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Hopper, el ‘niño terrible’ de Sean Penn y Robin Wright

El menor de los hijos de la pareja de actores, que ya se ha estrenado como intérprete y modelo, no encuentra su lugar, perdido en las drogas desde que sus padres se separaron

Sean Penn, en el centro, con sus hijos Hopper y Dylan Frances.
Sean Penn, en el centro, con sus hijos Hopper y Dylan Frances.Cordon Press
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Hopper Penn Wright, el menor de los hijos de Sean Penn y Robin Wright, declaró hace años que él no formaría parte del mundo del cine. También aseguró que, después de un período enganchado a las anfetaminas, nunca volvería a jugar con las drogas. No ha mantenido ni una ni otra de estas afirmaciones. El joven, que tiene 24 años, volvió a ser detenido el pasado 4 de abril por posesión de drogas cuando fue parado por la policía por no haber señalizado correctamente una maniobra de tráfico.

Hopper iba acompañado en el coche por su novia, la actriz Uma von Wittkamp, que también fue detenida. Al proceder a las comprobaciones pertinentes, los agentes apreciaron signos que les llevaron a registrar el automóvil, donde encontraron 14 gramos de marihuana, cuatro pastillas de anfetaminas y tres gramos de hongos alucinógenos.

No es la primera vez que el hijo de la protagonista de House of Cards y el también actor Sean Penn se ve envuelto en asuntos relacionados con los estupefacientes. En mayo de 2017 en una entrevista con el periódico británico Evening Standard reconoció que había tenido que seguir un proceso de rehabilitación al que le había obligado su padre. “Tomé muchas cosas, me desperté en un hospital y mi padre me dijo: Una cura de rehabilitación o duermes bajo una marquesina de autobuses. Le respondí que prefería mi cama”.

En ese momento el hijo de Penn dio públicamente las gracias a su padre por haberle ayudado a abandonar “el peor periodo” de su vida.

Hopper Penn en Hollywood en noviembre de 2017.
Hopper Penn en Hollywood en noviembre de 2017.Amanda Edwards (Getty Images)

Quien se pregunte por qué deberán adentrarse en la vida amorosa de sus padres. La familia Penn Wright, formada por los dos actores y sus dos hijos, Dylan Frances y Hopper, decidieron muy pronto que Los Ángeles no era el mejor sitio para criar a sus hijos y se mudaron a Ross, una ciudad al norte de San Francisco. Allí Dylan y Hopper iban a una modesta escuela pública, llevaban una vida tranquila y crecían ajenos a la fama de sus padres, que además se empeñaron durante años en disimular ante sus hijos que eran famosos y la gente les reconocía por la calle.

El lado oscuro de Hopper Penn llegó cuando tenía 14 años y comenzaron las desavenencias en el matrimonio de sus padres, que se dieron varias oportunidades para salvar su relación pero terminaron solicitando el divorico en abril e 2009. Un año después Sean Penn confesó su alcoholismo y calificó su matrimonio como un fraude. Después le llegó el turno a Robin Wright que calificó su divorcio en 2014 como “devastador”.

La separación afectó especialmente al menor de sus vástagos que se entró en un peligroso juego con las anfetaminas y además sufrió a los 17 años un accidente por el que se temió por su vida.

“Frecuenté a la gente equivocada”, ha dicho en alguna ocasión Hopper Penn. “Lo estaba haciendo muy mal”. Superó el abismo, participó junto a su padre en la película The last face, junto a Charlize Theron (entonces pareja de su padre), dio clases de interpretación y se trasladó a vivir a Nueva York para probar suerte en el cine.

Robin Wright con su hijo Hopper en el desfile de Valentino en París en octubre de 2017.
Robin Wright con su hijo Hopper en el desfile de Valentino en París en octubre de 2017.Pascal Le Segretain (Getty Images)

En 2017 se convirtió en el rostro de la campaña de Fendi para sus gafas de sol. Pero ahora vuelve a rozar la fina línea roja que cambia vidas a causa de las adicciones.

Su padre, que en el último mes ha sido objeto de entrevistas durante la promoción de su último libro, ha hablado abiertamente que él y su exmujer tienen distintos puntos de vista sobre la forma de educar a sus hijos. “En este momento”, dijo el actor de 57 años, “no hablamos mucho y llevamos la relación con nuestros hijos de forma separada. Es mejor así porque ellos están tomando sus propias decisiones. Estamos completamente disponibles para ellos, pero siempre vamos a tener una forma conflictiva de abordar la forma de educar”

El actor añadió entonces que sus hijos “eran increíbles. Actúan, trabajan como modelos…, lo hacen en una industria en la que yo ya no estoy muy interesado pero ellos parece que se divierten. Soy partidario de todo lo que mantenga a mis hijos felices y sanos”.

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