Hadid después de Hadid
El proyecto para una escuela en Jiangxi (China) descubre un futuro inesperado, racional y creativo para los bucles que dieron fama a la fallecida arquitecta angloiraquí
Jiangxi, al sur de China, es una provincia en la que se concentran, desde los tiempos de la dinastía Ming (S.XIV a XVI), algunos de los hornos alfareros más importantes de la tradición e industria cerámica china. En un entorno agrícola de esa provincia, se construirá una escuela primaria que tratará de ofrecer una educación a 120 niños de los 12 pueblos “vecinos” en un marco de más de 160 kilómetros.
El objetivo de la escuela es doble: deberá educar a los niños y demostrarles, a su vez, la importancia de ese paisaje abandonado y la necesidad de relacionar arquitectura y lugar. Para cumplir esas ambiciones, el equipo que heredó el estudio de Zaha Hadid ha recurrido al repertorio de curvas y bucles de la arquitecta para trazar con él el dibujo simplificado de una bóveda. “La construcción con la que los trabajadores locales están más familiarizados y con la que mejor podrán contribuir”, explican los arquitectos.
Así, a partir de una bóveda parabólica, y de su uso modular para levantar una serie de bóvedas de hormigón, los arquitectos han jugado con las profundidades de los voladizos y el orden de los cañones para componer un edificio en el que la relación con el paisaje, el clima, el asolamiento y la luz natural se redefine y redescubre en cada rincón.
Así, los voladizos funcionan como cubiertas para las lluvias y como filtros de protección solar. La cerámica local, que recubre las bóvedas de hormigón armado se suma a la huella minimizada en el paisaje que dejará el edificio fomentada por la construcción de una sola planta. También la cercanía del lago y la vegetación protectora –rodeando la escuela– están pensadas para prever las crecidas de los ríos cercanos y el desbordamiento del propio lago. Por eso este edificio, va más allá de Hadid.
El inmueble desgranado de esta escuela, que contendrá a la vez aulas, zonas de juego, residencia para los estudiantes y talleres, invita a pensar en una arquitectura modular, ampliable y de límites flexibles capaz de dotar de identidad a un inmueble al tiempo que permite relacionarlo respetuosamente con el entorno. Es impresionante la obra póstuma que está apareciendo de Zaha Hadid apenas dos años después de su fallecimiento en Miami. No parece haber ni silencio ni desorientación en su oficina. El legado de Hadid se multiplica.
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