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Tentaciones

Este valenciano ha patentado una tijera que corta el pelo a fuego

En plenas Fallas, el peluquero Chema de la Fuente nos muestra la técnica milenaria que quema el cabello y, según él, detiene además su caída

Eugenio Viñas

“Es posible que ser calvo sea el colmo del peluquero”. Eso dice el protagonista de esta historia que sonríe ante el micrófono como quien se sabe el último eslabón de ese virus evolutivo llamado alopecia. El sujeto en cuestión se llama Chema de la Fuente y acaba de patentar la primera tijera de fuego para cortar el pelo. El husillo, bautizado como Noom Burner, profesionaliza la técnica que Alessandra Ambrosio ha puesto de moda para el sellado de puntas –siete semanas–, pero cuyos efectos trastocan a uno de los poderes estéticos que más millones de euros y puestos de trabajos mueve en el mundo: la caída del cabello.

La historia del inventor pirómano se inicia hace 30 años en Zamora. De la Fuente es hijo y hermano de peluqueros. Seis de seis en la familia. Roquero y presumido, probaba “cada potingue que pasaba por la peluquería” de sus padres. “Me lo ponía todo y cada mañana me encontraba 20 o 30 pelos en la almohada. Era desesperante”. La casualidad hizo su aparición en la cronología de los acontecimientos: “un cliente habitual del salón, un vecino viajero, le regaló un libro a mi padre. Parecía un manual de técnicas más, pero…”.

De la Fuente extrae la reliquia. Hay un aura de Santo Grial en sus tapas gris polvo que acaban por resultar más bien rojo bajo unas tiras de celo. La página 179 de Barberos y peluqueros, editado en Barcelona en 1953, es la que le cambió la vida a este valenciano de adopción. Allí, con una foto en blanco y negro mal contrastada, un ladillo grita: ‘Quemar el cabello’. El texto, sin ambages, detalla que es una técnica relativamente extendida en “otros países”. No por ciencia, sino por ausencia de utensilios de corte; de la carencia, virtud entre Mongolia y la China continental. Y advierte que el ciclo de la caída se interrumpe al recobrar la raíz las propiedades de su etapa de crecimiento. 

“Yo le dije a mi padre que ni de coña me quemaba el pelo, pero a los dos o tres meses, a la desesperada, lo probamos. A la mañana siguiente en vez de 20 o 30 pelos en la almohada había dos o tres. Tampoco le quise dar todo el mérito. Pero pasaron las semanas, lo volvimos a probar y ya no he dejado de hacerlo desde entonces”. De la Fuente muestra unas fotos “de hace 28 y 25 años”. Aparecen sus hijos, cuyas iniciales dan nombre al invento, y sirven para comprobar que la cantidad de pelo, la forma incluso, es casi la misma que posee ahora: “no hay milagro. No hace que crezca. Detiene la caída. En algunos casos, prácticamente del todo. En otros, durante muchos, muchos años".

“No quiero pecar de conspiranoico, pero esto no conviene. ¿Cómo van a invertir las multinacionales en algo que pare la rueda del gasto en productos anticaída?"

La pregunta es inevitable:

¿Con cuántos de tus clientes has compartido el secreto?

¡Con todos! Tengo muchos clientes que se lo hacen desde hace 20, 15, 10 años. De ahí surge la idea de crear un utensilio que pudiera profesionalizarlo, que sea seguro para ellos y para mí. Y, bueno, no es tan secreto el asunto. El problema es que hasta ahora nadie ha invertido en crear esa herramienta que sirva para hacerlo de una manera higiénica y profesional.

¿Por qué?

No quiero pecar de conspiranoico, pero esto no conviene. ¿Cómo van a invertir las multinacionales de la cosmética o las peluquerías o los centros de estética en algo que pare la rueda del gasto en productos anticaída? Es muy difícil calcular el tipo de gigante económico al que se enfrenta esta idea.

El peluquero de origen castellano, cuyo salón se encuentra en la calle Bachiller de València, ha invertido 10 años y mucho dinero en la invención de esta herramienta. En colaboración con ingenieros de la Universitat Politécnica de València, estuvo a punto de tirar la toalla en mitad del camino. “Ha sido un proceso larguísimo hasta encontrar un tipo de llama constante y un diseño ergonómico para el día a día de la peluquera o el peluquero”. La piedra de toque fue pasar de los piezoeléctricos iniciales a un sistema de flambeado, avance del ingeniero Rafael Corell. Es decir, pasando de un sistema más próximo al de los mecheros a uno muy similar al de los sopletes profesionales de cocina.

Conocido internacionalmente como "tratamiento térmico extremo” o “sellado de puntas a fuego”, el quemado del cabello está muy extendido en países como Brasil. No obstante, allí se ha convertido en una técnica habitual a partir de velas. De ahí, la idea de la velaterapia que aporta una especie de aura naturalista al proceso, pero “sobre todo, muchos riesgos para el cliente y para el profesional”. Además, es evidente que el control sobre la llama y el corte es mucho más irregular. “La finalidad es la misma”, comenta De la Fuente, pero la novedad surgida y patentada ahora internacionalmente desde València es capaz de aproximar a los salones de peluquería esta la solución ante la caída del cabello y las puntas abiertas con una herramienta diseñada exclusivamente para ese uso.

De la Fuente insiste en que “dermatólogos y biólogos capilares han confirmado que el cortado a fuego es el tratamiento más efectivo” anticaída. Entre otros, cita al investigador Ángel Sebastián. La siguiente es su explicación para sus dos beneficios más demandados.

¿Por qué evita la caída del cabello?

"De la Fuente insiste en que dermatólogos y biólogos capilares han confirmado que el cortado a fuego es el tratamiento más efectivo anticaída"

El cabello está compuesto por fibras y minerales. Esas fibras, el colágeno, la cutícula o la propia queratina, se convierten en conductores del calor desde la punta. El calor se transmite a la raíz y el bulbo se dilata. Al dilatarse, interrumpe su ciclo de pelo enfermizo, de pelo en proceso de caída, y se sujeta a su alrededor. Así, pelo a pelo, el quemado hace que cada filamento se agarre por sí solo a la base y no se desprenda. Así con cada corte hace que interrumpa el proceso de caída ya iniciado.

¿Y qué aporta en el caso de las puntas abiertas?

El pelo tiene forma cónica, pero en sus puntas carece de núcleo. Digamos que, al final del pelo, lo único que queda son esas puntas. Lo que técnicamente llamamos tricoptilosis y comúnmente se conoce como puntas abiertas. En el pelo recién cortado sí tenemos núcleo en las puntas. Esa forma cónica pasa a ser cilíndrica; no tiene punta, y así aguanta unos quince días. Sin embargo, con el sellado a fuego, el final de cada pelo se mantiene pegado al núcleo hasta siete semanas. A partir de esa séptima semana, va emergiendo la forma cónica y aparecen de nuevo las puntas abiertas poco a poco. Esa es la diferencia.

El Noom Burner ha empezado a fabricarse en València. En este momento, De la Fuente negocia una salida comercial que podría tener que ver con la exclusividad para algún grupo internacional de franquicias. No obstante, mantiene de momento distintas posibilidades abiertas y no descarta la venta a fabricantes industriales y la vía de los royalties para su utilización, dada la demanda de la técnica a partir de las campañas de las top models en sus redes sociales: “ha sido algo totalmente inesperado, pero nos viene genial. Ha coincidido en el tiempo este auge por el quemado del cabello y el final del proceso de diseño y patente en el que hemos invertido tanto”.

Estas tijeras quemadoras apenas han dado sus primeros pasos en el circuito de los salones tras la certificación como producto registrado internacionalmente. Pero, mientras el peluquero incendiario escoge el camino más adecuado para su distribución y venta, de momento ya puede disfrutarse con total cotidianidad en su peluquería. Allí y en Zamora, en la peluquería que ahora regentan sus hermanas (Peluquería Leo de la Fuente) y en la que un día, hace 30 años, su padre le quemó por primera vez el pelo. Entonces a Chema de la Fuente aquella idea le olía a chamusquina, pero hoy le puede convertir en el hombre más deseado por los millones de afectados de alopecia en el mundo. Quién sabe.

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Sobre la firma

Eugenio Viñas
Es periodista y creador de contenidos. Crea formatos de audio en Podium Podcast, es colaborador de La Ventana de la SER y publica entrevistas y perfiles en EL PAÍS.

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