Toni Garrn, una modelo activista sobre la pasarela
La alemana debuta como actriz y se centra en su fundación
Fue una auténtica coincidencia. Corría el verano de 2006 y el mundo tenía los ojos puestos en Alemania. El país europeo recibía a miles de fanáticos enloquecidos por la celebración de la Copa del Mundo y Antonia Garrn, de penas 14 años, caminaba por las calles de su natal Hamburgo cuando, en medio de una ciudad llena de turistas su belleza y espontaneidad llamaron la atención de Claudia Midolo, la dueña de Modelwerk, una agencia de modelos alemanas.
Han pasado 11 años de aquel día y Toni, como es conocida en la industria, ha protagonizado más de 17 portadas de prestigiosas revistas incluida Vogue; su nombre está en la lista de las 50 modelos más codiciadas del mundo; ha sido ángel de Victoria’s Secret y tiene su propia fundación filantrópica.Toni Garrn es mucho más que una cara bonita.
“Cuando me descubrieron tenía 14 años y honestamente yo no sabía nada de moda. Es más, la única vez que miraba Vogue era cuando estaba en el médico. Así que para mi era todo diversión. Me gustaba, pero no era un trabajo a tiempo completo, no lo fue hasta que cumplí 18”, recuerda la modelo de 25 años afincada en Nueva York. Sus padres le permitieron aceptar el trabajo como maniquí con la condición de que tenía que terminar el colegio.
Y cumplir con tal condición resultaba difícil en algunas ocasiones. “Usualmente viajaba a Nueva York los viernes y el domingo me subía de nuevo en un avión de regreso a casa. Cuando aterrizaba mi madre me estaba esperando para ir a la escuela”. Y su vida no ha cambiado tanto. Pasa más tiempo arriba de un avión que en tierra.
Cuando está abajo de las pasarelas Garrn no usa maquillaje, tampoco tacones -mide 1,81 metros- viste sudaderas negras y pantalones de deporte “odio ser el centro de atención”. Así se muestra también en su habitación en Madrid, a donde llegó el pasado noviembre para ser una de las invitadas de honor en la fiesta de los 25 años de Calzedonia en España. Y cuando no está trabajando solo piensa en compartir con sus amigos y familiares. “Paso tanto tiempo sola que cuando tengo tiempo libre quiero estar con mis seres queridos”.
Haber comenzado tan joven en una industria que puede llegar a ser tan frívola como la moda no le ha quitado los pies de la tierra. Más allá de ser imagen de firmas de lujo y de haber sido novia del oscarizado actor Leonardo DiCaprio, ToniGarrn quiere la igualdad de género, aplaude la valentía de las mujeres que se han atrevido a denunciar los casos de acoso y violación en Hollywood, y aunque a ella jamás la haya tocado nadie sin su permiso admite que ha estado en situaciones en las que se ha sentido incómoda. “Nunca antes he contado esta historia y no diré el nombre de él, pero un fotógrafo en una ocasión me dijo: Por favor después de la sesión ven a mi tráiler que está al lado. Yo no le hice ni caso, me fui directo a casa, ni siquiera se me pasó por la mente tener que responderle”, revela a EL PAÍS. “Yo disfruto de la moda, pero fui educada para terminar mis estudios no para tener que soportar este tipo de cosas. Si alguien es grosero conmigo, entonces yo respondo de la misma manera. No pienso aguantar algo que no me gusta solo porque se trata del jefe. Quizá por eso he perdido algunos trabajos, pero me siento a gusto de ser así”, remata.
A sus 25 años su vida profesional está dando un giro un tanto distinto. La alemana realizó su debut fílmico el pasado 8 de noviembre en la cinta Oscar Pistorius: Blade Runner Killer, el drama que narra la vida del medallista olímpico condenado por el asesinato de su novia Reeva Steenkamp, la madrugada del día de San Valentin de 2013. “Llegué a tener tanta empatía con Reeva, a conocerla tan bien, que hubo momentos en los que no podía ni ver a Andreas Damm -interpreta a Oscar Pistorius-. Estaba tan enfadad con él, sentía que era el diablo”, cuenta de su experiencia y añade que hubo momentos en los que quería llamar a la familia de Steenkamp para darle las condolencias “pero sabía que seguramente no es un tema cómodo para ellos” y por eso se abstuvo. Una que le ha dejado tan buen sabor de boca que está dispuesta en seguir aprendiendo. “Quiero interpretar muchos y diferentes papeles. Me gustan las películas de acción”.
Quizá su faceta preferida no tiene nada que ver con el glamour. Sino más bien con su trabajo con las niñas en Zimbabue. “Abrí mi fundación - en 2016- porque quería tener un lugar donde toda la gente que me ayudaba a recaudar dinero paras los proyectos filantrópicos estuviera centralizado, pero comencé a trabajar por las niñas del mundo desde mucho antes”, explica la modelo. Uno de sus últimos proyectos es construir un hostal cerca de una escuela en Zimbabue donde las niñas puedan dormir entre semana. “Las niñas muchas veces tienen que caminar casi 15 kilómetros para ir a la escuela. Entonces se nos ocurrió que lo más sostenible era construir hostales en el campus, así las niñas pueden vivir allí y no tener que caminar tanto. Caben unas 30 adolescentes”, explica la modelo que se siente afortunada de trabajar en “la única industria en donde las mujeres ganan más que los hombres”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.