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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Si Cataluña no preocupa, Rajoy no tiene excusas

El dato del CIS es una mala noticia para un presidente que ha utilizado el secesionismo para persistir en su inmovilismo

Mariano Rajoy, en la inauguración este martes de la octava edición del foro financiero Investors Day.Foto: atlas | Vídeo: ZIPI (EFE) | atlas
Gabriela Cañas

¡Vaya por Dios! Ahora resulta que a los españoles ya no les preocupa tanto la independencia de Cataluña. De ser percibido como el segundo principal problema del país hace solo tres meses, en diciembre bajó a un modesto quinto puesto, según el último barómetro del CIS, y entra, por tanto, dentro de lo probable que ahora le quite el sueño a muchos menos ciudadanos todavía. Independientemente de que tal percepción sea o no ajustada a la realidad, lo cierto es que este barómetro mete presión a un presidente del Gobierno que, acomodado en su “estrategia del caracol”, como la definía con acierto Sol Gallego-Díaz este pasado domingo, ha encontrado en Cataluña la coartada ideal para persistir en su rentable inmovilismo.

El desafío independentista ha sido para Mariano Rajoy una buena excusa para frenar la tarea legislativa, abandonar la política internacional y paralizar reformas e iniciativas domésticas. La lista es extensa. Por poner algunos de los ejemplos más notables, se puede citar el nuevo sistema de financiación autonómica, que sigue esperando que el cielo se despeje solo. Tampoco ha habido tiempo para negociar los Presupuestos Generales del Estado —prorrogados de manera automática desde el pasado día 1 de enero— aunque sí para prepararlos asegurándose con el cupo vasco el apoyo del PNV. Tampoco hay lugar para hacer efectiva la aprobada reforma de RTVE, que desencallaría si el partido gobernante facilitara el nuevo sistema que él mismo anuló al llegar al poder. Disminuye el paro, pero la desigualdad y la precariedad laboral siguen al alza y las cuentas públicas —especialmente las de la Seguridad Social— no cuadran. ¿Mala gestión? ¡No! La economía española va muy bien, decía Rajoy ayer en contra de la masiva opinión de los españoles, y el secesionismo catalán es “la única sombra” que se cierne sobre ella. Por no hacer, Rajoy ni siquiera está dispuesto a renovar su partido en Cataluña después del batacazo electoral del 21 de diciembre. Es bien sabido que en su formación hay apego a las decisiones en diferido.

Sí, el dato del CIS es una mala noticia para Rajoy. El secesionismo ya le obligó a aplicar el 155 y, ahora, agotado por ese esfuerzo contrario a su temperamento, se queda sin argumentos ante el electorado para seguir echando balones fuera. Para colmo, la corrupción y el fraude vuelven a situarse en el segundo lugar de las preocupaciones de los españoles, dice el CIS, y en este terreno al PP le aguardan más de cincuenta sonoros escándalos en manos de la justicia desde el caso Púnica hasta el caso Lezo pasando por las distintas piezas de la Gürtel.

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Una buena gestión del temporal que dejó a miles de automovilistas varados en una autopista hubiera mitigado el mal momento que atraviesa este Gobierno que —¡cómo no!— busca chivos expiatorios en la política de comunicación. La solución mágica, según el coordinador general del PP, Fernando Martínez-Maíllo, es “explicar las cosas de manera diferente y por distintas personas”. La política, por lo visto, puede esperar.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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