Nuevo capítulo en la pelea del hijo secreto de Julio Iglesias
El cantante rechaza que la localidad de Ojén (Málaga) sea el emplazamiento válido para comunicarle la demanda por paternidad y pone una traba más al ya largo proceso
Julio Iglesias no está dispuesto a ponerlo fácil en la batalla judicial que podría acabar con el reconocimiento en los tribunales del que sería su noveno hijo. El cantante no admite que Javier Sánchez, el hombre de 42 años que interpuso contra él una demanda de paternidad en septiembre de 2017, sea su descendiente y trata de ganar tiempo. Un mes después de que los empleados que Iglesias tiene en su finca de Ojén (Málaga) recogieran la demanda tras una larga negativa de los trabajadores a hacerlo, el artista alega ahora que este no es un emplazamiento válido para comunicársela. Según argumenta, su último domicilio en España hasta 1978 estaba en Madrid, y ese sería el lugar donde entregar el escrito, según Fernando Osuna, el abogado de Sánchez. Curiosamente, en los últimos meses Iglesias había trasladado sin embargo que la demanda le debía llegar a otra de sus propiedades, esta en Punta Cana (República Dominicana), lo que alargaba y encarecía el proceso, instruido por el magistrado José Miguel Bort en Valencia.
El pasado mes de marzo, la defensa de Javier Sánchez pidió al Juzgado de Primera Instancia número 13 de Valencia, que admitió a trámite la demanda de paternidad, que realizara un nuevo emplazamiento para la comunicación de la denuncia, dado que sucesivamente se habían presentado en la vivienda del intérprete en la localidad malagueña de Ojén sin que ningún empleado quisiera recoger el emplazamiento. Sin embargo, según se desprende de los documentos facilitados por Osuna, finalmente el personal de seguridad del intérprete sí recogió la demanda, documento ante el que la representación de Iglesias promovió una declinatoria en la que alegaba que ese no era el lugar válido para hacerlo.
A juicio del abogado del demandante de la paternidad, las trabas de Iglesias demuestran que el cantante "está retrasando este caso todo lo que puede, primero por negarse a recoger la demanda, y ahora con la competencia de los tribunales". El letrado añade, en un comunicado, que Iglesias "debe tener mucho miedo a que la justicia dicte sentencia en su contra". Según avanza Osuna, "en breve" se pedirá que acuda Iglesias a España "a someterse a la prueba de ADN ya en presencia judicial" en el Instituto de Medicina Legal. Iglesias podría negarse a someterse a la prueba, pero hacerlo implicaría un indicio en su contra.
Se da la circunstancia de que la demanda de Sánchez fue admitida a trámite en diciembre porque iba acompañada del resultado de otra prueba genética, que presuntamente acreditaba con una fiabilidad del 99,9% que Iglesias es el padre. La muestra fue conseguida en Miami por el detective sevillano Luis Lara, que se hizo con una botella de agua que Iglesias había abandonado en una playa y que contenía restos de ADN.
Curiosamente, Sánchez, hijo de la bailarina portuguesa Edite Santos, ya demandó a Iglesias en 1992, cuando era un adolescente. Aunque entonces un juzgado de Valencia lo declaró hijo del cantante, este logró revocar la sentencia en apelación en la Audiencia Provincial (y ratificada más adelante en el Tribunal Supremo) por una cuestión de procedimiento, ya que nunca recibió personalmente la petición de someterse a la prueba de ADN, un análisis que no se llegó a hacer. Ahora, más de veinte años después, el juez reconoce que existe "constancia de que en el mes de julio de 1975, nueve meses antes del nacimiento" de Sánchez, "la madre de este y el demandado coincidieron actuando en una sala de fiestas de la localidad de Sant Feliu de Guíxols, habiéndose publicado en un periódico francés diversas fotografías en que aparecían juntos, solos o en compañía de otros, lo que hace teóricamente factible que entonces hubiesen podido existir relaciones sexuales entre ambos".
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