Zambullidas temerarias
Paseas por el muelle de abrigo coruñés y no puedes evitar que se te estremezca el alma. Quizás por la innata falta de madurez en su corta edad, tal vez por la aparente ausencia de responsabilidad ante la inminente tragedia. Una veintena de adolescentes se zambulle desde lo alto del muro. Cinco o seis metros, de cabeza, o en ornamental pirueta. Abajo, la marea apenas cubre las piedras del fondo. Se escuchan comentarios por parte de los adultos. Los chavales, al temerario divertimento; para algo es verano. Caso omiso a las voces que desaconsejan la acción. Tan solo a las que retan por la más vigorosa exaltación de valentía. Turbio asunto en cada chapuzón, ¿quién será el próximo en no salir a flote? Los progenitores debieran ver con sus hijos la película Mar adentro, donde se cuenta la vida del difunto Ramón Sampedro, o aconsejar la lectura de su libro Cartas desde el infierno. Algún chaval regresaría a casa, con la piel solo bañada por la luz del sol.— Óscar Camiño. A Coruña.
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