Residente en Invernalia
Es tentador quedarse a vivir en la exposición sobre 'Juego de tronos', con la que está cayendo
Ahí estoy, aferrado a la espada de Jon Nieve, pronunciando en bucle el juramento de la Guardia de la Noche, y olé. “Escuchad mis palabras, sed testigos de mi juramento, la noche se avecina, ahora empieza mi guardia, no terminará hasta el día de mi muerte...”. No hay quien me saque de la exposición sobre Juego de tronos que se exhibe en Barcelona y ofrece una buena alternativa a la actualidad. La verdad es que me encuentro mucho mejor en los Siete Reinos que en la vida real, oye. Me parece que me voy a quedar hasta que llegue el invierno (¡el día 21!), por lo menos. Y mira que estoy montando cola: son muchos los que quieren arrebatarme a Garra, el mandoble que le regaló el Lord Comandante a Jon, costumizado con una cabeza de lobo en la empuñadura. A ver quién me lo quita. Soy el vigilante del Muro, ¡atrás! “Vale, tío, pero el niño quiere coger un momento la espada, le dejas o llamo a seguridad”. Ah, digo cambiando de registro, soy Sansa Stark de Invernalia. Esta es mi casa y no puedes atemorizarme. Pero por si acaso suelto el acero valyrio -ya volveré a por él-.
Retrocedo hasta la sala de los Rostros de Braavos, donde, por la magia de la exposición, veo aparecer el mío junto a los de otros visitantes, invariablemente más jóvenes y de aspecto más cuerdo. Paso bajo los estandartes de las casas, acaricio (cuando no me ve nadie) la cabeza de dragón sintiéndome un Targaryen, llego hasta Desembarco del Rey. Me giro al notar a alguien a la espalda, pero no veo a nadie hasta que miro hacia abajo. Es Tyron Lannister. “No es fácil estar borracho todo el tiempo; todos lo estarían si fuera fácil”. Alrededor brillan las espadas, se respira épica y peligro por todas partes. Aventura. Sexo (moderado, que hay niños). Decidido: me quedo a vivir aquí y que salga el sol por Antequera, uy, por el Mar Dothraki. Aprovecho un despiste y me siento en el Trono de Hierro, cuidando de no pincharme. Me apoltrono. Quien fue a Sevilla... De aquí ya no me sacan. Como dice Jaime Lannister, el Matarreyes: “Hay que ver las cosas que uno hace por amor”.
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