A por los votos que les robó Podemos

Pedro Sánchez y sus asesores tienen claro que la única forma de recuperar el lustre perdido por el PSOE es volver a conseguir los dos o tres millones de votos que Podemos les arrebató en 2015. Es posible que tengan razón, pero solo a medias. Porque si para recuperar los votos que les robó Pablo Iglesias hay que caer en la misma deriva populista que el líder morado, es muy probable que los ciudadanos de centro y de centro izquierda que todavía votan socialista, acaben apoyando a un Albert Rivera crecido tras el éxito de su partido en las elecciones catalanas.

El secretario general del PSOE reapareció ayer para inaugurar el año con un decálogo de propuestas que pretendían consolidar el giro a la izquierda con el que ganó las primarias en mayo pasado. Los diez mandamientos de Sánchez tienen sentido, aunque podían ser cinco o 20. Además, es muy de agradecer que alguien haga propuestas al margen de la cuestión catalana, que ha acabado por convertirse en un problema crónico.

Sin embargo, Sánchez mezcló algunas propuestas de izquierdas con mensajes populistas, sin querer disimular su jornada de pesca en caladeros podemitas: “Me identifico con los votantes de Podemos”, dijo, antes de acusar a Iglesias de asociarse siempre con el bloque independentista, en Madrid y en Barcelona. Incluso le robó el tono cuando lanzó su mensaje estelar de la mañana: “Si los españoles contribuyeron con el sudor de su frente al rescate de la banca, es justo que ahora sea la banca quien ayude a sostener el sistema pensiones”.

Ese tipo de frases (casi tuits) pueden servir para ganar unas primarias o para levantar de sus asientos a los asistentes a un mitin en un polideportivo. Pero sus asesores deberían saber que el estilo populista no es bueno para recuperar la opción de izquierda de gobierno que pretenden. Para tener opciones de llegar a La Moncloa hay que ser un político confiable y eso pasa por algo más de profundidad en sus propuestas.

El PSOE tiene la oportunidad de recuperar varios millones de votos desde el centro a la izquierda. Aunque para eso hay que mostrar una hoja de ruta coherente y olvidarse del tacticismo. Ayer asistió una multitud al desayuno de Sánchez, pero no había casi nadie importante; solo docenas de altos cargos socialistas. Es una mala señal, porque una rentrée como la de ayer debería de haber convocado a otro público deseoso de comprobar si se está fraguando una verdadera alternativa de gobierno.