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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

París y Berlín se reencuentran

La solidez del eje francoalemán es imprescindible para avanzar en la agenda europeísta de Macron

Emmanuel Macron recibe este viernes a Angela Merkel en el Palacio del Elíseo.
Emmanuel Macron recibe este viernes a Angela Merkel en el Palacio del Elíseo.Aurelien Meunier (Getty Images)

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La imagen de ayer en el Elíseo de Angela Merkel, líder ya de un Gobierno alemán estable, junto al presidente Emmanuel Macron ha simbolizado el momento que Europa esperaba desde hace diez meses. Las dificultades de la canciller para formar gobierno obligaron a aplazar las iniciativas europeístas del mandatario francés, pero ahora el tiempo apremia. En un uno año hay elecciones europeas y el bloque habrá de adaptarse con un importante socio menos, Reino Unido. Es el momento de reiniciar el eje francoalemán y de poner a prueba las reformas que ambos países parecen dispuestos a aplicar.

La reeditada Gran Coalición alemana de conservadores y socialdemócratas promete facilitar la senda marcada por Macron. El acuerdo contiene, de hecho, planes prometedores, como el incremento de las aportaciones a Bruselas en un momento en el que Berlín exhibe un récord de superávit. El refuerzo de la eurozona, para la que París quiere un ministro específico y un presupuesto exclusivo es, probablemente, uno de los objetivos en los que más rápidamente se pueda avanzar. Más incierta se adivina la unión bancaria, que conllevaría después un sistema europeo de garantía de depósitos que Berlín considera prematuro. Por lo demás, la estrecha relación entre Berlín y París va a ser esencial para afrontar las convulsiones internas que vive la Unión Europea tras la victoria de los antisistema en Italia, las derivas antidemocráticas en el Este y la rebelión de los ricos del Norte.

Son síntomas preocupantes que tal vez faciliten, paradójicamente, una mayor cohesión de la eurozona y la llamada Europa de dos velocidades. La reacción conjunta de solidaridad con Reino Unido por el envenenamiento de un espía ruso es una primera prueba de que los dos grandes van a tomar decisiones de calado sin esperar a otros. París y Berlín están más sintonizados que antaño. Incluso lo demuestran con esas políticas más restrictivas sobre inmigración y asilo a ambos lados del Rin para debilitar a sus partidos xenófobos.

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