de fomentar ese romance para librarse de Brigitte: él ya estaba para entonces felizmente casado con una Kennedy, Maria Shriver. 

Stallone tampoco era un ángel: según un artículo del tabloide News of the World publicado en los años ochenta, él estuvo detrás de los rumores que afirmaban que Schwarzenegger sentía simpatía por Hitler en su juventud, unos rumores que llegaron a The New York Times o a la CNN. Además, muchos han visto en sus películas más famosas dardos lanzados hacia su rival. En Rocky IV (1985) había un villano ruso, rubio y con una forma de hablar casi robótica (interpretado por Dolph Lundgren) que, para muchos espectadores, parodiaba a Schwarzenegger. Y en una escena en la prisión en Tango y Cash (1989), Stallone le dice a uno de los presos (el más loco de todos) justo antes de aplastar su cara contra los barrotes: “¡Me encantaste en Conan el bárbaro!”. ¿Quién protagonizó Conan el Bárbaro? Schwarzenegger, claro (por cierto, rodada en Cuenca y Almería).

Sylvester y Arnold, ya amigos y compañeros de pantalla, en una gala en Beverly Hills en 2014.
Sylvester y Arnold, ya amigos y compañeros de pantalla, en una gala en Beverly Hills en 2014.GETTY IMAGES

En los noventa las cosas parecieron calmarse. Stallone y Schwarzenegger dejaron a un lado su rivalidad, aunque solo fuese por el dinero: juntos crearon la cadena de cafeterías Planet Hollywood (que tuvo una sede en Madrid durante años). Y las referencias al otro en sus películas continuaron, pero en tono de humor: en El último gran héroe (1993), protagonizada por Schwarzenegger, había un póster de Terminator con la cara de Stallone. Y en Demolition Man, durante una conversación con Sandra Bullock, Stallone se entera de que un presidente de EE. UU. se apellidaba Schwarzenegger. “¿Pero fue presidente?”. “Sí, aunque no naciera en este país”, responde Bullock.

La relación entre ambos pareció hacerse más estrecha a la vez que sus estrellas se iban apagando y su tipo de películas de acción superlativa dejaban de estar de moda. A principios de siglo, uno se alejaba de la interpretación para meterse en política (Arnold) y otro vivía su etapa de menor relevancia profesional (Sylvester). Los dos volverían a la gloria gracias a la reivindicación nostálgica de la saga Los mercenarios: en su segunda entrega, en 2012, compartían por primera vez pantalla. Y en 2013 los dos protagonizaban juntos Plan de escape. Una película que fue un fracaso en Estados Unidos, pero no en el resto del mundo, donde los dos parecían tener tirón entre una audiencia que echaba de menos a sus ídolos de infancia.

Pero el golpe de gracia llegó en octubre de 2017. Un periodista de la web Slashfilm acudió a una sesión de preguntas y respuestas con admiradores que Schwarzenegger celebrada en honor del 30 aniversario de Predator. Su larga rivalidad con Stallone fue una de las preguntas estrella, y el actor no se cortó un pelo.

“'¡Alto! o mi madre dispara' es tal vez una de las peores películas del sistema solar, incluyendo películas de alienígenas que no hemos visto. Un gusano podría haber escrito un guion mejor”

Sylvester Stallone, sobre su propia película

“Me alegro de que limásemos nuestras diferencias porque aquello no era agradable”, confesó la estrella de acción. “Estábamos atacándonos el uno al otro en los medios sin parar. Nos insultábamos y señalábamos los puntos débiles del otro. Era tan competitivo. Se convirtió en algo tan absurdo que de repente discutíamos por ver quién tenía el cuerpo más musculoso, quién usaba el arma más grande o quién tenía el cuchillo más afilado”.

Lo bueno llega ahora: Schwarzenegger confirmó un rumor que lleva años coleando por Hollywood y cuenta que, gracias a él o, más bien, por su culpa, Stallone aceptó la que es probablemente la peor película de su carrera y una de las peores de la historia de Hollywood: ¡Alto! o mi madre dispara (1992). ¿La trama? Un policía soltero y mujeriego recibe la visita de su madre, Tutti, que lo trata como a un niño y presencia el crimen de un pez gordo del mercado negro de armas. Después de eso, se convierte en una extraña compañera de investigación para su propio hijo. La madre, por cierto, era la gran cómica Estelle Getty, Sofia en Las chicas de oro. Pero ni siquiera ella pudo salvar la película. 

Por aquel entonces, era habitual que las dos estrellas de acción se peleasen por los proyectos más apetitosos. Y dice la leyenda que cuando a Schwarzenegger le llegó el guion de ¡Alto! o mi madre dispara le pareció espantoso, claro, pero decidió filtrar a la prensa que estaba muy interesado para que Stallone pelease por él y acabase siendo el protagonista.

“Es cierto”, respondió Arnold. “Leí el guion. ¡Era tan malo! Yo también he hecho películas que apestaban, lo sé, pero es que esta era realmente mala. Así que me dije a mí mismo (esto fue mientras Sylvester y yo nos llevábamos mal): voy a hacer como que tengo un interés tremendo en este guion. Sé cómo funciona Hollywood. Así que pedí una cantidad indecente de dinero. De ese modo dirían: 'Vamos a dárselo a Sylvester, tal vez podamos contratarlo por menos'. Y le dijeron: 'Schwarzenegger está interesadísimo, aquí tienes los recortes de prensa en los que habla del proyecto. Si quieres hacerla tú y arrebatarle el proyecto, está disponible para ti'. ¡Y lo hizo! Lo hizo de verdad. Una semana después me lo contaron: 'Sylvester ha firmado para hacer la película'. Y yo levanté el puño y grité: '¡Sí!”.

Un golpe maestro. ¡Alto! o mi madre dispara fue un fracaso en taquilla y se hicieron mil chistes sobre ella, ya sea en Los Simpson o en Saturday Night Live. Stallone dijo de ella en una entrevista en 2012 que era “tal vez una de las peores películas del sistema solar, incluyendo películas de alienígenas que no hemos visto. Un gusano podría haber escrito un guion mejor”. Y a continuación bromeó: “En algunos países, creo que en China, emiten la película por televisión una vez por semana para conseguir que la tasa de nacimiento se quede en cero. Y si la emitiesen dos veces por semana, creo que China se extinguiría en veinte años”.

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Sobre la firma

Guillermo Alonso
Editor web de ICON. Ha trabajado en Vanity Fair y Telecinco. Ha publicado las novelas ‘Vivan los hombres cabales’ y ‘Muestras privadas de afecto’, el libro de relatos ‘La lengua entre los dientes’ y el ensayo ‘Michael Jackson. Música de luz, vida de sombras’. Su podcast ‘Arsénico Caviar’ ganó el Ondas Global del Podcast 2023 a mejor conversacional.

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