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MIRADOR
Columna
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La violencia inverosímil

No sé si hay que cambiar códigos, pero hay que exigir jueces y politólogos sensatos

Jorge M. Reverte
El 7 de septiembre de 2017, el 'Parlament' aprobó la ley del referéndum.
El 7 de septiembre de 2017, el 'Parlament' aprobó la ley del referéndum. Albert García

La historia es de cuando había mucha confianza en el sistema judicial. Un hombre iba a juicio por haber blasfemado, y se defendía: “Yo me limité a decir: ‘Manolo, por favor, no me eches más plomo derretido por la espalda, que me estás quemando”.

La verosimilitud y la violencia siguen de gran actualidad en España. No solo en las sentencias judiciales, sino en el debate intelectual. Todo comenzó con un presunto golpe de Estado y acabó, aunque solo momentáneamente, con una violación en un portal de Pamplona. Por partes: un tribunal del Estado alemán de Schleswig-Holstein ha dicho que la mayoría independentista de la Cámara catalana no usó la violencia para imponer su voluntad a los partidarios de la Constitución a primeros de septiembre. A esa tesis se ha sumado entusiasta el politólogo Ignacio Sánchez Cuenca desde el digital ctxt para contradecir las tesis de Santos Juliá a favor de que esos días se produjo un intento de golpe de Estado.

Salvando las distancias, que las hay, la sentencia de otro tribunal, este navarro, ha provocado un enorme movimiento de disenso porque también ha considerado que no había violencia en los cinco tipos que arrinconaron en un portal oscuro a una joven que estaba sola e indefensa. A los defensores de la autollamada La Manada, y quizás al redactor de la sentencia, les ha faltado decir que los cinco valientes dijeron algo así como: “Permítanos que la violemos, por favor”.

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En septiembre, en el Parlament de Cataluña, una mayoría parlamentaria (en escaños, pero no en votos) se impuso a una minoría para desproveerla de sus derechos. Hicieron algo que solo los nazis habían osado hacer antes: dejar a sus adversarios políticos reducidos al silencio. A base de utilizar una mayoría precaria para obtener unos resultados definitivos. Sin violencia: “Señores de la minoría, ¿les importa que les quitemos sus derechos?”.

¿Eso no es violencia? ¿No es violencia la intimidación de la mayoría sobre la minoría para privarla de sus derechos? Quizás el politólogo no ha leído atentamente todo lo que se habló y se decidió en el Parlament, pero quienes intentaron abusar de su escueta mayoría para conseguir una república eterna en diez minutos estaban pisoteando clamorosamente los derechos de fuerzas tan diferentes ideológicamente como PP, PSC y Ciudadanos. En el portal de Pamplona hubo una mayoría aún más clara de cinco contra una. Hasta el más tonto de los politólogos habría percibido lo inverosímil de alguna valoración.

No sé si hay que cambiar códigos, pero hay que exigir jueces y politólogos sensatos.

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