Cuando nosotras fuimos machistas
Ocho mujeres del mundo de la cultura, la política y los medios de comunicación confiesan sus propios micromachismos con motivo del Día Internacional de la Mujer
Ana Rosa Quintana reconoce que en demasiadas ocasiones usa la expresión "coñazo" para describir una película o una reunión. "Está muy mal, sé que lo tengo que corregir porque son pequeñas cosas que alientan el machismo”, admite la presentadora de Telecinco. La portavoz de Podemos en el Congreso, Irene Montero, confiesa que ha sido más exigente con alguna compañera de profesión que con un hombre. A la escritora Almudena Grandes y a la periodista Pepa Bueno han sido sus hijas las que muchas veces les han llamado la atención por actitudes machistas. “Y confieso que me he asustado cuando mi hijos me han puesto en mi sitio”, dice Grandes. Para Yolanda Besteiro, presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas, es en la escuela y desde muy pequeñas "donde tenemos que ser conscientes de actitudes machistas". Con motivo de la celebración del Día de la Mujer y de la huelga feminista del 8 de marzo, ocho mujeres confiesan a EL PAÍS sus micromachismos cotidianos, aquellos que en los que ellas mismas incurren y que les obligan a estar vigilantes. “Me descubro en muchas ocasiones siendo más exigente con el cuerpo de una mujer que con el de un hombre”, reconoce la guionista Isa Calderón. “Todas cometemos micromachismos involuntarios que son objeto de nuestra educación”, afirma la actriz Leticia Dolera. Aunque lo importante, como asegura la galerista Topacio Fresh, “es tomar conciencia y no ir contra nuestro propio género, ni siquiera con el lenguaje”.
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