5 fotosSeis discos de esta semanaCríticas de los nuevos trabajos de Stuart A. Staples, Diego Ares, Dirty Projectors, Drake, Florence+The Machine y Mari PeñaEl País25 jul 2018 - 18:26CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceRompamos una lanza por las multinacionales: la carrera de Randy Newman obedece a la cuota de caprichos. Cuando la rama discográfica de Warner Bros decidió pelear en la primera división, se permitió el lujo de fichar a geniecillos locales, artistas atípicos de Los Ángeles que adoptaba como propios. Individuos como Van Dyke Parks, Ry Cooder y… Randy Newman. Newman era un exitoso compositor para otros, aunque sus interpretaciones lacónicas, cercanas al espíritu de Nueva Orleans, no conectaban con la tropa melenuda del rock. Pero se le mantenía como parte de la peculiaridad californiana de Warner, el somos-diferentes-y-así-se-lo-hacemos-saber. Con el tiempo, Randy consiguió éxitos menores —‘Short People’, ‘I Love L. A.’— que allanaron las reticencias del departamento de contabilidad de Warner. Sin embargo, en los ochenta aceptó volver al negocio familiar, la música cinematográfica. Y le ha ido bien, aunque siempre recuerde que ha sido 20 veces candidato al Oscar y solo volvió a casa con la estatua en dos ocasiones (a ver: miles de compositores de cine se hubieran conformado con la mitad de esa cosecha). Por DIEGO A. MANRIQUEWARNER MUSICComo parte de la corriente chillwave (Ariel Pink, Chromatics o Mac de Marco), la estética de Chaz Bear alcanzó notoriedad a comienzos de la década. El grueso de sus canciones psicodélicas mezcla indie rock amateur con detalles electrónicos con resultados contemporáneos. En Boo Boo, su quinto disco, el estadounidense se ha abandonado a los sintetizadores de los ochenta y al auto-tune. Por BEA G. ARANDACARPARK RECORDSHasta ahora, los discos del japonés Keigo Oyamada, Cornelius, eran recipientes sonoros en los que la voz se usaba como otro instrumento y el concepto de canción rara vez era prioritario. Su registro artístico era similar al de Stereolab o The High Llamas, quienes, partiendo de lo retro, creaban música futurista. Mellow Waves supone un cambio notorio. Por RAFA CERVERARostrum Records/Musica As UsualEl poder de un metal preciado que transforma en flamenco casi cualquier cosa que pase por él. Es lo que puede ocurrir, por ejemplo, con las bamberas, compuestas por David Lagos, las granaínas o los fandangos de Huelva, estilos no habituales y con los que Jesús Méndez se exige para ampliar su caudal expresivo. Por FERMÍN LOBATÓNLa bodegaGrabado en el Museo de Arte Contemporáneo de Chicago, este disco nos muestra a un Roscoe Mitchell más vigente que nunca. No solo como intérprete, también como líder e ideólogo: la música aquí contenida —densa, abstracta, visionaria— tiene tanto que ver con la interacción de los improvisadores como con la dirección de las piezas o la propia selección de los implicados. Por YAHVÉ M. DE LA CAVADAECM