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El papel del padre en la lactancia

El progenitor tiene que ser el apoyo y el sustento para que madre y el bebé puedan establecer una buena relación de amamantamiento

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Afirma Alba Padró, asesora de lactancia, IBCLC, cofundadora de LactApp y autora de Somos la leche (Grijalbo), que cada vez es más habitual ver a “padres implicados y muy conscientes de su papel en la lactancia materna y la crianza del bebé”. Al mismo tiempo, sin embargo, no es extraño encontrar casos de padres que se sienten desplazados por la intensa relación madre-bebé que propicia la lactancia, sobre todo en los primeros días, semanas y meses de vida del recién nacido. Tampoco los de progenitores que embarran un camino ya de por sí difícil con sus comentarios y actos, haciendo perder a la madre seguridad en su decisión.

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“A veces los padres se sienten un poco celosos de esa relación especial que se establece entre mamá y bebé y esto puede llegar a convertirse también en una especie de excusa para desentenderse de sus cuidados, algo que acaba dificultando el establecimiento del vínculo entre papá y bebé y que, a su vez, contribuye a que la madre sea la que desarrolle más recursos para manejarse con el bebé, cerrando así un círculo vicioso”, reflexiona el psicólogo Alberto Soler, que en su libro Hijos y padres felices: cómo disfrutar de la crianza (Kailas), coescrito junto a Concepción Roger, dedica un capítulo precisamente a la no siempre fácil relación del padre con la lactancia materna.

Coincide con Soler en la alusión a los celos paternos el pediatra Carlos González, autor del bestseller por antonomasia sobre lactancia materna, Un regalo para toda la vida: guía de lactancia maternal (Temas de hoy), para quien esos celos tienen un doble sentido: “el padre querría ser el bebé de la madre y querría ser la madre del bebé”.

Hay más cuidados que atender más allá de la lactancia

Es cierto que un bebé amamantado, sobre todo en sus primeras semanas de vida, pasa gran parte de su tiempo pegado al pecho de su madre. No en vano éste es alimento y, como tal, supervivencia, pero también es consuelo, tranquilidad y descanso. Sin embargo, no es menos cierto que esta etapa es efímera y pasajera; también que un bebé que requiere atención 24 horas al día precisa más cuidados más allá de la lactancia materna. A través de ellos puede ir el padre estableciendo el vínculo con su hijo a la vez que contribuye de forma directa e indirecta a liberar a la madre de los mismos, permitiéndole centrar su atención en una actividad que implica más desgaste físico y psicológico del que muchas veces estamos dispuestos a aceptar.

“El padre tiene muchas oportunidades para estar presente en la crianza de un bebé pequeño ya que hay mil atenciones, acciones y trabajos que puede hacer desde el primer día con su hijo y que, evidentemente, su mujer va a agradecer infinitamente. Al final, cuidar del bebé también es pasear con él a medianoche por el pasillo arriba y abajo, quedarse un rato con el bebé en brazos mientras la madre se da una ducha o duerme un rato, bañarlo, cambiar pañales o poner lavadoras”, cita Alba Padró.

Para Alberto Soler, por su parte, el papel del padre en la lactancia “es secundario pero imprescindible”, un problema según él en una sociedad en la que los hombres, “en general, no estamos muy acostumbrados a no tener el papel principal”. De la aceptación por parte del padre de ese rol como “auxiliar” de la madre depende también en gran parte el éxito de la lactancia materna: “El padre tiene que ser el apoyo y el sustento para que madre y el bebé puedan establecer una buena relación de lactancia. El padre cuida de la madre para que ésta pueda cuidar mejor del bebé”. Al fin y al cabo, menos dar teta, el padre puede hacer con el bebé y en el hogar muchas cosas. Como añade Carlos González, “el bebé tiene para todos y nunca falta la diversión en una casa con un recién nacido”.

La importancia de estar informados

Explica Alba Padró que, según los resultados de un estudio llevado a cabo en el Reino Unido, el éxito de la lactancia materna no está tanto en los grupos de apoyo o en la ayuda de los sanitarios “como en la ayuda y el apoyo de la pareja”. En ese sentido, Carlos González señala también a otras investigaciones que han correlacionado el apoyo del padre con una mayor duración de la lactancia.

Para el pediatra ese apoyo no requiere necesariamente de conocimientos técnicos. “Puedo apoyar a mi hijo para que aprenda a tocar el piano aunque yo no lo sepa tocar. Lo importante es que muestre interés cuando mi hijo toca, que no le critique por cada error, que no me queje del ruido”, argumenta a modo de metáfora. ¿No es importante entonces que un padre esté informado para apoyar más y mejor la lactancia de su mujer? “Solo hasta cierto punto. Habitualmente basta con que sepa las cuatro generalidades que son vox pópuli: que el pecho es muy bueno, que no hay que seguir un horario… ¿Sería bueno tener un marido que además domina la fisiología de la lactancia, la importancia de la posición, la prevención y tratamiento de las grietas y las mastitis? Sí, y que sepa arreglar el coche y cambiar el baño. Pero en la práctica, con que sepa llevar el coche al taller y contratar a un albañil es suficiente”, responde González.

Según Alberto Soler, por su parte, la información sobre lactancia, bebés y crianza “nunca está de más”, sobre todo en un contexto como el actual, “en el que estamos más acostumbrados al biberón que a la teta” y en el que se ha perdido “casi por completo” la cultura de lactancia materna. La información, para el psicólogo, cobra así más importancia para poder distinguir entre consejos bienintencionados pero totalmente contraproducentes y verdaderas soluciones a los problemas que puedan ir surgiendo durante la lactancia materna: “Lo que necesita una mujer cuando está agotada o tiene problemas con la lactancia no es que nadie “le ayude” dándole un biberón al niño para que ella pueda descansar, o decirle que no se complique tanto con la teta que “hoy en día con biberón se crían igual de bien”. Necesita a alguien que le apoye en su decisión de dar teta, no que le vayan poniendo palos en las ruedas”.

En ese sentido, para el psicólogo valenciano, el hecho de tener al lado a una persona que te entiende, te apoya y te defiende cuando es necesario es “fundamental” para una madre que está dando el pecho. Tanto como no tener al lado a alguien “que te está machacando todo el rato con la decisión” de amamantar al bebé: “Si cada vez que la madre da teta al bebé tiene que estar escuchando comentarios del tipo “¿otra vez?”, “¿eso es normal?”, “Ese niño se queda con hambre”, “tu leche no es buena”, “tu leche ya no alimenta”, “te está usando de chupete” y similares, no es un contexto en el que apetezca dar teta durante mucho tiempo”.

“Un papá informado es parte del éxito de la lactancia”, concede por último Alba Padró, que destaca en ese sentido la labor del padre de “observar, proteger y ayudar” a su pareja para que ésta “esté cómoda y no se sienta asustada, insegura, reprobada o incapaz”. Una reprobación y una sensación de inseguridad en su capacidad para alimentar a sus hijos que experimentan muchas madres, sobre todo merced a comentarios de terceras personas: “Si usamos una metáfora, el padre sería como un paraguas que puede a la vez parar y recoger; que puede evitar críticas y comentarios soeces, y a la vez puede acompañar y transmitir a su pareja confianza”.

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