_
_
_
_
CLAVES
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

‘Aquarius’ y la política del DIY

Hemos llegado a la paradoja de pedir explicaciones a quien hace algo y no a quien mira para otro lado

Pancarta de Valencia como ciudad de acogida de refugiados en el Ayuntamiento. En vídeo: Declaraciones de Mónica Oltra.Vídeo: Europa Press
Sandra León

¿Quién no ha sentido vergüenza delante de quienes se dedican a ayudar al prójimo, poniendo en evidencia nuestra pasividad frente a la injusticia? Habrá quien reaccione argumentando su indiferencia. Que ayudar no sirve de nada. O que tiene efectos contraproducentes. Se apelará a quien actúa, recordándole las consecuencias de su buenismo. Y así llegamos a la paradoja de pedir explicaciones a quien hace algo y no a quien mira para otro lado. De ahí que todo el mundo hable de un Gobierno que decide intervenir ante una crisis humana y no de por qué nadie lo hizo antes.

La crisis del Aquarius señala tres aspectos del problema migratorio en Europa. Primero, que no hace falta apelar a la moral para que los Gobiernos actúen ante una crisis. Basta con que cumplan las leyes. Parece obvio que presionarles con el juego de la gallina esperando a que el Gobierno ceda ante el empeoramiento del problema es peligroso e ineficaz. Porque el problema son vidas en juego que poco parecen importar al actual Gobierno italiano.

Segundo, la cuestión migratoria no puede externalizarse, como se pretendió mediante el acuerdo con Turquía. Mientras la política migratoria siga desterrada de la agenda política europea, el debate sobre la migración continuará su andadura en la arena política nacional de los Estados miembros, tomando la forma del discurso de los partidos populistas.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tercero, no puede dejarse a los países del Sur lidiando solos con la frontera europea. La decisión del Gobierno de Sánchez gusta en el fondo porque conecta con la opinión pública española, cuya visión de la migración es más positiva que la del ciudadano medio europeo. Pero en la forma sigue siendo una muestra más de la unilateralidad del DIY (Do it Yourself, o “hágalo usted mismo”) al que aboca la falta de respuesta europea. La intervención de Sánchez evita la catástrofe y seduce a la opinión pública. Sus efectos en el largo plazo son más inciertos. El Gobierno puede acabar asumiendo en solitario una responsabilidad que es conjunta. Pero también podría conseguir reactivar la repolitización del debate migratorio que Europa se empeña en rehuir. @sandraleon_

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_