Carmen Cervera reúne en Ibiza a sus tres hijos y se deja fotografiar
Tras unas tensas relaciones familiares, la paz parece haber llegado a la familia Thyssen que por primera vez se muestra junta en público
Tras años de desencuentros por cuestiones de herencias y por diferencias familiares, Carmen Cervera ha reunido a sus tres hijos -Borja y las gemelas Carmen y Sabina- en Ibiza y todos se han dejado fotografiar primero a bordo de un barco, luego bañándose en el mar y después bajando a tierra para almorzar todos juntos. En el grupo también estaban Blanca Cuesta, la esposa de Borja, y los cuatro hijos de la pareja, así como Manolo Segura, padre biológico del hijo varón de la baronesa que luego fue adoptado por Thyssen.
A sus 75 años, Carmen Cervera parece haber logrado que todos los suyos estén en armonía. Ningún miembro de la familia ha hablado abiertamente de los problemas que les separaban, pero es un hecho que las gemelas de 12 años, nacidas de una gestación subrrogada no se han relacionado con su hermano mayor. Él no estuvo en las comunión de las niñas y ellas tampoco acudieron a los bautizos de los hijos de este. Siempre la baronesa ha argumentado problemas de agenda para justificar las ausencias de unos y otros.
Las niñas de la baronesa se están criando rodeadas de un círculo muy pequeño de personas. Como ella misma ha contado reciben formación en su hogar del que casi no salen. Según ha desvelado su madre, estudian música y tocan varios instrumetos. Las hijas de Tita Cervera también están preparadas para moverse por el mundo con soltura, ya que hablan castellano, catalán, inglés y francés. Sobre sus hijas, Carmen Cervera ha dicho: “Han crecido mucho y están muy guapas. Son dos niñas cariñosas. Me siento muy orgullosa”. Las niñas guardan un curioso parecido con Borja.
Borja Thyssen, que mantiene un contencioso con Hacienda, lleva tiempo residiendo en Andorra mientras que su esposa e hijos lo hacen en Madrid, pero parece que para el curso que viene la familia se instalará de nuevo en Londres donde ya estuvieron un año.
El hijo de la baronesa tiene una espada de Damocles pendiendo sobre su futuro: el juicio por el que la fiscalía le pide dos años de cárcel y 1,2 millones de euros por ocultar a Hacienda parte del dinero que ganó en 2007 por las exclusivas de su boda y el bautizo de su primer hijo.
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