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Estereotipos y perfil étnico en el supermercado

Una cadena holandesa clasificaba a sus clientes en función de la raza y los ingresos

Isabel Ferrer
Supermercado Albert Heijn. Holanda.
Supermercado Albert Heijn. Holanda.JASPER JACOBS © GETTYIMAGES

Tradicional”, “familia moderna”, “estándar”, “superior”, “superior urbano” y “ofertas” son las seis categorías de clientes que deben memorizar los empleados de Albert Heijn, la principal cadena holandesa de supermercados. Suenan bien, pero la imagen que las acompaña ha levantado tal repulsa que la firma ha suprimido el cursillo que las ilustraba. Y es que mientras las cinco primeras iban acompañadas del dibujo de personajes blancos —solo el padre de la familia moderna no parece occidental autóctono—, los supuestamente abonados a lo más barato son de raza negra. En la cesta de la compra de las “ofertas”, además, “apenas hay cosas frescas, ya sea fruta o verdura, y prefieren la marca blanca de la casa”. Eso sí, “residen en todo el país, en especial en las grandes ciudades”.

El estereotipo alcanza por igual al cliente “superior”, encarnado por un varón joven con aspecto de haber cursado estudios superiores. “Sus ingresos son superiores a la media, ya sea un pensionista o una familia con niños, que prefiere género orgánico y marcas especiales de queso, chocolate y vinos”, reza el folleto informativo. Pero las diferencias entre las categorías “familia moderna” y “ofertas” superan incluso los intereses mercantiles del supermercado. Así, mientras en la primera sonríen unos padres con sus hijos —chica y chico—, la madre negra en busca de precios bajos va con un niño de la mano. Una situación que encaja con el resto del retrato robot elaborado por los expertos de Albert Heijn: “En estas casas hay una o dos personas, con ingresos inferiores a la media”.

Aunque las críticas han arreciado ahora, el cursillo llevaba dos años en marcha sin que la dirección de la cadena hubiese reparado en el tono de perfil étnico aplicado a su clientela. Ante la repulsa interna de los cursillistas, amparados en el anonimato para no perder la plaza, y las críticas externas, las imágenes han desaparecido de la web de la firma. “Estos perfiles se usaban para ajustar las necesidades del cliente a nuestros productos, pero las imágenes, que no pretendían ofender, no han sido bien escogidas”, admiten fuentes de Albert Heijn.

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