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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El avance de la pseudociencia

Proporcionar buena medicina incluye ayudar a defenderse de falsos remedios

Medicamentos homeopáticos en gránulos.
Medicamentos homeopáticos en gránulos. Consuelo Bautista

Las autoridades sanitarias no pueden permanecer impasibles ante el grado de aceptación de las llamadas medicinas alternativas entre los españoles que ha revelado el último barómetro del CIS. Casi un 10% de la población ha recurrido a ellas en el último año, pero lo más preocupante es la buena predisposición que se observa en el conjunto de los encuestados. Que solo el 59,5% de los españoles muestre algún tipo de escepticismo ante ofertas que abarcan desde la homeopatía al reiki, indica que el restante 40,5% es una diana potencial de quienes hacen de estas prácticas una fuente de negocio.

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El conjunto de respuestas revela un alto grado de desinformación sobre unas prácticas que se presentan como terapéuticas sin haber demostrado eficacia alguna en ensayos científicos rigurosos, más allá del efecto placebo. Resulta desolador que el 18,8% de los españoles crea que la gente recurre a estas terapias porque “curan enfermedades y dolencias para las que la medicina convencional no funciona”. Es lamentable que 63,7% de quienes han recurrido a ellas se haya enterado solo a través de amigos y conocidos, pero aún es más grave que un 14% se haya informado en un centro de salud y que un 18,4% haya recibido esas terapias de la mano de médicos y enfermeras, lo que significa que hay muchos profesionales sanitarios que no valoran la importancia del método científico en su práctica profesional.

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Se extiende la idea de que este tipo de prácticas sirven para curar dolencias y “mantener una vida sana y equilibrada”, cuando algunas de ellas, además de ineficaces, son peligrosas, como ha revelado la muerte de una mujer tras aplicársele una supuesta terapia de picaduras de abeja. Tenemos un gran problema de educación sanitaria que debe abordarse de inmediato. La responsabilidad de las autoridades no es solo proporcionar buena medicina, sino también criterios y herramientas para defenderse de las pseudociencias.

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