Niñato, la peli de barrio sobre un padre que sueña con triunfar en el hip-hop
Tras conseguir premios en los festivales de Buenos Aires y Sevilla, el director debutante Adrián Orr se ha convertido en una de las revelaciones de la temporada
"Conozco a David desde hace muchos años, desde la época de Instituto. Crecimos en el mismo barrio y durante mucho tiempo participamos en el mismo grupo de hip-hop. Años más tarde, abrió un nuevo capítulo en su vida al ser padre y convertirse 'oficialmente' en adulto. Siempre he admirado cómo, a pesar de sus nuevas responsabilidades como padre, ha mantenido intacta su pasión por hacer música. La misma pasión que tiene cuando está con los niños".
De este modo presenta el director Adrián Orr al protagonista de Niñato, su primer largometraje, un padre de tres hijos soltero. Un film en el que se borran las fronteras (si es que las hay) entre realidad y ficción para narrar una historia humana, cercana y de barrio. Niñato aún no tiene fecha de estreno en España, pero los premios en el BAFICI de Buenos Aires y en el reciente Festival de Cine Europeo de Sevilla la han convertido en una de las sorpresas del cine español de esta temporada. Ahora, es el film encargado de inaugurar el festival Márgenes, que se celebra en Madrid, Barcelona y otras cuatro ciudades en el mundo, hasta el 23 de diciembre. Vamos a charlar con su director.
David, el protagonista de la película, es tu amigo de toda la vida, ¿cómo le planteaste el proyecto?
Primero le propuse participar en un corto de ficción interpretándose a sí mismo. Por problemas de producción tuve que cancelar ese proyecto. Años más tarde, retomé la idea pero desde una óptica más documental. Busqué otra manera de rodar lo que años antes las carencias de medios me lo habían impedido. Así hicimos Buenos días resistencia. Convencerle para este proyecto no fue fácil. Creo que fueron un par de años de conversar e ir dejando caer poco a poco la posibilidad de filmar. Contarles qué me interesaba de ellos, cómo sería mi punto de vista... Creo que el amor que tengo por su familia y nuestro respeto mutuo fueron decisivos para que aceptase la propuesta. Todos disfrutamos el proceso y del resultado del corto. Por eso cuando les expliqué la idea del largo fue mucho más sencillo.
Fueron cuatro años grabando, un proceso largo. ¿Cómo lo estructuraste?
Creo que en total fueron casi cinco años y medio de rodaje con la época del corto incluida. Una de las ideas principales de la película era explorar la representación del tiempo. Decidí que solo filmaría en otoño e invierno. No quería mostrar variaciones grandes de luz ni de clima con el paso de los años. Quería construir la apariencia de un tiempo continuo en la película que representara la rutina de David. Creo que como adultos nos cuesta medir el paso del tiempo. Nuestros días van avanzando y nosotros casi no lo percibimos, y eso influye en qué hacemos o dejamos de hacer. Pero por otro lado, y para poder contar ese paso de tiempo, me serví de la figura de los niños. Son ellos con su transformación, sus aprendizajes, los que nos cuentan el paso del tiempo.
Estas dos representaciones temporales creo que consiguen transmitir en el espectador un peso del tiempo que determina el sentido de las imágenes, y que coloca a los personajes en otro lugar.
¿Cómo fue la experiencia de trabajar con un amigo? A veces eso puede ser un problema.
Creo que mi propuesta está basada en nuestra confianza mutua y mi amor por la familia. Ellos sabían que siempre los iba a filmar con respecto, sin juzgarlos. Pero trabajar con un amigo no siempre es tan fácil. Tener confianza y conocernos tan bien me permitió filmar una cierta intimidad de David y su familia que posiblemente otro no hubiese podido. Pero también les permitió a ellos decidir sobre el proyecto y decirme “hoy no me apetece filmar”, o “para de grabar ahora que no quiero que esto se quede en la película”.
A mí me parecía importante que ellos participaran activamente en el proyecto, pero a veces tienes que ser persuasivo para filmar aquello que crees que les va a representar mejor.
Soy amigo de la familia desde hace muchos años y la película transformó nuestra relación. Se intensificó. Tenía que visitarles en horarios diferentes a los que lo sueles hacer cuando vas a saludar o a tomar café. De cierta manera me instalé en su casa, pasé muchas horas compartiendo momentos con ellos, siempre llevaba mi cámara pero no necesariamente tenía que grabar.
Y, David, ¿cómo se ha visto en pantalla?
Es difícil tener distancia con uno mismo cuando te ves en una pantalla. Hay mucha información que añades a cada escena que el espectador no tiene y que David ponía condicionando su perspectiva. La primera vez que la vio, igual que pasó cuando vio Buenos días resistencia, no acabó de gustarle, tenía muchas dudas e inseguridad. Se veía muy expuesto. Ahora es diferente. El paso del tiempo ha cambiado su perspectiva. Creo que la proyección del otro día en el Festival Europeo de Sevilla con los niños cambió definitivamente su percepción. Ese nuevo visionado le acercó a lo que el espectador siente cuando la ve, a lo que Oro, Mia y Luna (sus hijos) sintieron cuando la vieron (era su primera vez). Para todos nosotros fue una noche emocionante, en la que sentí que la película les devolvía un poco del amor que ellos me habían dado durante todo el proceso de grabación. Que la película era importante y útil para ellos también.
En el film se borran las fronteras entre realidad y ficción, ¿siempre fue este tu compromiso?
No pienso mucho en géneros cuando filmo. Uno de los retos en la película era conseguir representar la intimidad de la familia como se ve en los filmes de ficción pero partiendo de lo real, desde el documental. Intentar que momentos muy ordinarios se transformaran en momentos extraordinarios en la pantalla gracias a las herramientas del cine. Quería que el espectador sintiera la verdad de esos momentos representados. Por eso nunca dirigí las emociones de los 'personajes'. Aprendimos juntos a hacer una película con los medios que teníamos. Pero sí quería filmar a David preocupado, o a Oro enfadado o durmiendo, tenía que estar allí cuando eso sucediera de verdad, no quería condicionarles en ese sentido.
La película se puede acercar a la ficción pero por otras razones, más relacionadas con la forma y el montaje. La manera de filmar, el trabajo de la cámara y del sonido sí están más cerca de lo que solemos ver en el cine de ficción, y esa era mi intención.
¿Qué referentes visuales manejaste para Niñato?
Tengo muchos referentes, desde la representación de la familia en el cine de Ozu o Ford pasando por Pasolini, Cassavetes, Pialat, los hermanos Dardenne o Cristi Puiu. He aprendido mucho viendo sus películas y seguro que todos me han condicionado. Pero, como dice Pedro Costa, creo que cuando vas a filmar tienes que olvidarte de todo ese cine que viste y pensaste y encontrar tu mirada.
Niñato habla sobre la paternidad y también sobre la cultura del hip-hop, dos mundos en principio muy alejados, ¿te interesa la cultura urbana o simplemente llegaste a ella a través de David?
Fui DJ del grupo de David durante varios años. Me siento parte de la cultura del hip-hop, me he criado con ella. Ha sido a través del hip-hop como empecé a tener curiosidad por otro tipo de músicas y conocer otro tipo de arte. Para mí, el cine y el hip-hop están muy cerca. Con ambos me represento, me expreso. El digital ha permitido acceder al cine a unas clases sociales que tradicionalmente han sido representadas desde fuera. Creo que hay un tipo de cine hecho con muy pocos medios, muy creativo, que explora el lenguaje audiovisual de una manera parecida a como lo hacen los músicos de jazz o hip-hop, que consiguen mirarse y tener voz propia.
Premios en BAFICI y Sevilla, ahora inaugura Márgenes ¿te esperabas esta buena reacción ante tu película?
Hacer una película siempre es muy difícil. Conseguir estar seleccionado en festivales importantes también es muy difícil. Ganar premios es cuestión de suerte. Los premios no puedes esperarlos. Si llegan, llegan, y hay que aprovecharlos, pero no hacen una película mejor o peor. Por supuesto que es muy gratificante recibir un premio y buenas críticas, estimula a seguir trabajando y a que la película tenga más difusión. Creo que es un poco lo que está pasando con Niñato. A finales de noviembre se estrena en salas en Argentina y Uruguay; también espero poder hacerlo en España el próximo año y eso sin duda se debe a esa buena acogida que está teniendo la película y los premios en festivales.
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