Sónar 2018, una experiencia de alto voltaje

Un festival como Sónar puede ser una experiencia de muchos tipos: reveladora, fascinante o embriagadora, por ejemplo. Pero la última edición de la cita barcelonesa será recordada, además de por sus conciertos y sesiones de DJ, como una experiencia electrizante. Y en parte fue así por Thunder Bitch.

Al igual que esa fusión explosiva de whisky canadiense de primera calidad, canela y chili que convierte a Thunder Bitch en una manera distinta y llena de sabor de disfrutar de la noche, su propuesta para esta edición de Sónar también fue especial, explosiva y libre de cualquier clase de prejuicios. Un reto que ponía a prueba la capacidad de los asistentes del festival para salirse de lo establecido y vivir la noche al máximo.

En la zona Thunder del festival, todo aquel que quisiera demostrar su lado más salvaje podía hacerlo aceptando su reto: conseguir superar un recorrido en el que un centímetro de más podía traducirse en una pequeña descarga eléctrica. Aquellos que lo consiguieron tuvieron premio. También atreverse a decorar su piel con un tatuaje temporal o, simplemente, demostrar su parte más desenfrenada posando entre rayos para una foto de recuerdo.

Una experiencia que añadió más electricidad y sabor a las noches del viernes y sábado en Sónar, pero que no se queda sólo ahí. El reto Thunderbith se podrá vivir en otros festivales como Mad Cool, Bilbao BBK Live, Resurrection Fest o Bime Live. También, cada noche en los mejores bares y salas de tu ciudad. Porque cualquier momento puede convertirse en una descarga eléctrica de energía y sabor.

Ya el año pasado pudimos comprobar el poder electrizante de Thunder Bitch con otra activación en la que su comando de azafatas invitaba a los presentes a subir a una silla electrificada y poner a prueba su resistencia ante sus descargas a cambio de uno de sus premios.

Además, la bebida amplió su colaboración con Sónar bautizando un escenario en esta edición de 25 aniversario, el SónarPub by Thunder Bitch, por el que pasaron nuevos valores como Yung Lean y Benjamin Damage o eminencias como Laurent Garnier y Ángel Molina. Ahí también se produjeron buenas descargas, en esta ocasión del techno más contundente.